Dos peatones en caminos distintos... y con destinos diferentes




1. Los “modos” de un dirigente

El rechazo de la “pareja presidencial” hacia López Obrador fue creciendo a la par de la candidatura del tabasqueño. Con sus conferencias mañaneras (y la amplia cobertura que le brindaban los grandes medios de comunicación — hoy enemigos declarados del perredista —), el jefe de gobierno de la Ciudad de México le iba marcando la agenda a Los Pinos... y al resto de la clase política. Aunque uno estuviera en el rincón más apartado del país, sabía lo que había dicho Fox (bueno, cuando lograba articular algo comprensible), lo que había dicho AMLO, y, a lo largo del día, cómo se pronunciaba el resto del elenco de la política mexicana sobre lo dicho... por el gobernante del DF. Para Fox eso no parecía representar mayor problema... por un tiempo. En un programa televisivo, López Obrador se decía desconcertado por la repentina animadversión del “señor presidente” (recuerden aquello de “hay que cuidar la investidura presidencial”). “Si era mi amigo, no sé qué le pasó”, dijo entonces AMLO. Bueno, lo que pasó es que la “investidura presidencial” era ya de una pareja: la formada por Vicente Fox y Martha Sahagún. Y “la señora Martha”, como le dice su marido, quería y quiere ser, no la señora del presidente, sino “la señora presidenta”.
Si suena a nombre de obra de teatro, no es accidental. En la comedia que se representaba día a día en Los Pinos, la señora Sahagún tenía siempre el papel estelar (aunque no siempre el más afortunado, no hay que ser exigentes). Doña Martha arrancó su larga, y por ahora, truncada carrera a la silla presidencial desde muy temprano.Precisamente cuando sólo López Obrador aparecía en el escenario como el más fuerte aspirante.Pero, mientras se iba deshaciendo de los personajes incómodos (para ella) del gabinete y del círculo cercano a Fox, Martha veía con desesperación que AMLO se mantenía. No se necesitaba mucho seso (y de por sí no lo tienen) para darse cuenta de quién sería el rival de la señora Martha en caso de que ella fuera la candidata de Acción Nacional.
La maniobra de los “videoescándalos” fue el primer indicio de un combate en serio para tratar de sacar a AMLO de la carrera presidencial. El combate pasó a la categoría de batalla con el intento de desafuero. Si en los videos se veía la mano del gobierno de Fox, en lo del desafuero el descaro fue total. Una movilización ciudadana creciente (que López Obrador desactivó) le propinó a Fox una derrota aplastante. Pero en política no hay batallas finales.
Mientras tanto, López Obrador se iba construyendo una candidatura, es decir, una imagen. Claro que para lograrla no bastaba el balcón privilegiado del gobierno de la Ciudad de México, en el PRD seguía pesando todavía mucho la figura de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Pero el gobierno del DF no era sólo la posibilidad de acceder a los reflectores mediáticos, también era dinero, mucho dinero. Y esa tonada tiene mucho “rating” entre la clase política en su conjunto, y ni se diga en la dirección perredista. Con discreta habilidad, AMLO se fue “ganando” las simpatías (y el control) del aparato del Partido de la Revolución Democrática... y de un importante sector de intelectuales, artistas y científicos. Para el primero, presupuesto. Para los segundos, interlocución y atenciones especiales.
En resumen, todo iba bien.
Fue entonces que algunos medios informativos soltaron un anzuelo que el lopezobradorismo se tragó con singular alegría: las primeras encuestas. Como en ellas aparecía con una escandalosa ventaja sobre el resto de los suspirantes, AMLO les dio credibilidad y las avaló. Consentido y adulado por la prensa en ese entonces, López Obrador olvidó una ley básica del pantanoso terreno de los medios: lo fugaz e instantáneo. Los medios hacen héroes (“y heroínas”, agrega Martita entusiasmada — si el diminutivo lleva “h”, ahí les encargo —) y villanos (“y villanas”, completa Elba Esther Gordillo) no sólo en las telenovelas, también en el escenario político. Pero como l@s hacen, l@s deshacen. El “maduro”, “prudente” y “responsable” jefe de gobierno de un principio, se convertiría después en el político “irresponsable”, “mesiánico” y “provocador”; y las encuestas que lo daban arriba, después lo pondrían abajo.
En la movilización contra el desafuero, se vio el primer indicador del “modo” de López Obrador. Aunque era evidente que no pocos de los que se movilizaron lo hacían contra la injusticia, y no porque lo apoyaran, AMLO usó ese movimiento para arrancar en forma abierta su carrera a la presidencia de México. Cuando la movilización se empezaba a convertir en movimiento (en algunos grupos empezó la inquietud de plantear problemas profundos como el lugar de la ciencia, el arte, la cultura, y, sobre todo, el del quehacer político) y el gobierno de Fox reculó, López Obrador mandó a la gente a su casa.
El objetivo: detener el desafuero y poner a AMLO en la parte más alta de la ola, se había conseguido y él se había comprometido a detener las movilizaciones. Así lo hizo.
El mensaje de López Obrador hacia el resto de la clase política (de la que él forma parte, no olvidarlo) y los señores (y señoras) del dinero había sido claro: “tengo no sólo la capacidad de convocar a una gran movilización, también de dirigirla, controlarla, dosificarla... y detenerla”.

