Cómo empezó todo









Buenas tardes, buenas noches. Mi nombre es Marcos, Subcomandante Insurgente Marcos, y estoy aquí para presentarles al Teniente Coronel Insurgente Moisés.
Él es el encargado por parte de la Comandancia General del EZLN del trabajo internacional, lo que llamamos la Comisión Intergaláctica y la Sexta Internacional, porque, de todos nosotros, es el único que les tiene paciencia a ustedes.
Vamos a hablar despacio, para la traducción. We will speak slowly, for the translation. Nous allons parler doucement, pour la traduction.
Queremos agradecerles que hayan venido hasta acá a conocer directamente lo que está sucediendo con el proceso zapatista, no sólo con las agresiones que estamos recibiendo, sino también los procesos que se están construyendo aquí en territorio rebelde, en territorio zapatista.
Esperamos que lo que vean, que lo que escuchen sirva para que puedan llevar esa palabra muy lejos: a Grecia, a Italia, a Francia, a España, al País Vasco, a Estados Unidos y al resto de nuestro país, con nuestros compañeros de La Otra Campaña.
Ojalá y no vayan a hacer como la llamada Comisión Civil Internacional de Observación de los Derechos Humanos, que lo único que vino a hacer aquí, hace unos meses, fue a lavarle las manos al gobierno perredista de Chiapas, al decir que las agresiones que sufrían nuestros pueblos no venían del gobierno estatal, sino del gobierno federal.
Quisiera dar una plática de introducción a lo que va a hablar el Teniente Coronel Moisés. Nos da gusto que haya coincidido con su visita de ustedes acá que él ande por esta zona. Él es el compañero que ha seguido más de cerca el proceso de construcción de la autonomía dentro de las comunidades zapatistas.
Quería explicar, a grandes rasgos, lo que ha sido la historia del EZLN y de las comunidades indígenas zapatistas en este territorio, en Chiapas pues.
Me refiero a los Altos de Chiapas, la zona del Caracol de Oventic; la zona tzotz choj, tzeltal-tojolabal, que es la del Caracol de Morelia; la zona chol que es la de Roberto Barrios, en el norte de Chiapas; la zona tojolabal o Selva Fronteriza, que es el Caracol de La Realidad; y ésta que es la zona tzeltal, que es el Caracol de La Garrucha.
El día de mañana, están invitados a visitar un poblado que tiene muchos años de ser bases de apoyo del EZLN. Van a tener el honor de ser guiados por el Comandante Ismael, que está aquí. Este compañero junto con el Señor Ik - el finado Comandante Hugo o Francisco Gómez, que era su nombre civil -, estuvieron recorriendo estas cañadas, hablando de la palabra zapatista cuando nadie estaba con nosotros.
Él los va a llevar. Van a ir a ver el lugar donde los soldados estaban buscando marihuana. Queremos que ustedes vean si hay marihuana.
Si encuentran, no se la vayan a fumar, sino que hagan la denuncia para destruirla. No, no hay marihuana. Pero no nos creen a nosotros, a lo mejor a ustedes. A ustedes… ¡menos! Ya que los vean, no les van a creer nada.
Está también con nosotros el Comandante Masho, aquí a mi derecha. También es de los compañeros comandantes que acompañaron al Señor Ik, al Comandante Hugo, cuando apenas empezaba el EZLN en esta cañada. Y es parte de la Comisión Sexta del EZLN. Estuvo con nosotros en el noroeste de la República mexicana, recorriendo pueblos indios y compañeros y compañeras de La Otra Campaña en México, en esa parte del país.
¿Cómo empezó todo? Hace 24 años, casi 25, llegó un pequeño grupo de urbanos, o de ciudadanos como les decimos nosotros, no a esta parte de la selva, sino mucho más adentro, lo que ahora se conoce como la Reserva de Montes Azules. En esa zona no había nada, mas que animales salvajes de cuatro patas y animales salvajes de dos patas que éramos nosotros. Y la concepción de ese pequeño grupo - estoy hablando de 1983-1984, o sea hace 24 o 25 años - era la tradicional de los movimientos de liberación en América Latina, es decir: un pequeño grupo de iluminados que se alza en armas contra el gobierno. Y eso provoca que mucha gente los siga, se levante, y se tumbe al gobierno, y se instale un gobierno socialista. Estoy siendo muy esquemático, pero básicamente es lo que se conoce como la teoría del “foco guerrillero”.
Ese pequeño grupo, de los que quedamos entonces, tenía esa concepción tradicional, clásica u ortodoxa, si la quieren llamar así, pero tenía también una carga ética y moral que no tenía precedentes en los movimientos guerrilleros o armados en América Latina. Esta herencia ética y moral venía de otros compañeros que ya habían muerto, enfrentándose al ejército federal y a la policía secreta del gobierno mexicano.
Durante todos esos años, estábamos solos. No había compañeros en los pueblos. Nadie de Grecia venía a vernos. Ni de Italia ni de Francia ni de España ni del País Vasco. Vaya… ¡Ni de México!
Porque éste era el rincón más olvidado de este país. Eso que era algo en contra, más adelante se iba a convertir en una ventaja: el hecho de estar aislados y olvidados nos permitió, entonces, hacer un proceso de involución. Alguno que sea ortodoxo conocerá el libro que dice “la transformación del mono en hombre”. En ese entonces, fue al revés: el hombre se transformó en mono, que era lo que éramos nosotros. Incluso físicamente, por eso uso pasamontañas pues. Es una cuestión de estética y buen gusto que hay que taparse la cara.