2. L@s intelectuales de AMLO

En una parte del medio intelectual progresista empezó, desde entonces, a surgir lo que conocemos como el lopezobradorismo ilustrado. Esta tendencia iniciaría la construcción de una nueva clasificación para ubicar a quienes se movían o se asomaran al México político; el cual, a saber, se divide en dos: los buenos (los que están con AMLO — o sea los “simpáticos” y “populares” — ) y los malos (los que no están con AMLO — o sea los “envidiosos”, según Elenita — ). Cualquier crítica o cuestionamiento a López Obrador, así fuera tibio y quedo, era catalogado como un complot de la reacción, de Carlos Salinas de Gortari, de las fuerzas oscuras de la ultraderecha, del Yunque, de un conservadurismo embozado. Cuando ahora son un poco “tolerantes”, las críticas al lopezobradorismo se tachan de “sectarias”, “marginales”, “ultras”, “infantiles”.
Con un empecinamiento digno de mejor causa, este sector fue construyendo un pensamiento sectario, intolerante, déspota y ruin. Y lo hizo con tal eficacia que este pensamiento es el que guió a “los espejos” intelectuales de López Obrador en la campaña electoral, después en el movimiento de resistencia al fraude y, ahora, en la CND de AMLO.
Cuando el periódico mexicano La Jornada, cabeceó una de sus ediciones de agosto del 2005 (en ocasión de la primera reunión preparatoria de La Otra): “o están con nosotros o están en contra de nosotros” (algo así), se equivocó y no. La frase no fue dicha por Marcos. Pero fue y es dicha desde entonces por el lopezobradorismo ilustrado.
Este pensamiento (que empezó a consolidarse al pasar por alto el apoyo del PRD a la contrarreforma indígena) alentaría el cerrar ojos y oídos cuando los perredistas de Zinacantán, en Los Altos de Chiapas, atacaron a bases de apoyo zapatistas; y permitiría que los asesinatos de la defensora de los derechos humanos, Digna Ochoa y Plácido, así como el del joven estudiante Pável González, fueran manejados por el gobierno perredista del DF con una ruindad que luego se convertiría en rutina. En los casos de Digna y Pável, frente al crimen agregado de humillar la muerte de luchador@s sociales, voces honestas guardaron silencio... “para no hacerle el juego a la derecha”. El lopezobradorismo ilustrado tuvo entonces su primer triunfo, ilegítimo como todos los que ha obtenido hasta ahora.
Si los simpatizantes, militantes y directivos del PRD, este sector de intelectuales y el mismo AMLO, guardaron entonces silencio, era de esperar que nada dijeran cuando los asesinos de militantes perredistas ocuparan candidaturas bajo la bandera amarillo y negra.
Así fue.
Cuando alguien calla ante algo así, calla ante lo que sea. El fantasma del “innombrable”, Carlos Salinas de Gortari, acechaba por todas partes y todo se valía para enfrentarlo. Todo, hasta reciclar a los salinistas discontinuados... en el PRD y en el círculo cercano a López Obrador.
Con esa modalidad autóctona del “pensamiento único”, vino un nuevo sistema de evaluación, una nueva balanza para medir: una misma cosa tenía una valoración diferente dependiendo quién la hiciera o propusiera. Si la hacía o proponía AMLO o un@ de sus simpatizantes, entonces el acto o proyecto adquiría todas las virtudes imaginables; pero si era alguien que criticara a López Obrador, entonces era un proyecto de las “fuerzas oscuras” de la ultraderecha.
Cuando señalamos (en “La Imposible Geometría del Poder”) que el proyecto de AMLO era salinista, l@s intelectuales pusieron el grito en el cielo (todavía están allá arriba, histéric@s), pero cuando el encargado del plan económico lopezobradorista (el señor Ramírez de la O, asesor de política económica — y, para algunos, el que sería el secretario de Hacienda si AMLO llegaba a la presidencia — ) declaró, unos días antes de las elecciones, que su propuesta era el “liberalismo social”, similar al de Carlos Salinas de Gortari, es@s intelectuales voltearon para otro lado.
A todo esto, la derecha realmente existente seguía tan campante. Algunos de sus pensamientos y propuestas estaban ya en el entorno perredista: el “malvado” (y malogrado) Plan Puebla Panamá de Vicente Fox encontraría su “purificación” en el Proyecto Transítsmico de AMLO; la aprobación de la llamada “ley Televisa” por la bancada perredista en la cámara baja fue otro “error táctico”; las leyes menores y reglamentos, aprobadas también por ese partido, que le dieron legalidad al despojo de tierras indias no eran “tan graves”; la relación promiscua entre López Obrador y el empresario Carlos Slim era “política de altura”; la privatización del Centro Histórico de la Ciudad de México era “modernidad”; la colosal inversión en un segundo piso del periférico que comunica con una de las zonas más ricas del DF, al mismo tiempo que bajaba la inversión en transporte público, era un ejemplo de “buen gobierno” (y no una omisión en aquello de “primero los pobres”); el golpeteo al movimiento urbano popular era “poner orden”... y el caudillismo que se gestaba y cultivaba era... “el surgimiento de un nuevo liderazgo”.
Sin ningún indicio siquiera de que lo fuera, se decretó que López Obrador era de izquierda porque... porque... bueno, porque él lo dijo (bueno, a veces, a veces no, depende de a quién se lo dijera).
En el calendario se llegó al 3 y 4 de mayo, y la muerte y el dolor llegaron a San Salvador Atenco y Texcoco, en el Estado de México. Las encuestas dijeron que había que apoyar la represión o quedarse callados. Fecal dijo que bien, que magnífico, que eso era lo que había qué hacer. Igual un Madrazo cada vez más débil. Por el lado de la “izquierda”, la bancada perredista en el congreso mexiquense aplaudió la actuación de la policía y apoyó a Peña Nieto. Por su parte, López Obrador... guardó silencio. Atenco sería útil si servía para influir en las elecciones, pero las “mediciones” en los medios señalaron que no. El lopezobradorismo ilustrado se quejó levemente, sin convicción alguna, y a lo que sigue.
Se olvidó también que, durante todo el trayecto de su candidatura, AMLO se esforzó por ser agradable al sector empresarial. Si se revisan los discursos y declaraciones de su precampaña y campaña electoral, no tienen nada que ver con los que ha emitido después del 2 de julio. Una y otra vez les insistía a los políticos: “no va a haber venganza”. Y al sector empresarial le decía, textualmente: “no me tengan miedo”. Es decir: “no voy a afectar sus propiedades, ni sus niveles de ganancia, ni los usos y costumbres de la clase política”.
Para no ver eso, se necesitaba una miopía muy grave. Pero para verlo y luego quedarse callado, se necesitaba un cinismo que no dejará de asombrarnos.
Tiempo después, ya en la movilización contra el fraude, López Obrador dijo, en el Zócalo de la Ciudad de México, que con el triunfo de Juan Sabines en Chiapas se había detenido ¡el avance de la derecha! Que AMLO promoviera la balanza ésa que “purifica” (y hace de izquierda) a quienes lo apoyan, vaya y pase, después de todo él la creó. Pero que el lopezobradorismo ilustrado aplaudiera entusiasmado una estupidez de esa envergadura, era incomprensible... o una muestra palpable del grado de cretinismo alcanzado. El “detener el avance de la derecha en Chiapas” había significado reciclar al Croquetas Albores y al finquero autor de aquella famosa frase de “en Chiapas vale más un pollo que un indio” (Constantino Kanter). Quien se traga eso, se traga todo. Y si algo abunda en el lopezbradorismo ilustrado, son las ruedas de molino de ese tamaño.
En este “sano” ambiente de discusión y “alto” nivel de análisis, se llegó al primer día de julio con el lopezbradorismo ilustrado enarbolando no un programa progresista de participación ciudadana (es decir, pelearle a los partidos el terreno del quehacer político), o una propuesta novedosa en el arte, la cultura y las ciencias, sino una consigna llena de soberbia y altanería: “sonríe, vamos a ganar”. No, no llamaron a detener a la derecha (claro, ahora van a decir que sí lo hicieron). Llamaron a prepararse a celebrar el triunfo (eso sí, con mesura y madurez).
¡Ah! Iba a ser todo tan fácil, tan sin movilizaciones, tan sin represión, tan sin choques, tan sin confrontaciones políticas e ideológicas, tan sin debate, tan sin pugnas internas, tan en paz, tan en calma, tan estable, tan equilibrado, tan sin radicalismo, tan sin fuga de capitales, tan sin caída en la Bolsa de Valores, tan sin presiones internacionales, tan sin que nadie se diera cuenta, tan sin lucha de clases, tan-tan.
¿La represión? Bueno, para padecerla estaba La Otra Campaña, Atenco, l@s, es@s sí, “nac@s” y “vulgares”. Y nada de bloqueos de calles principales, así fuera por la legítima demanda de la libertad y la justicia para l@s pres@s de Atenco. Cuando La Otra bloqueó calles en solidaridad con nuestr@s compañer@s, la policía del DF arremetió para “garantizar el libre tránsito”. Decenas de jóven@s, estudiantes de la ENAH y del CCH Sur en su mayoría, fueron golpeados y gaseados en el periférico sur, y fueron perseguidos hasta dentro mismo de las instalaciones de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
El lopezobradorismo ilustrado dijo que bien, que bravo, que la calle, que los autos, que el bando número 13 (expedido por AMLO cuando fue jefe de gobierno), que la libre circulación, que los “ultras”, que el orden, que la estabilidad. Después de todo, eran sólo un@s chamac@s (y probablemente no votarían o ni siquiera tenían credencial de elector). O sea que, como dirían Alaska y Thalía, “a quién le importa”.
Tiempo después, la movilización en contra del fraude bloqueó, haciendo uso del legítimo derecho a la libre expresión, la avenida Reforma (creo que así se llama). Cuando los empresarios y la “gente bien” protestaron (pese a los apoyos fiscales) y pidieron la cabeza del jefe de gobierno del DF, Elenita Poniatowska entrevistó al asediado Alejandro Encinas. Él declaró que debía respetar y proteger la libertad de manifestación.
Tal vez conmovida por los sufrimientos de Encinas, Elenita “olvidó” preguntarle por qué las libertades valían y eran respetadas cuando se trataba de los simpatizantes de AMLO y no cuando se trataba de La Otra, o del movimiento de rechazados de educación superior, o de los movimientos que recurren a esas acciones para hacerse ver y escuchar. En el “olvido” de entrevistado y entrevistadora se escuchó claramente: “hay una ley para un@s (l@s que están conmigo) y otra para l@s otr@s (quienes no me apoyan-siguen-obedecen)”.
Pero la noche del 1 de julio, el lopezbradorismo ilustrado soñó que, con sólo acudir a una urna, el país cambiaría. Y ell@s soportarían con modestia, faltaba más, las muestras de agradecimiento del pobrerío (“mira mija, ahí va el doctor, él le dio clases al señor presidente y a su hijo; y allá van ésos que vimos en el templete, salúdalos porque son los que dirigieron nuestra liberación”), de los indios (de l@s zapatistas no, porque es sabido que son un@s desagradecid@s), de los obreros, de los campesinos, de las mujeres, de l@s jóven@s, de l@s ancian@s, de México pues. Y en el extranjero habría conferencias y mesas redondas. Y el lopezobradorismo ilustrado, eso sí, con modestia y mesura, contaría lo que hizo por México... manque sólo hayan estado arriba del estrado.
Pero llegó el 2 de julio y, con él, la Gordillo. Y con ella,… el fraude.

3. La movilización contra el fraude

Pero, después del desconcierto inicial y de que ya estaba listo el cadalso para aniquilar a Marcos, al EZLN, a La Otra Campaña, y a quienes se resistían a ser “purificados”, est@s intelectuales se dieron cuenta de que pasó lo que pasó. AMLO demostró, una vez más, que es más intuitivo e inteligente que el lopezobradorismo ilustrado. Supo medir bien que una movilización en contra del fraude dependía de lo que él dijera e hiciera... y dijo e hizo. Se levantó entonces una movilización popular, auténtica, legítima y justa: la movilización contra el fraude y, por consiguiente, contra la imposición de Felipe Calderón.
Se ha dicho que la movilización no fue ni es lo que se dice. Se habla de acarreos, de la descarada e impertinente intromisión del gobierno del DF y de la estructura del PRD, de que no eran ni son tantos como dicen que son. Puede ser. Lo que no tiene duda, al menos para nosotr@s l@s zapatistas, es que había y hay ahí, en esa movilización, personas honestas que estuvieron y están ahí por convicción y principios. Ellas merecen y tienen nuestro respeto, pero su camino lleva a un lado al que nosotr@s no queremos ir.
No compartimos con ell@s ni el camino ni el destino.
Y nuestra forma de respetarl@s es no meternos en su movilización, ni para disputarle a AMLO el liderazgo indiscutible que ahí tiene, ni para sabotear, ni por oportunismo, ni para “desengañar” a las masas (que son algunos de los argumentos y razones de organizaciones y grupos para estar ahí, aunque no están de acuerdo en la conducción de la movilización).
Las personas honestas que hay ahí, lo sabemos, piensan que es posible que la movilización se convierta en movimiento (con la CND), y que no dependa de un líder y de la estructura de control que se impuso a l@s convencionistas. Puede ser. Nosotr@s pensamos que no, y además pensamos que no sería ético “montarnos” o “aprovecharnos” de una movilización por la que no hemos hecho nada, como no sea mantener un escepticismo crítico.
Ahora bien, sobre la movilización contra el fraude y el intento de convertirlo en movimiento con la CND, decimos lo siguiente:

1.- La “conciencia” de AMLO respecto a la ilegitimidad de las instituciones aparece porque se desconoció su triunfo con un fraude. Otra cosa sería si se hubiera reconocido que ganó la presidencia.

2.- La Convención Nacional Democrática no estaba en el pensamiento lopezobradorista al arranque de su movilización. Si así hubiera sido, el plantón se hubiera aprovechado para analizar, discutir y debatir las diferentes propuestas que luego se votaron por aclamación el 16 de septiembre del 2006. La CND fue y es una forma de darle salida al plantón, y una forma legítima de empezar a construir un movimiento para llegar a la presidencia en el 2012... o antes, si se consigue la caída de Fecal.

3.- En la CND se impuso una dirección que, más que conducir el movimiento, se propone controlarlo. No hay ahí el mínimo germen de participación democrática en las discusiones y en la toma de decisiones, mucho menos de autoorganización. Esa dirección tiene sus propios intereses y compromisos (aunque la CND acordó el boicot a algunas empresas y productos, algunos de sus dirigentes declararon que no lo cumplirían — véase lo que Federico Arreola escribió en Milenio Diario, al día siguiente de la CND — ).

4.- El movimiento en formación del lopezobradorismo no apunta a una crisis de las instituciones (las que fraguaron y perpetraron el fraude). Si así fuera, se hubiera decidido que ninguno aceptara los cargos que obtuvo en las elecciones, lo que sí hubiera provocado una ruptura difícil de manejar. La CND no apunta hacia su autonomía e independencia. Por el contrario, sigue sujeta a la vieja clase política (hoy convertida a la “izquierda”).