Este pequeño grupo sobrevivió a la caída del Muro de Berlín, al derrumbe del campo socialista, a la claudicación de la guerrilla en Centroamérica, primero con el FMLN en El Salvador, luego con aquello que alguna vez se llamó el Frente Sandinista de Liberación Nacional, en Nicaragua. Y más después, la unión revolucionaria de Guatemala, la URNG.
Lo que lo hizo sobrevivir fueron dos elementos, según nosotros: Uno, era la necedad o la terquedad que, probablemente, esa gente traía en el DNA. Y la otra, fue la carga moral y ética que había heredado de los compañeros y compañeras que habían sido asesinados por el ejército, en estas montañas precisamente.
Las cosas se hubieran quedado ahí, con dos opciones: Un pequeño grupo que pasa décadas encerrado en la montaña, esperando algún momento que pasa algo y puede actuar dentro de la realidad social. O terminar, como alguna parte de la izquierda radical en México entonces, como diputados, senadores, o presidentes legítimos de la izquierda institucional en México.
Pasó algo que nos salvó. Nos salvó y nos derrotó en esos primeros años. Y lo que pasó está sentado aquí a mí izquierda, que es el Teniente Coronel Insurgente Moisés, el Comandante Masho, el Comandante Ismael y muchos otros compañeros que convirtieron el EZLN, de un movimiento guerrillero foquista y ortodoxo, en un ejército de indígenas.
No se trataba sólo de que era un ejército mayoritariamente compuesto por indígenas. Mayoritariamente… me estoy cubriendo porque, en realidad, de cada 100 combatientes, 99 eran indígenas y uno era mestizo. No sólo eso, sino que ese ejército y su concepción sufrió una derrota en su planteamiento iluminador, su planteamiento de dirección, caudillista, revolucionario clásico, donde un hombre, o un grupo de hombres, se convierte en el salvador de la humanidad, o del país.
Lo que pasó, entonces, es que ese planteamiento fue derrotado a la hora que confrontamos a las comunidades y nos dimos cuenta, no sólo que no nos entendían, sino que su propuesta era mejor.
Algo había pasado en todos los años previos, décadas previas, siglos anteriores. Nos estábamos enfrentando a un movimiento de vida, que había logrado sobrevivir a los intentos de conquista de España, de Francia, de Inglaterra, de Estados Unidos, y de todas las potencias europeas, incluyendo la Alemania nazi en 1940-1945. Lo que había hecho resistir a esta gente, a estos nuestros compañeros y compañeras primero, y, luego, nuestro jefes y jefas ahora, había sido un apego a la vida que tenía que ver mucho con la carga cultural. La lengua, el lenguaje, la forma de relacionarse con la naturaleza presentaba una alternativa no sólo de vida, sino de lucha. No les estábamos enseñando a nadie a resistir. Nos estábamos convirtiendo en alumnos de esa escuela de resistencia de alguien que llevaba cinco siglos haciéndolo.
Los que venían a salvar a las comunidades indígenas, fueron salvados por ellas. Y encontramos rumbo, destino, camino, compañía y velocidad para nuestro paso. Lo que, entonces y ahora, llamamos “la velocidad de nuestro sueño”.
El EZLN tiene muchas deudas con ustedes, con gente como ustedes, en México y en todo el mundo, pero nuestra deuda fundamental está en nuestro corazón: en el corazón indígena. En esta comunidad y en miles de comunidades como ésta, que están pobladas por compañeros bases de apoyo zapatistas.
En el momento en que el pequeño grupo guerrillero hace contacto con los pueblos, hay un problema y una lucha. Yo tengo una verdad - yo, el grupo guerrillero -, y tú eres un ignorante, te voy a enseñar, te voy a adoctrinar, te voy a educar, te voy a formar. Error y derrota.
A la hora que se empieza a construir el puente del lenguaje, y empezamos a modificar nuestra forma de hablar, empezamos a modificar nuestra forma de pensarnos a nosotros mismos y de pensar el lugar que teníamos en un proceso: Servir.
De un movimiento que se planteaba servirse de las masas, de los proletarios, de los obreros, de los campesinos, de los estudiantes para llegar al poder y dirigirlos a la felicidad suprema, nos estábamos convirtiendo, paulatinamente, en un ejército que tenía que servir a las comunidades. En este caso, las comunidades indígenas tzeltales, que fueron las primeras donde nos instalamos, que fue en esta zona.
El contacto con los pueblos significó un proceso de reeducación más fuerte y más terrible que los electroshocks que acostumbran en las clínicas siquiátricas. No todos lo soportaron, algunos sí lo soportamos, pero nos seguimos quejando todavía a estas alturas del partido.
¿Qué pasó después? Lo que pasa es que el EZLN se convierte en un ejército de indígenas, al servicio de los indígenas, y pasa de los seis con que empezamos el EZLN, a más de seis mil combatientes.
¿Qué es lo que detona el alzamiento del primero de enero de 94? ¿Por qué decidimos alzarnos en armas? La respuesta está en los niños y en las niñas. No fue un análisis de la coyuntura internacional.