5.- La mayoría, no tod@s, de quienes están en la dirección de la CND brillan por su corrupción, oportunismo y tendencia a la transa. Si, por un lado, se mandan “al diablo” las instituciones fraudulentas, por el otro se participa (dineros incluidos) en ellas. Las negociaciones están a la orden del día y faltan por venir algunas importantes: el presupuesto federal y el de la Ciudad de México.

6.- El lopezobradorismo ilustrado está dirigiendo sus ataques ahora hacia sí mismo, hacia quienes sí apoyaron a AMLO pero ahora lo critican. Las descalificaciones internas y purgas irán creciendo.

7.- La movilización tuvo y tiene destellos y brillos indudables: por ejemplo, la creatividad e ingenio en las acciones de denuncia contra algunas de las empresas cómplices del fraude (bancos, Wall Mart, etcétera); la participación convencida de gente de abajo; la justa y legítima rabia en contra de la prepotencia del PAN y del gobierno de Fox, así como contra el insultante desprecio que algunos medios de comunicación electrónica (Televisa, TV Azteca y las grandes cadenas radiales) dispensan a quienes participaron y participan en la movilización.


4. Abajo... Y, mientras tanto, en el México de abajo...

La gente honesta. - Abajo se encuentra la mayor parte de los que se movilizaron en contra del fraude electoral. Los que querían que AMLO fuera presidente porque ellos votaron por él y ganaron. Los que defienden el derecho a elegir democráticamente al gobierno. Los que no querían que se repitiera otro 1988. Los que tenían, y tienen, una sana desconfianza de los aparatos partidarios de la Coalición. Los que retan al poder existente y quieren que cambie el sistema neoliberal que ha estado rompiendo el tejido social y hundiendo al país.

Oaxaca. - El abajo también irrumpió en Oaxaca y tomó forma y camino con la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). La capacidad de veto de ese movimiento ha sido digna de tomarse en cuenta. No importa si los que ahí participan, votaron o no (o si lo hicieron por la Coalición o cualquier otra fuerza partidaria). Eso no es lo trascendental, sino que tienen una confianza en sus fuerzas que va más allá de sus dirigentes y de las coyunturas. Esa confianza les ha permitido, hasta ahora, decidir por sí mismos sus tácticas sin ceder a las presiones externas y a los consejos de las “buenas conciencias”. Como EZLN apoyamos este movimiento y tratamos de ver y aprender a través de l@s compañer@s de La Otra que ahí luchan. Nuestro apoyo no va más allá por dos razones: una es que es un movimiento de por sí complejo, un apoyo más directo podría provocar “ruido”, confusión y recelos; la otra es que varias veces el movimiento del pueblo oaxaqueño ha sido acusado de tener ligas con grupos armados, nuestra presencia directa haría crecer la campaña mediática que ya tienen en contra.

L@s Otr@s. - Y fuera de los dimes y diretes de la política de arriba, otra rebeldía se ha venido construyendo en lo más profundo de la sociedad: en los pueblos indios, entre los jóvenes maltratados por el poder (incluido el del PRD), entre los trabajadores de las maquilas, en l@s trabajador@s sexuales, entre las mujeres insumisas que viven con la angustia de que sus maridos emigraron hacia el norte, en las organizaciones políticas de izquierda que están convencidas que existe algo más allá del capital y de la democracia representativa, entre tod@s es@s que componen La Otra Campaña, que en todo el país existen, y que se están organizando e inventando otra forma de hacer política y de relacionarse con sus iguales-diferentes.
La Otra Campaña no es lo que ha salido en los medios de comunicación, tampoco lo que algunos de sus participantes dicen de ella, bueno ni siquiera lo que la Comisión Sexta del EZLN ha comentado de su andar. Es mucho más que todo eso. Es un torrente que sigue abajo, que todavía no se expresa del todo, que existe y se reproduce en el sótano de México.
Pero también abajo, existen millones, la mayoría, que no votaron. Que no creen en las elecciones (muchos de ellos, como nosotr@s l@s zapatistas, nunca han votado por convicción). Los que forman parte del México despreciado y humillado (y ahora el lopezobradorismo ilustrado los quiere despreciar y humillar más, achacándoles una supuesta derrota). Muchos de ellos son parte del México de los pueblos indios, que hace solamente unos años eran elogiados por su voluntad de lucha y resistencia.
Con éstos últimos, con l@s que no miran hacia arriba, estamos l@s zapatist@s. Y pensamos que es con ell@s que debe estar La Otra Campaña.
Porque algun@s de abajo, quienes estamos en La Otra, ya identificamos nuestro dolor y al enemigo que lo causa: el capitalismo.
Y sabemos ya dos cosas centrales: Una, que para librar esa lucha se requiere de la construcción de un movimiento social-político autónomo e independiente. Y la otra, que arriba no hay solución de fondo ni para los problemas económicos y sociales que aquejan al pueblo de México, ni tampoco frente al secuestro que la clase política ha ejercido en contra de la participación y organización del pueblo.
Nosotr@s, l@s zapatistas del EZLN, desde hace un año optamos por impulsar un movimiento nacional anticapitalista, y de abajo a la izquierda, que pasara por encima de la coyuntura electoral — en el que se podía estar independientemente de lo que cada quien decidiera sobre las elecciones —. Ahora hemos visto y aprendido muchas cosas. De los de arriba, de La Otra, de nosotr@s mism@s.
Pensamos que, se esté de acuerdo o no en la legitimidad o popularidad del movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador, ése no es el camino de La Otra, y, sobre todo, no tiene el mismo destino de quienes somos compañer@s en La Otra.
Nosotras, nosotros, La Otra, no buscamos quién nos dirija, ni a quién dirigir. Y no buscamos conseguir de arriba lo que se construye desde abajo.
Y es a ustedes, a nuestras compañeras y compañeros de La Otra, que les queremos hacer una propuesta...

(Continuará...)

Desde las montañas del sureste mexicano
Subcomandante Insurgente Marcos






Due pedoni su strade diverse... e con destini differenti

1. I "modi" di un dirigente

Il rifiuto da parte della "coppia presidenziale" per López Obrador è andato crescendo alla pari della candidatura del tabasqueño. Con la sua comunicativa (e l'ampia copertura che gli offrivano i grandi mezzi di comunicazione - oggi nemici dichiarati del perredista -), il capo di governo di Città del Messico stava scivendo l'agenda a Los Pinos... ed al resto della classe politica. Anche se uno fosse stato nell'angolo più remoto del paese, avrebbe saputo quello che aveva detto Fox (cioè, quando riusciva ad articolare qualcosa di comprensibile), quello che aveva detto AMLO, e durante il giorno come si era pronunciato il resto dell'elenco della politica messicana su quanto detto... dal governatore del DF. Questo non è che fosse il più grave problema di Fox... almeno per il momento. In un programma televisivo, López Obrador si diceva sconcertato per la repentina avversione del "signor presidente" (ricordate quando ha detto: "bisogna proteggere l'investitura presidenziale"). "Era il mio amico, non so che cosa gli è successo", disse allora AMLO. Bene, quello che è successo è che la "investitura presidenziale" era ormai della coppia: quella formata da Vicente Fox e Martha Sahagún. E "la signora Martha", come dice suo marito, voleva e vuole essere, non la signora del presidente, ma "la signora presidentessa".
Se sembra il nome di un'opera teatrale, non è un caso. Nella commedia che si rappresentava giorno dopo giorno a Los Pinos, la signora Sahagún aveva sempre il ruolo di protagonista (anche se non sempre quello di maggior successo, ma non bisogna essere troppo esigenti). Doña Martha ha iniziato la sua lunga, e per ora troncata, corsa alla poltrona presidenziale da molto tempo. E proprio quando López Obrador appariva sulla scena come il più forte concorrente. Ma, mentre si stava disfacendo dei personaggi scomodi (secondo lei) del gabinetto e del circolo vicino a Fox, Martha vedeva con disperazione che AMLO rimaneva lì. Non c'era bisogno di molto acume (e davvero non ce l'hanno) per rendersi conto di chi sarebbe stato il rivale della signora Martha nel caso che lei fosse diventata la candidata di Azione Nazionale.
La manovra dei "video-scandali" è stato il primo indizio di una lotta vera e propria per tentare di buttar fuori AMLO dalla corsa presidenziale. La lotta è poi diventata una battaglia col tentativo di esautoramento. Se nei video si vedeva la mano del governo di Fox, nell'esautoramento la sfacciataggine è stata totale. Una mobilitazione cittadina crescente (che López Obrador ha disattivato) ha propinato a Fox una sconfitta schiacciante. Ma in politica non ci sono battaglie finali.
Nel frattempo, López Obrador si stava costruendo una candidatura, cioè un'immagine. Indubbiamente per riuscirci non bastava il balcone privilegiato del governo di Città del Messico, nel PRD continuava a pesare ancora molto la figura di Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Ma il governo del DF non era solo la possibilità di accedere ai riflettori mediatici, era anche denaro, molto denaro. E questa canzone ha molta "presa" tra la classe politica nel suo insieme, e pure nella direzione perredista. Con discreta abilità, AMLO è riuscito a "guadagnarsi" le simpatie (ed il controllo) dell'apparato del Partito della Rivoluzione Democratica... e di un importante settore di intellettuali, artisti e ricercatori. Per il primo, finanziamenti. Per i secondi, interlocuzione ed attenzioni speciali.
In sintesi, tutto andava bene.
È stato allora che alcuni mezzi informativi hanno buttato un amo a cui il lopezobradorismo ha abboccato con singolare allegria: i primi sondaggi. Dato che vi appariva con uno scandaloso vantaggio sul resto degli aspiranti, AMLO ha creduto loro e li ha avallati. Viziato ed adulato dalla stampa in quei tempi, López Obrador ha dimenticato una legge basilare del paludoso terreno dei media: la fugacità e la subitaneità. I media fanno gli eroi ("e le eroine", aggiunge Martita entusiasmata) e i villani ("e le villane", completa Elba Esther Gordillo) non solo nei teleromanzi, anche sullo scenario politico. Ma come li/le fanno, così le/le disfano. Il "maturo", "prudente" e "responsabile" capo di governo dell'inizio, si trasformerà poi nel politico "irresponsabile", "messianico" e "provocatorio" ed i sondaggi che lo davano in alto, poi lo collocheranno in basso.
Nella mobilitazione contro l'esautoramento, si è visto il primo indicatore del "modo" di López Obrador. Anche se era evidente che non pochi di quelli che si erano mobilitati lo avevano fatto contro l'ingiustizia, e non perché l'appoggiassero davvero, AMLO ha usato quel movimento per dare una bella spinta alla sua corsa verso la presidenza dal Messico. Quando la mobilitazione si incominciava a trasformare in movimento (in alcuni gruppi era nata l'inquietudine per gravi problemi come il posto della scienza, dell'arte, della cultura e, soprattutto, del che fare politico) ed il governo di Fox è tornato indietro, López Obrador ha mandato la sua gente a casa.
L'obiettivo: fermare l'esautoramento e sollevare AMLO sulla cresta dell'onda, era stato raggiunto e lui si era impegnato a fermare le mobilitazioni. E così ha fatto.
Il messaggio di López Obrador verso il resto della classe politica (della quale fa parte, cosa da non dimenticare) ed i signori (e le signore) del denaro, era stato chiaro: "non ho solo la capacità di convocare una grande mobilitazione, ma anche di dirigerla, di controllarla, di dosarla... e di fermarla".