Cualquiera de ustedes estará de acuerdo conmigo en que la coyuntura internacional no era propicia para un alzamiento armado. El campo socialista había sido derrotado, todo el movimiento de izquierda en América Latina estaba en una etapa de repliegue. En México, la izquierda estaba llorando la derrota después de que Salinas de Gortari no sólo había hecho un fraude, sino había comprado a buena parte de lo que era la conciencia crítica de la izquierda en México.
Cualquiera mínimamente razonable nos hubiera dicho: no hay condiciones, no se alcen en armas, entreguen las armas, entren a nuestro partido, etcétera, etcétera. Pero hubo algo adentro que hizo que desafiáramos esos pronósticos y esas coyunturas internacionales.
El EZLN entonces se plantea, por primera vez, desafiar el calendario y la geografía de arriba. Los niños y las niñas, les dije. Ocurrió que en esos años, a partir del principio de los noventa, de 1990, hubo una reforma que impedía que los campesinos pudieran acceder a la tierra. La tierra, como van a ver mañana, cuando suban la loma que va hacia el pueblo de Galeana, ésa era la tierra que tenían los campesinos: laderas empinadas, llenas de piedra. Las buenas tierras estaban en manos de los finqueros. En los próximos días, van a ir a ver, también, esas fincas y van a poder ver la diferencia entre la calidad de tierra.
Se acabó la posibilidad de acceder a un terreno de tierra. Y, al mismo tiempo, las enfermedades empezaron a acabar con los niños y con las niñas. De 1990 a 1992, no había niño, en la Selva Lacandona, que llegara a los cinco años. Antes de los cinco años, morían de enfermedades curables. No era el cáncer, no era el SIDA, no eran enfermedades del corazón, eran enfermedades curables: tifoidea, tuberculosis, y, a veces, una simple calentura era la que mataba a niños y a niñas menores de cinco años.
Yo sé que en la ciudad esto puede ser hasta una ventaja: mientras menos burros, más olotes, dicen. Pero en el caso de un pueblo indígena, la muerte de su niñez significa su desaparición como pueblo. O sea, en el proceso natural, los adultos crecen, se hacen ancianos y mueren. Si no hay niños, esa cultura desaparece.
La mortandad de los indígenas, de los niños y de las niñas indígenas, agudizó todavía el problema. Pero la diferencia que había aquí al resto de otros pueblos indios, es que aquí había un ejército rebelde, armado. Fueron las mujeres las que empezaron a empujar esto. No fueron los hombres. Yo sé que la tradición en México - los mariachis, Pedro Infante y todo eso - es que los hombres somos muy machos. Pero no fue así. Quienes empezaron a empujar: hay que hacer algo, ya no, y ya basta, fueron las mujeres, que veían morir a sus hijos y a sus hijas.
Empezó a haber una especie de rumor en todas las comunidades: hay que hacer algo, ya basta, ya basta, en todas las lenguas. Para entonces, ya estábamos también en la zona de los Altos. Y ahí teníamos dos compañeras que habían sido, y son todavía, la columna vertebral en ese trabajo: la finada Comandanta Ramona y la Comandanta Susana.
Por diversas partes empezó a surgir esta inquietud, esta molestia… Vamos a decirlo por su nombre: esta rebeldía en las mujeres zapatistas, que había que hacer algo. Nosotros hicimos lo que teníamos que hacer, entonces, que era preguntarle a todos qué íbamos a hacer. Hubo, entonces, en 1992, una consulta - sin televisión, sin gobierno del Distrito Federal, sin nada de lo que hay ahora -, y pueblo por pueblo se pasó y se realizaron asambleas - como ésta en la que estamos ahorita—. Se planteaba el problema.
La disyuntiva era muy sencilla: si nos alzamos en armas, nos van a derrotar, pero va a llamar la atención y van a mejorar las condiciones de los indígenas. Si no nos alzamos en armas, vamos a sobrevivir, pero vamos a desaparecer como pueblos indios.
La lógica de muerte es cuando nosotros decimos: no nos dejaron otra opción. Ahora, después de catorce, casi quince años, nosotros - los que llevamos más tiempo aquí - decimos: qué bueno que no teníamos otra opción.
Los pueblos dijeron: para eso estás, pelea, pelea con nosotros. No se trataba sólo de una relación formal, de mando. Porque formalmente era al revés: formalmente, el EZLN era el mando y los pueblos eran los subordinados. Pero en los hechos, en la realidad, era al contrario: los pueblos sostenían, cuidaban y hacían crecer al Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
En ese entonces, fue importante también la participación de un compañero mestizo, de la ciudad, el Subcomandante Insurgente Pedro, que cae combatiendo el primero de enero del 94.
Cuando llevamos esa disyuntiva y los pueblos dicen “alcémonos en armas”, el cálculo militar que hicimos - el Teniente Coronel Moisés tal vez lo recuerda bien porque fue en esta montaña que está aquí a espaldas del pueblo, allá arriba, en un campamento que teníamos, hubo una reunión de todos los mandos zapatistas -, el planteamiento que yo les hice fue éste: tenemos que pensar lo que vamos a hacer, porque cuando empecemos a echar andar algo no se va a poder dar marcha atrás.
Si nosotros le empezamos a preguntar a la gente si nos alzamos en armas o no, ya no vamos a poder detener. Sabíamos y sentíamos que la respuesta iba a ser sí. Y sabíamos y sentíamos que los que iban a caer éramos los que estábamos reunidos en estas montañas, aquí arriba de La Garrucha.
Pasó lo que pasó. No les voy a contar el primero de enero de 94, porque ustedes empiezan a saber de nosotros - bueno, algunos, porque otros apenas estaban muy chavitos -, y se abre una etapa de resistencia, decimos nosotros, donde se pasa de la lucha armada a la organización de la resistencia civil y pacífica.
Algo pasó en todo este proceso que quiero llamar la atención, que es: el cambio en la posición del EZLN respecto al problema del poder. Y esta definición frente al problema del poder es la que va a marcar de manera más honda la huella en el camino zapatista. Nosotros nos habíamos dado cuenta - y en el nosotros que digo, ya van incluidas las comunidades, no sólo el primer grupo -, nos habíamos dado cuenta que las soluciones, como todo en este mundo, se construyen desde abajo hacia arriba. Y toda nuestra propuesta anterior, y toda la propuesta de la izquierda ortodoxa, hasta entonces, era al revés, era: desde arriba se solucionan las cosas para abajo.
Este cambio de abajo para arriba significaba para nosotros no organizarnos, ni organizar a la gente para ir a votar, ni para ir a una marcha, ni para gritar, sino para sobrevivir y para convertir la resistencia en una escuela. Esto fue lo que hicieron los compañeros, no el EZLN original, aquel pequeño grupo, sino el EZLN ya con este componente indígena. Esto que ahora se conoce a grandes rasgos como la construcción de la autonomía zapatista, es un proceso que les va a detallar ahora el Teniente Coronel Insurgente Moisés.
Antes de eso, quería yo señalar algunas cosas. Se dice, no sin razón, que en los últimos dos años, el 2006, el 2007, el Subcomandante Marcos trabajó, con empeño y con éxito, en destruir la imagen mediática que se había construido en torno a él. Y les llama la atención cómo gente que antes estaba cerca, ahora se han alejado o se han vuelto, definitivamente, anti-zapatistas. Algunos de ellos fueron a sus países a dar pláticas y fueron recibidos como si fueran los que se alzaron en armas. Eran los zapatólogos, dispuestos a viajar con todos los gastos pagados, a recibir los aplausos, las caravanas y alguno que otro favor, cuando viajaban al extranjero.
¿Qué pasó? Les voy a decir cómo lo vemos nosotros. Ustedes tendrán su visión. A la hora que se alza el EZLN, surge… Voy a explicarme: aquí en las zonas indígenas se habla mucho de “los coyotes”. Los coyotes, quiero hacer la diferencia porque para los yaquis y los mayos el coyote es muy chingón, pues, es emblemático. En Chiapas no. El coyote es el intermediario. Es alguien que compra barato a los indígenas, y luego revende caro en el mercado.
Cuando se da el alzamiento zapatista, surgen lo que nosotros llamamos los intermediarios de la solidaridad. O sea, los coyotes de la solidaridad. Esta gente que decía, y aún dice, que tiene la interlocución con el zapatismo, que tienen el teléfono rojo, que son los que saben cómo está la cosa aquí, y eso les significa un capital político. Vienen y traen alguna cosita, o sea pagan barato, y van y se presentan como los emisarios del EZLN: cobran caro.
La aparición de este grupo de intermediarios, donde había políticos, intelectuales, aristas y gente del movimiento social, nos ocultó a nosotros la existencia de otras cosas, de otros abajos. Nosotros intuíamos que la España de abajo estaba ahí; que el País Vasco en rebeldía estaba ahí; que la Grecia rebelde estaba ahí; que la Francia insurrecta estaba ahí; que la Italia de lucha estaba ahí; pero no la veíamos. Y temíamos, entonces, que ustedes tampoco nos vieran a nosotros.
Estos intermediarios organizaban y hacían cosas cuando estábamos de moda, y cobraban su capital político. Así como hay quien organiza conciertos, que dice que son para acá y se queda con una parte: cobra como su salario, o lo que le toca a su organización.
Había otro abajo. Nosotros siempre teníamos esa idea: el zapatismo siempre se ha planteado que no es el único rebelde, ni el mejor. Y nuestra concepción no era crear un movimiento que hegemonizara toda la rebeldía en México, o toda la rebeldía a nivel mundial. Nunca aspiramos a una internacional, a la quinta internacional o ya no sé en cuál vayan - ¿Alejandro? Ya va la Sexta, pero ésta es otra, ésta es La Otra Internacional. El compañero sabe de internacionales -.
¿Qué pasó? Yo les voy a decir algunas cosas que para ustedes no serán novedad. El cuento de una izquierda institucional está perfectamente claro para los españoles, con Rodríguez Zapatero o Felipe González; para el País Vasco - Gora Euskal Herria - más todavía; para la Italia rebelde tampoco debe ser una novedad; y Grecia, bueno, nos puede explicar también mucho de eso; desde Miterrand, el barón, en Francia, igual.
En México, no. Sigue habiendo esa expectativa: que es posible que la izquierda que padecemos ahora, si llega al poder, lo va a hacer impunemente. Quiere decir: va a poder llegar a gobernar sin dejar de ser de izquierda. España, Italia, Francia, Grecia, prácticamente todos los países del mundo, pueden dar cuenta de lo contrario: de gente de izquierda, consecuente - no necesariamente radical -, que en el momento en que llega al poder, deja de serlo. Varía la velocidad, varía la profundidad, pero indefectiblemente, se transforman. Eso es lo que nosotros llamamos “el efecto estómago” del poder: o te digiere o te hace mierda.