2. Gli/Le intellettuali di AMLO

In una parte dei media intellettuali progressisti è incominciato, allora, a sorgere quello che conosciamo come il lopezobradorismo illustre (o illustrato, o istruito - n.d.t.). Questa moda ha dato inizio alla costruzione di una nuova classificazione per ubicare coloro che si muovevano o si affacciavano sul Messico politico. E, probabilmente, si divide in due: i buoni (quelli che stanno con AMLO - cioè i "simpatici" e "popolari" -) ed i cattivi (quelli che non stanno con AMLO - cioè gli "invidiosi", secondo Elenita -). Qualunque critica o messa in discussione di López Obrador, anche se era tiepida e sommessa, era catalogata come un complotto della reazione: di Carlos Salinas de Gortari, delle forze oscure dell'ultradestra, del Yunque, di un conservatorismo coperto. Quando ora sono un po' più "tolleranti", le critiche al lopezobradorismo vengono tacciate di "settarie", "marginali", "ultras", "infantili.
Con un accanimento degno di miglior causa, questo settore ha man mano costruito un pensiero settario, intollerante, despota e vile. E l'ha fatto con tale efficacia che questo pensiero è quello che dopo ha guidato "gli specchietti" intellettuali di López Obrador nella campagna elettorale, nel movimento di resistenza alla frode ed ora, nella CND di AMLO.
Quando il quotidiano messicano La Jornada, ha intitolato una delle sue edizioni di agosto del 2005 (in occasione della prima riunione preparatoria dell'Altra): "o stanno con noi o stanno contro di noi" (o qualcosa di simile), si è sbagliata e non. La frase non è stata detta da Marcos. Ma è stata detta ed è pronunciata da allora dal lopezobradorismo illustre.
Questo pensiero (che aveva cominciato a consolidarsi passando sopra l'appoggio del PRD alla controriforma indigena) avrebbe incoraggiato a chiudere occhi ed orecchie quando i perredisti di Zinacantán, ne Los Altos del Chiapas, attaccarono le basi d'appoggio zapatiste ed avrebbe permesso che l'assassinio della avvocato difensore dei diritti umani, Digna Ochoa y Plácido, così come quello del giovane studente Pável González, fossero manipolati dal governo perredista del DF con una viltà che poi si è convertita in routine. Nei casi di Digna e di Pável, di fronte al crimine aggravato di umiliare la morte di attivisti sociali, le voci oneste sono rimaste in silenzio... "per non fare il gioco della destra". Il lopezobradorismo illustre ha segnato così il suo primo trionfo, illegittimo come tutti quelli che ha ottenuto finora.
Se i simpatizzanti, militanti e dirigenti del PRD, questo settore di intellettuali e lo stesso AMLO, sono stati in silenzio allora, c'era da aspettarsi che non avrebbero detto nulla pure quando gli assassini di militanti perredisti avrebbero occupato i posti a candidato sotto la bandiera gialla e nera.
E così è stato.
Quando qualcuno tace così davanti a qualcosa, tace davanti a qualsiasi cosa. Il fantasma del "innominabile", Carlos Salinas de Gortari, spuntava dappertutto e tutto era valido per affrontarlo. Tutto, perfino riciclare i salinisti discontinui... nel PRD e nel circolo vicino a López Obrador.
Con questa modalità autoctona del "pensiero unico", è arrivato un nuovo sistema di valutazione, una nuova bilancia per misurare: la stessa cosa poteva ricevere una valutazione differente, dipendendo da chi la faceva o la proponeva. Se la faceva o la proponeva AMLO o un@ dei suo@ simpatizzanti, allora l'atto o il progetto acquisiva tutte le virtù immaginabili; ma se si trattava di qualcuno che criticava López Obrador, allora era un progetto delle "forze oscure" dell'ultradestra.
Quando abbiamo affermato (ne "L'Impossibile Geometria del Potere") che il progetto di AMLO era salinista, gli/le intellettuali lanciarono un grido al cielo (e stanno ancora lassù, isteric@), ma quando l'incaricato del piano economico lopezobradorista (il signor Ramírez de la O, consulente di politica economica - e, per alcuni, colui che sarebbe diventato ministro dell'economia se AMLO arrivava alla presidenza -) ha dichiarato, alcuni giorni prima delle elezioni che la sua proposta era un "liberalismo sociale", simile a quello di Carlos Salinas de Gortari, quei/lle intellettuali si riversarono dall'altra parte.
E tutto questo era seguito dalla destra realmente esistente con molta soddisfazione. Alcuni dei suoi pensieri e delle sue proposte erano già nell'ambiente perredista: il "malvagio" (e malriuscito) Piano Puebla Panama di Vicente Fox avrebbe ottenuto la sua "purificazione" nel Progetto Transismico di AMLO; l'approvazione della cosiddetta "ley Televisa" per i deputati perredisti della camera bassa è stato un altro "errore tattico"; le leggi minori ed i regolamenti, approvati pure dal partito che hanno dato legalità alla spoliazione di terre indios non erano "tanto gravi"; la relazione promiscua tra López Obrador e l'impresario Carlos Slim era "alta politica"; la privatizzazione del Centro Storico di Città del Messico era "modernità"; il colossale investimento nel secondo piano del periferico che mette in comunicazione con una delle zone più ricche del DF, mentre contemporaneamente abbassa l'investimento in trasporto pubblico, era un esempio di "buon governo" (e non una omissione allo slogan "prima i poveri"); il colpire il movimento urbano popolare era "mettere ordine"... ed il caudillismo che si sviluppava e coltivava era... "la nascita di una nuova leadership".
Senza nessun indizio che lo fosse davvero, si è decretato che López Obrador era di sinistra perché... perché... bene, perché lui l'ha detto (bene, a volte sì, a volte no, dipende da con chi era).
Nel calendario si è arrivati al 3 e 4 maggio, e la morte ed il dolore sono arrivati da San Salvador Atenco e Texcoco, nello Stato del Messico. I sondaggi hanno detto che bisognava appoggiare la repressione o rimanere silenziosi. Fecal ha detto bene, che era magnifico, che questo era quello che si doveva fare. Allo stesso modo si è espresso un Madrazo sempre più debole. Da parte della "sinistra", i parlamentari perredisti nel congresso mexiquense hanno applaudito l'azione della polizia ed hanno appoggiato Peña Nieto. Da parte sua, López Obrador... è rimasto in silenzio. Atenco sarebbe stato utile se fosse servito per le elezioni, ma le "misurazioni" nei media hanno detto che non era così. Il lopezobradorismo illustre si è lamentato un pochino, senza nessuna convinzione, e così prosegue.
Si è dimenticato pure che, durante tutto il percorso della sua candidatura, AMLO si è sforzato di essere gradito al settore imprenditoriale. Se si rivedono i discorsi e le dichiarazioni della sua pre-campagna e della campagna elettorale, non hanno niente a che vedere con quelli emessi dopo il 2 luglio. Una volta dopo l'altra insisteva coi politici: "non ci sarà vendetta". Ed al settore imprenditoriale diceva, testualmente: "non dovete aver paura di me". Cioè: "non colpirò le vostre proprietà, né i vostri livelli di guadagno, né gli usi e costumi della classe politica".
Per non vedere tutto questo, c'era bisogno di una miopia molto grave. Ma per vederlo e poi rimanere silenziosi, c'era bisogno di un cinismo che non smetterà di stupirci.
Tempo dopo, nella mobilitazione contro la frode, López Obrador ha detto, nello Zócalo di Città del Messico che col trionfo di Juan Sabines in Chiapas si era fermata l'avanzata della destra! Che AMLO promuovesse la bilancia che "purifica" (e rende di sinistra) coloro che l'appoggiano, passi pure, dopo tutto è lui che l'ha creata. Ma che il lopezobradorismo illustre applaudisse entusiasta una stupidità di quel livello, era incomprensibile... oppure la dimostrazione palpabile del grado di cretinismo raggiunto. Il "fermare l'avanzata della destra in Chiapas" avreva così significato riciclare il Crocchette Albores ed il latifondista autore di quella famosa frase "in Chiapas vale più un pollo che un indio" (Constantino Kanter). Chi accetta questo, accetta tutto. E se qualcosa abbonda nel lopezbradorismo illustre, sono le ruote di questa enorme macina.
Con questo "sano" ambiente di discussione e "alto" livello di analisi, si è arrivati al primo di luglio col lopezbradorismo illustre che inalberava non un programma progressista di partecipazione cittadina (vale a dire, contestando ai partiti il terreno del che fare politico), o una proposta innovativa per le arti, la cultura e le scienze, ma con uno slogan pieno di superbia ed arroganza: "sorridi, vinceremo". No, non hanno invitato a fermare la destra (anche se ora dicono che invece l'hanno fatto). Hanno invitato a prepararsi a celebrare il trionfo (e questo sì, con misura e maturità).
Ah! Sembrava tutto così facile, così senza mobilitazioni, senza repressione, senza scontri, senza conflitti politici ed ideologici, senza dibattito, senza lotte interne, così in pace, in calma, stabile, equilibrato, così senza radicalismo, senza fuga di capitali, senza cadute nella Borsa Valori, senza pressioni internazionali, senza che nessuno si rendesse conto, senza lotta di classe, tan–tan.
La repressione? Bene, è vero, c'era pure L'Altra Campagna, Atenco, quelli/e sì, "nac@s" e "volgari". E niente blocchi delle strade principali, così fuori dalla legittima domanda di libertà e giustizia per i/le prigionier@ di Atenco. Quando L'Altra ha bloccato delle strade in solidarietà con i/le nostr@ compagn@, la polizia del DF si è imposta per "garantire" il libero transito. Decine di giovan@, student@ in gran parte dell'ENAH e della CCH Sur, sono stati picchiati e gasati nel periferico sud e sono stati inseguiti fin dentro alle aule della Scuola Nazionale di Antropologia e di Storia.
Il lopezobradorismo illustre ha detto che bene, che bello, la strada, le auto, il bando numero 13 (emesso da AMLO quando era stato capo di governo), la libera circolazione, gli "ultras", l'ordine, la stabilità... Dopo tutto, erano solo dei/lle ragazz@ (che probabilmente non avrebbero votato o non avevano neanche la tessera elettorale). Cioè che, come direbbero Alaska e Thalía, "chi se en importa".
Tempo dopo, la mobilitazione contro la frode ha bloccato, facendo uso del legittimo diritto alla libera espressione, il viale Reforma (credo si chiami così). Quando gli impresari e la "gente per bene" hanno protestato (a dispetto degli sgravi fiscali) ed hanno chiesto la testa del capo di governo del DF, Elenita Poniatowska ha intervistato l'assediato Alejandro Encinas. E lui ha dichiarato che doveva rispettare e proteggere la libertà di manifestazione.
Forse commossa per la sofferenza di Encinas, Elenita "ha dimenticato" di domandargli perché le libertà valevano ed erano rispettate quando si trattava dei simpatizzanti di AMLO e non quando si trattava dell'Altra, o del movimento degli esclusi dall'ammissione all'università, o dei movimenti in generale che ricorrono a queste azioni per farsi vedere ed ascoltare. Nella "dimenticanza" di intervistato e di intervistatrice si è ascoltato chiaramente: "c'è una legge per qualcun@ (quell@ che stanno con me) ed un'altra per gli/le altr@ (quelli che non mi appoggiano-seguono-ubbidiscono)".
Ma la notte del 1° luglio, il lopezbradorismo illustre ha sognato che, solamente andando alle urne, il paese sarebbe cambiato. E loro avrebbero sopportato con modestia, che bravi, le dimostrazioni di gratitudine del popolino ("guarda figlia mia, lì c'è il dottore, ha fatto scuola al signor presidente ed a suo figlio; e là ci sono quelli che abbiamo visto sul palco, salutali perché sono quelli che hanno diretto la nostra liberazione"), degli indios (degli/lle zapatist@ no, perché è noto che sono degli/lle ingrat@), degli operai, dei contadini, delle donne, dei/lle giovan@, degli/lle anzian@, del Messico insomma. E ci sarebbero state conferenze e tavole rotonde all'estero. Ed il lopezobradorismo illustre, questo sì, con modestia e misura, avrebbe raccontato quanto aveva fatto per il Messico... anche se è sempre solo stato sopra un palco.
Ma è arrivato il 2 luglio e, con lui, la Gordillo. E con lei... la frode.