Este acercamiento, en México, de la izquierda o de lo que se autodenomina izquierda, al poder - ahorita me estoy acordando que salió en un periódico que yo no estaba aquí, que estaba en la Ciudad de México, en las fiestas de la izquierda, no sabía que había izquierda en la Ciudad de México y hacen fiestas…. Sí hay todavía, pero es Otra izquierda pues -; en el momento en que se presentó la posibilidad del poder, empezó a surgir este proceso de digestión y defecación del poder sobre esa izquierda. A los zapatistas, y a todo aquel que se puso en el centro - perdónenme si rompo algún corazón, pero el centro no está en el centro, está pegado a la derecha. Es el otro lado, a la derecha… bueno, a la derecha de ustedes -…
Entonces, nosotros teníamos que, se nos pedía por este grupo de intelectuales, artistas, líderes sociales, que volviéramos la historia hasta 1984, cuando pensábamos que un grupo, o una persona, si llega al poder, transforma todo hacia abajo. Y que nosotros depositáramos la confianza, el futuro, nuestra vida y nuestro proceso, a un iluminado, a una persona, junto con una banda de 40 ladrones que es la izquierda en México.
Nosotros dijimos que No. No es que nos sea antipático el presidente legitimo, sino simple y sencillamente no creemos en ese proceso. No creemos que alguien, ni siquiera alguien tan guapo como el Subcomandante Marcos, sea capaz de hacer esa transformación - bueno, las piernas -. Nosotros no podíamos hacer eso, y entonces se da la ruptura.
Yo quiero llamarles la atención sobre una cosa: entonces, dijimos lo que iba a pasar. Lo que está pasando ahorita. Cuando nosotros lo dijimos, dijeron que le estábamos haciendo el juego a la derecha. A la hora, ahora, que están repitiendo, hasta con nuestras mismas palabras, lo que dijimos hace dos años, se dice que es para hacerle un servicio a la izquierda.
El zapatismo es incómodo. Como si en el rompecabezas del poder llegara una pieza que no encaja y que hay que deshacerse de ella. De todos los movimientos que hay en México, uno de ellos - no el único -, el zapatismo, es incómodo para esta gente. Es un movimiento que no permite conformarse, que no permite rendirse, que no permite claudicar, que no permite venderse. Y en los movimientos de arriba ésa es la lógica, eso es lo racional. Es la “real politik”, como dicen.
Entonces, se da este distanciamiento que, poco a poco, empieza a permear hacia los sectores internacionales, en América Latina y en Europa, fundamentalmente. En ese trayecto, sin embargo, se construyeron relaciones más sólidas. Por mencionar alguna, la de los compañeros de la CGT de España, el movimiento cultural rebelde del País Vasco, la Italia social y, más recientemente, la Grecia rebelde e insumisa que hemos encontrado.
Este corrimiento a la derecha se oculta de la siguiente forma, se dice: “el EZLN se radicalizó y se hizo más de izquierda”. Disculpen, pero nuestro planteamiento sigue siendo el mismo: no buscamos la toma del poder, pensamos que las cosas se construyen desde abajo. Y lo que ocurrió es que esos sectores, los intermediarios de la solidaridad, los coyotes internacionalistas, o la internacional del coyotaje, se habían corrido a la derecha. Porque el poder no te deja acceder a él impunemente.
El poder es un club exclusivo, que tiene determinados requisitos para entrar a él. Lo que los zapatistas llamamos “la sociedad del poder” tiene reglas. Y sólo se puede acceder a él si se cumplen determinadas reglas. Cualquiera que busque la justicia, la libertad, la democracia, el respeto a la diferencia, no tiene posibilidad de acceder ahí, a menos que claudique de esas ideas.
Cuando nosotros empezamos a ver este corrimiento a la derecha del sector aparentemente más zapatista, empezamos a preguntarnos por qué había abajo, qué había detrás. Para ser sinceros, empezamos al revés: empezamos en el mundo, o sea internacionalmente, y luego nos preguntamos por México.
Por razones que tal vez ustedes puedan explicar, la cercanía del zapatismo fue más fuerte con otros países que con México. Y fue más fuerte en México que con la gente de Chiapas. Como si hubiera una relación inversa en la geografía: quien vivía más lejos, estaba más cerca nuestro, y quien vivía más cerca, estaba más alejado de nosotros.
Llegó la idea de buscarlos, con la intuición y el deseo de que existieran: ustedes, otros como ustedes. Vino la Sexta Declaración, la ruptura definitiva con este sector de los coyotes de la solidaridad. Y la búsqueda, en México y en el mundo, de otros que fueran como nosotros, pero que fueran diferentes.
Además de esta posición frente al poder, hay una característica esencial en el zapatismo - y lo van a ver ahora que estén en estos días aquí, o si hablan con los Consejos Autónomos y con las Juntas de Buen Gobierno, o sea con las autoridades autónomas -: la renuncia a hegemonizar y homogeneizar la sociedad. Nosotros no pretendemos un México zapatista, ni un mundo zapatista. No pretendemos que todos se hagan indígenas. Nosotros queremos un lugar, aquí, el nuestro, que nos dejen en paz, que no nos mande nadie. Eso es la libertad: que nosotros decidamos lo que queremos hacer.
Y pensamos que sólo es posible, si otros como nosotros quieren y luchan por lo mismo. Y se establece una relación de compañerismo, decimos nosotros. Eso es lo que quiere construir La Otra Campaña. Eso es lo que quiere construir la Sexta Internacional. Un encuentro de rebeldías, un intercambio de aprendizajes y una relación más directa, no mediática, sino real, de apoyo entre organizaciones.
Hace unos meses, vinieron aquí compañeros de Corea, de Tailandia, de Malasia, la India, Brasil, España - y no me acuerdo de qué otros lados -, de Vía Campesina. Nosotros los vimos en La Realidad, estábamos ahí con ellos. Y cuando hablamos les dijimos: el encuentro entre dirigentes, para nosotros no vale nada. Ni siquiera la foto que se tomen. Si las dirigencias de dos movimientos no sirven para que los movimientos se encuentren y se conozcan, esas dirigencias no sirven.
Nosotros les decimos lo mismo, ahora, a cualquiera que viene a proponer eso. Lo que nos interesa es lo que está detrás: ustedes, otros como ustedes. No podemos ir a Grecia, pero podemos hacer el cálculo y decir que de los que quisieron venir, no están todos aquí. ¿Cómo podemos hablar con esos otros? Y decirles que no queremos limosna, que no queremos lástima. Que no queremos que nos salven la vida. Que queremos un compañero, una compañera, y unoa compañeroa en Grecia, que luche por lo suyo. En Italia, en el País Vasco, en España, en Francia, en Alemania, Dinamarca, Suecia - no voy a decir todos los países, porque qué tal que me falta uno y viene la protesta -…
¿Para dónde miramos nosotros? Cuando les hago este rápido recorrido, les hablo de una herencia moral y ética de los que nos fundaron. Tiene que ver, sobre todo, con la lucha y el respeto por la vida, por la libertad, por la justicia y por la democracia. Nosotros tenemos una deuda moral con nuestros compañeros. No con ustedes, no con los intelectuales que se alejaron, no con los artistas ni con los escritores, ni los líderes sociales que ahora son anti zapatistas.
Nosotros tenemos una deuda con aquellos que murieron luchando. Y nosotros queremos que llegue el día en que nosotros podamos decirles a ellos y a ellas, a nuestros muertos y a nuestras muertas, tres cosas nada más: no nos rendimos, no nos vendimos, no claudicamos.

Desde las montañas del sureste mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos



Buon pomeriggio, buona sera. Il mio nome è Marcos, Subcomandante Insurgente Marcos, e sono qui per presentarvi il Tenente Colonnello Insurgente Moisés.
Lui è l’incaricato dell’attività internazionale per la Comandancia Generale dell’EZLN, che noi chiamiamo la Commissione Intergalattica e la Sesta Internazionale, perché, rispetto a tutti noi, lui è l’unico che riesce ad essere paziente con voi.
Parleremo lentamente, per permettere la traduzione. We will speak slowly, for the translation. Nous allons parler doucement, pour la traduction.
Vogliamo ringraziarvi di essere venuti fino qua per conoscere direttamente quello che sta accadendo nel processo zapatista, non solo le aggressioni che stiamo subendo, ma anche quanto si sta realizzando qui in territorio ribelle, in territorio zapatista.
Speriamo che ciò che vedrete e che ascolterete possa essere portato lontano: in Grecia, in Italia, in Francia, in Spagna, nei Paesi Baschi, negli Stati Uniti e nel resto del nostro paese, con i nostri compagni dell’Altra Campagna.
Ahimé, speriamo non facciate come la cosiddetta Commissione Civile Internazionale di Osservazione dei Diritti Umani, che la sola cosa che ha fatto venendo qua, alcuni mesi fa, è stata lavare le mani del governo perredista del Chiapas, dicendo che le aggressioni che subiscono le nostre comunità non vengono dal governo statale ma dal governo federale.
Vorrei introdurre quello di cui parlerà il Tenente Colonnello Moisés. Ci fa piacere che la vostra visita abbia coinciso con il suo passaggio da queste parti. Lui è il compagno che ha seguito più da vicino il processo di costruzione dell'autonomia nelle comunità zapatiste.
Vorrei spiegare, a grandi linee, la storia dell'EZLN e delle comunità indigene zapatiste in questo territorio, il Chiapas. Mi riferisco agli Altos del Chiapas, la zona del Caracol di Oventic; la zona tzotz choj, tzeltal-tojolabal, che è quella del Caracol di Morelia; la zona chol che è quella di Roberto Barrios, nel nord del Chiapas; la zona tojolabal o Selva Fronteriza, che è quella del Caracol di La Realidad; e questa che è la zona tzeltal, quella del Caracol di La Garrucha.
Domani siete invitati a visitare un villaggio che da molti anni è base di appoggio dell'EZLN. Avrete l'onore di essere guidati dal Comandante Ismael, che è qui. Questo compagno insieme al Señor Ik - il defunto Comandante Hugo o Francisco Gómez, il suo nome da civile - percorrevano queste gole diffondendo la parola zapatista quando nessuno era con noi. Vi accompagnerà lui. Vedrete il luogo in cui i soldati cercavano marijuana.