3. La mobilitazione contro la frode

Ma, dopo lo sconcerto iniziale e mentre era già pronto il patibolo per annientare Marcos, l'EZLN, L'Altra Campagna e tutti quelli che resistevano all'essere "purificati", quest@ intellettuali si sono resi conto di che cosa era davvero successo. AMLO ha dimostrato, ancora una volta, di essere il più intuitivo ed intelligente del lopezobradorismo illustre. Ha saputo valutare bene che una mobilitazione contro la frode dipendeva da quello che lui diceva e faceva... e così ha detto e fatto. Così è iniziata una mobilitazione popolare, autentica, legittima e giusta: la mobilitazione contro la frode e, quindi, contro l'imposizione di Felipe Calderón.
Si è detto che la mobilitazione non è stata né è quello che si dice. Si parla di trasporti forzosi, della svergognata ed impertinente intromissione del governo del DF e della struttura del PRD, si dice che non erano né sono così tanti, come dicono che sono. Può essere. Quello su cui non c'è dubbio, nemmeno per noi zapatist@, è che c'erano e ci sono lì, in quella mobilitazione, delle persone oneste che sono state e stanno lì per convinzione e per principio. Quelle persone meritano ed hanno il nostro rispetto, ma la loro strada porta in una direzione in cui noi non vogliamo andare.
Non condividiamo con loro né la strada né il destino.
Ed il nostro modo di rispettarl@ è di non intrometterci nella loro mobilitazione, di non disputare ad AMLO la leadership indiscutibile che ha lì, di non sabotare, di non essere opportunisti, di non "disingannare" le masse (che invece sono alcuni dei motivi e delle ragioni di organizzazioni e gruppi per star lì, anche se non sono d'accordo con la conduzione della mobilitazione).
Le persone oneste che stanno lì, lo sappiamo, pensano che sia possibile che la mobilitazione si trasformi in movimento (con la CND) e che non dipenda da un leader e dalla struttura di controllo che è stata imposta ai/lle convenzionist@. Può darsi. Noi pensiamo che non sia così ed inoltre pensiamo che non sarebbe etico "cavalcare" o "approfittare" di una mobilitazione per la quale non abbiamo fatto niente, su cui abbiamo solo mantenuto uno scetticismo critico.
Ebbene, sulla mobilitazione contro la frode ed il tentativo di trasformarla in un movimento con la CND, diciamo quanto segue:

1. La "coscienza" di AMLO rispetto all'illegittimità delle istituzioni appare chiara perché si è ignorato il suo trionfo grazie alla frode. Altro sarebbe stato se si fosse riconosciuto che aveva vinto la presidenza.

2. La Convenzione Nazionale Democratica non esisteva nel pensiero lopezobradorista all'avvio della mobilitazione. Se così fosse stato, nel presidio si sarebbe approfittato del tempo a disposizione per analizzare, discutere e dibattere le differenti proposte che sono state poi votate per acclamazione il 16 settembre 2006. La CND è stata ed è un modo per trovare una via di uscita dal presidio, ed un modo legittimo di incominciare a costruire un movimento per arrivare alla presidenza nel 2012... o prima, se ci sarà la caduta di Fecal.

3. Nella CND si è imposta una direzione che, più che condurre il movimento, si propone di controllarlo. Non c'è la minima traccia di partecipazione democratica nelle discussioni e nella presa di decisioni, molto meno le tracce di auto-organizzazione. Questa direzione ha i suoi propri interessi ed impegni (anche se la CND si è accordata sul boicottaggio di alcune imprese e prodotti, alcuni dei suoi dirigenti hanno dichiarato che non l'avrebbero fatto - si veda quanto ha scritto Federico Arreola su Milenio Diario, il giorno dopo della CND -).