Vogliamo che vediate se c’è marijuana. Se la trovate non fumatela, ma denunciate il fatto affinché venga distrutta. No, non c’è marijuana. Ma a noi non credono, forse crederanno a voi. A voi... Almeno! Ora che vedrete anche voi, non crederete più a nulla.
Con noi c’è anche il Comandante Masho, qui alla mia destra. Anche lui è uno dei compagni comandanti che erano con il Señor Ik, il Comandante Hugo, agli inizi dell’EZLN in questa vallata. E fa parte della Commissione Sesta dell’EZLN. Era con noi nel nordovest della Repubblica messicana a visitare comunità indios e compagni e compagne dell'Altra Campagna in Messico, in quella parte del paese.
Com’è cominciata? 24 anni fa, quasi 25, arrivò un piccolo gruppo di urbani, o di cittadini come diciamo noi, non in questa parte della selva, ma molto più all’interno, nella zona che ora è nota come la Riserva dei Montes Azules. In quella zona non c'era niente, solo animali selvaggi a quattro zampe ed animali selvaggi a due zampe, che eravamo noi. E la mentalità di quel piccolo gruppo - sto parlando del 1983-1984, cioè 24 o 25 anni fa - era la mentalità tradizionale dei movimenti di liberazione in America Latina, cioè: un piccolo gruppo di illuminati che si solleva in armi contro il governo. Questo fa sì che molta gente li segua, si ribelli e faccia cadere il governo e si instauri un governo socialista. Sono molto schematico, ma essenzialmente è quello che si conosce come la teoria del "faro guerrigliero".
Quel piccolo gruppo aveva quella mentalità tradizionale, classica od ortodossa, se la volete chiamare così, ma possedeva anche un bagaglio etico e morale che non aveva precedenti nei movimenti guerriglieri o armati in America Latina. Questa eredità etica e morale veniva da altri compagni che erano morti affrontando l'esercito federale e la polizia segreta del governo messicano.
Per tutti quegli anni rimanemmo soli. Non c'erano compagni nei villaggi. Nessuno dalla Grecia veniva a trovarci. Né dall'Italia, né dalla Francia, né dalla Spagna, né dai Paesi Baschi. Nemmeno dal Messico!
Perché questo era l'angolo più dimenticato di questo paese. Quello che era un fattore contro, più avanti si trasformò in un vantaggio: il fatto di essere isolati e dimenticati ci permise, allora, di vivere un processo di involuzione. Qualche ortodosso conoscerà il libro che racconta della "trasformazione della scimmia in uomo". In quel caso avvenne il contrario: l'uomo si trasformò in scimmia, che era quello che eravamo noi. Perfino fisicamente, per questo uso il passamontagna. È per una questione di estetica e di buon gusto che bisogna coprirsi il volto.
Questo piccolo gruppo sopravvisse alla caduta del Muro di Berlino, al crollo del socialismo, ai tentennamenti della guerriglia in America Centrale, prima col FMLN nel Salvador, poi con quello che una volta si chiamava il Fronte Sandinista di Liberazione Nazionale, in Nicaragua. Ed in seguito, l'unione rivoluzionaria del Guatemala, la URNG.
Ciò che lo fece sopravvivere furono due elementi, secondo noi: uno, la sciocchezza o l'ostinazione che probabilmente quella gente aveva nel DNA. E l'altro, il bagaglio morale ed etico ereditato dai compagni e compagne che erano stati assassinati dall'esercito, proprio in quelle montagne.
Le cose stavano dunque così, con due possibilità: Un piccolo gruppo che passa decenni rinchiuso in montagna aspettando il momento in cui succederà qualcosa per agire nella realtà sociale. O finire, come una parte della sinistra radicale nel Messico di allora, come deputati, senatori, o presidenti legittimi della sinistra istituzionale in Messico.
Accadde qualcosa che ci salvò. In quei primi anni ci salvò e ci sconfisse. Quello che accadde è qui seduto alla mia sinistra, il Tenente Colonnello Insurgente Moisés, il Comandante Masho, il Comandante Ismael e molti altri compagni che trasformarono l'EZLN da un movimento guerrigliero d'avanguardia ed ortodosso, in un esercito di indigeni.
Non si trattava solo del fatto che era un esercito composto in maggioranza da indigeni. In maggioranza… in realtà su 100 combattenti 99 erano indigeni ed uno era meticcio. Non solo questo, ma quell'esercito e la sua mentalità subì la sconfitta nel suo progetto illuminante, il suo progetto di guida, caudillista, rivoluzionario classico, dove un uomo, o un gruppo di uomini, si trasforma nel salvatore dell'umanità, o del paese.
Accadde che quel progetto fu sconfitto nel momento in cui ci confrontammo con le comunità e ci rendemmo conto non solo che non ci capivano, ma che la loro proposta era migliore.
Decenni prima, secoli prima era successo qualcosa. Ci stavamo confrontando con un movimento di vita che era riuscito a sopravvivere ai tentativi di conquista di Spagna, Francia, Inghilterra, Stati Uniti e di tutte le potenze europee, compresa la Germania nazista nel 1940-1945. Quello che aveva fatto resistere questa gente, questi nostri compagni e compagne in primo luogo, e poi, i nostri capi e cape di adesso, era stato l'attaccamento alla vita che aveva molto a che vedere con il loro bagaglio culturale. La lingua, il linguaggio, il modo di rapportarsi con la natura rappresentava un'alternativa non solo di vita, ma di lotta. Non stavamo insegnando a resistere a nessuno. Ci stavamo trasformando in alunni di quella scuola di resistenza di gente che lo stava facendo da cinque secoli.