4. Il movimento in formazione del lopezobradorismo non mira ad una crisi delle istituzioni (quelle che hanno forgiato e perpetrato la frode). Se così fosse, si sarebbe deciso che nessuno avrebbe accettato i posti vinti nelle elezioni, il che per davvero avrebbe provocato una rottura difficile da dirimere. La CND non mira verso la sua autonomia e indipendenza. Al contrario, prosegue soggetta alla vecchia classe politica (oggi convertita alla "sinistra").

5. La maggioranza, non tutti/e, di coloro che stanno nella direzione della CND brilla per la sua corruzione, l'opportunismo e la tendenza alla truffa. Se, da una parte, si mandano "al diavolo" le istituzioni fraudolente, dall'altra si partecipa (soldi compresi) in queste. I negoziati sono all'ordine del giorno e ne devono ancora arrivarne alcuni molto importanti: il bilancio federale e quello di Città del Messico.

6. Il lopezobradorismo illustre sta dirigendo i suoi attacchi ora verso se stesso, verso coloro che anche se hanno appoggiato AMLO ora lo criticano. Le squalifiche interne e le purghe continueranno a crescere.

7. La mobilitazione ha avuto, ed ha, scintille e luci indubbie: per esempio, la creatività e l'ingegno nelle azioni di denuncia contro alcune degli imprese complici della frode (banche, Wall Mart, eccetera), la partecipazione convinta di gente in basso, la giusta e legittima rabbia contro la prepotenza del PAN e del governo di Fox, come contro l'insultante disprezzo che alcuni mezzi di comunicazione (Televisa, TV Azteca e le grandi catene radio) dispensano a coloro che hanno partecipato e partecipano alla mobilitazione.


4. In basso... E, nel frattempo, nel Messico in basso...

La gente onesta - In basso si trova la maggior parte di coloro che si sono mobilitati contro la frode elettorale. Quelli che volevano che AMLO fosse presidente perché hanno votato per lui ed hanno vinto. Quelli che difendono il diritto a scegliere democraticamente il governo. Quelli che non volevano che si ripetesse un altro 1988. Quelli che avevano, ed hanno, una sana sfiducia negli apparati di partito della Coalizione. Quelli che sfidano il potere esistente e vogliono che cambi il sistema neoliberale che sta rompendo il tessuto sociale ed affondando al paese.

Oaxaca - Il basso ha fatto irruzione anche a Oaxaca ed ha trovato la sua forma e la sua strada con l'Assemblea Popolare dei Popoli di Oaxaca (APPO). La capacità di veto di questo movimento è stata degna di tener conto di se stessa. Non importa se coloro che partecipano lì abbiano votato o no (se l'hanno fatto per la Coalizione o per qualunque altra forza di partito). Questo non è importante, ciò che è importante è che hanno una fiducia nella loro forza che va oltre i loro dirigenti e la congiuntura. Questa fiducia ha permesso loro, finora, di decidere da soli le loro tattiche senza cedere alle pressioni esterne ed ai consigli delle "buone coscienze". Come EZLN, appoggiamo questo movimento e tentiamo di seguirli e di imparare attraverso i/le compagn@ dell'Altra che lottano lì. Il nostro appoggio non va più in là per due ragioni: una è che è un movimento di per sé complesso, un appoggio più diretto potrebbe provocare "voci", confusione e diffidenze, l'altra è che spesso il movimento del popolo oaxaqueño è stato accusato di essere legato a gruppi armati e la nostra presenza diretta farebbe crescere la campagna mediatica che c'è già contro di loro.

Gli/Le Altr@ - Fuori dalle chiacchiere vuote della politica in alto, un'altra ribellione si sta costruendo nel più profondo della società: nei popoli indios, tra i giovani maltrattati dal potere (compreso quello del PRD), tra i lavoratori delle maquiladoras, fra i/le lavoratori sessuali, tra le donne insubordinate che vivono nell'angoscia per i loro mariti emigrati al nord, nelle organizzazioni politiche di sinistra che sono convinte che esiste qualcosa oltre il capitale e la democrazia rappresentativa, tra tutti/e loro che compongono L'Altra Campagna, che esistono in tutto il paese e che stanno organizzando ed inventando un altro modo di fare politica e di rapportarsi fra di loro uguali-diversi.
L'Altra Campagna non è quanto è uscito sui mezzi di comunicazione, e nemmeno quello che alcuni dei suoi partecipanti dicono di lei, e neanche quello che la Commissione Sesta dell'EZLN ha commentato del suo andare. È molto di più di tutto questo. E' un torrente che scorre in basso, che ancora non si esprime del tutto, che esiste e si riproduce nella cantina del Messico.
Ma sempre in basso, esistono milioni, la maggioranza, che non hanno votato. Che non credono nelle elezioni (molti di loro, come noi zapatist@, non hanno mai votato per convinzione). Coloro che fanno parte del Messico disprezzato e umiliato (e che ora il lopezobradorismo illustre vuole disprezzare ed umiliare ancor di più, attribuendo a loro una presunta sconfitta). Molti di loro fanno parte del Messico dei popoli indios che solamente alcuni anni fa erano elogiati per la loro volontà di lotta e resistenza.
Con questi ultimi, con quelli/e che non guardano verso l'alto, stiamo noi zapatist@.
E pensiamo che è con loro che deve stare L'Altra Campagna.
Perché in alcuni/e in basso, noi che stiamo nell'Altra, identifichiamo già il nostro dolore ed il nemico che lo causa: il capitalismo.
E sappiamo già due cose fondamentali: una, che per librare questa lotta si richiede la costruzione di un movimento sociale-politico autonomo ed indipendente. E l'altra, che in alto non c'è soluzione di fondo né ai problemi economici e sociali che angosciano il popolo del Messico e nemmeno di fronte al sequestro che la classe politica ha esercitato contro la partecipazione e l'organizzazione del popolo.
Noi, i/le zapatist@ dell'EZLN, da un anno abbiamo optato per portar avanti un movimento nazionale anticapitalista, in basso a sinistra, che andasse oltre la congiuntura elettorale - nel quale si potesse stare indipendentemente da ciò che ognuno decideva riguardo alle elezioni -. Ora abbiamo visto ed imparato molte cose. Di quelli in alto, dell'Altra, di noi stess@.
Pensiamo che, si sia d'accordo o no con la legittimità o la popolarità del movimento che ha alla testa Andrés Manuel López Obrador, quella non è la strada dell'Altra, e, soprattutto, non ha lo stesso destino che cerchiamo noi che siamo compagni/e nell'Altra.
Noi, L'Altra, non cerchiamo chi ci diriga, né chi dirigere. E non cerchiamo di ottenere dall'alto ciò che si costruisce dal basso.
Ed è a voi, alle nostre compagne ed ai nostri compagni dell'Altra che vogliamo fare una proposta...

(continuerà...)

Dalle montagne del Sudest Messicano
Subcomandante Insurgente Marcos








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