Quelli che venivano a salvare le comunità indigene, furono salvati da queste stesse. E trovammo rotta, destino, strada, compagnia e velocità per il nostro passo. Quello che allora, ed ora, chiamiamo "la velocità del nostro sogno".
L'EZLN ha molti debiti con voi, con gente come voi, in Messico ed in tutto il mondo, ma il nostro debito fondamentale è nel nostro cuore: nel cuore indigeno. In questa comunità ed in migliaia di comunità come questa popolate da compagni, basi di appoggio zapatiste.
Nel momento in cui il piccolo gruppo guerrigliero entra in contatto con i villaggi, sorge un problema ed un conflitto. Io posseggo la verità - io, il gruppo guerrigliero - e tu sei un ignorante, ti insegno, ti indottrino, ti educo, ti formo. Errore e sconfitta.
Nel momento in cui si inizia a costruire il ponte del linguaggio, ed incominciamo a modificare il nostro modo di parlare, iniziamo a modificare anche il nostro modo di pensare noi stessi e di pensare al nostro posto all'interno di un processo: servire.
Da un movimento che si proponeva di servirsi delle masse, dei proletari, degli operai, dei contadini, degli studenti per arrivare al potere e guidarli alla felicità suprema, ci stavamo trasformando, gradualmente, in un esercito che doveva servire le comunità. In questo caso, le comunità indigene tzeltales, le prime in cui ci stabilimmo in questa zona.
Il contatto con le comunità significò un processo di rieducazione più forte e più terribile dell'elettroshock praticato nelle cliniche psichiatriche. Non tutti lo sopportarono, ma alcuni sì.
Poi, che cosa è successo? Il fatto è che l'EZLN si trasforma in un esercito di indigeni, al servizio degli indigeni, e passa dai sei con i quali è nato l'EZLN, ad oltre seimila combattenti.
Che cosa fa scoppiare l'insurrezione del primo gennaio del '94? Perché decidemmo di sollevarci in armi? La risposta è nei bambini e nelle bambine. Non fu l'analisi della congiuntura internazionale.
Ognuno di voi converrà con me che la congiuntura internazionale non era favorevole per un'insurrezione armata. Il campo socialista era stato sconfitto, tutto il movimento di sinistra in America Latina era in fase di ritirata. In Messico la sinistra stava piangendo la sconfitta dopo che Salinas de Gortari non solo aveva fatto una frode, ma aveva comperato buona parte della coscienza critica della sinistra in Messico.
Chiunque minimamente ragionevole ci avrebbe detto: non ci sono le condizioni, non sollevatevi in armi, consegnate le armi, entrate nel nostro partito, eccetera, eccetera. Ma qualcosa dentro ci disse di sfidare quei pronostici e quelle congiunture internazionali.
L'EZLN dunque si prepara, per la prima volta, a sfidare il calendario e la geografia dell'alto. Ho detto i bambini e le bambine. Successe che in quegli anni, a partire dal principio degli anni '90, fu introdotta una riforma che impediva ai contadini l'accesso alla terra. La terra, come vedrete domani, quando salirete la collina che va verso il villaggio di Galeana, quella era la terra che avevano i contadini: ripidi pendii pieni di pietre. Le buone terre erano nelle mani dei finqueros. Nei prossimi giorni vedrete anche quelle fincas e potrete constatare la differenza di qualità della terra.
Si era cancellata la possibilità ad accedere ad un pezzo di terra. Contemporaneamente le malattie iniziarono ad uccidere i bambini e le bambine. Dal 1990 al 1992 non c'era bambino nella Selva Lacandona che arrivasse a compiere cinque anni. Prima dei cinque anni morivano di malattie curabili. Non era il cancro, non era l'AIDS, non erano malattie di cuore, erano malattie curabili: tifo, tubercolosi e a volte una semplice febbre ammazzava bambini e bambine minori di cinque anni.
Capisco che in città questo può essere perfino un vantaggio: meno asini, più pannocchie, si dice. Ma nel caso di un villaggio indigeno la morte dei suoi bambini significa la scomparsa come popolo. Cioè, nel processo naturale, gli adulti crescono, diventano vecchi e muoiono. Se non ci sono bambini quella cultura scompare.
La moria degli indigeni, dei bambini e delle bambine indigene, acutizzò ancora di più il problema. Ma la differenza rispetto al resto di altri villaggi indios, è che qui c'era un esercito ribelle, armato. Furono le donne a spingere per questa scelta. Non furono gli uomini. So che la tradizione in Messico - i mariachi, Pedro Infante e tutto il resto - è che gli uomini sono molto machi. Ma non è stato così. Chi cominciò a spingere: bisogna fare qualcosa, basta, è ora di finirla, furono le donne che vedevano morire i loro figli e figlie.
Cominciò a diffondersi una voce in tutte le comunità: bisogna fare qualcosa, ora, facciamola finita, in tutte le lingue. In quel momento eravamo presenti ormai anche nella zona degli Altos. E lì avevamo due compagne che erano, e sono ancora, la colonna portante di quell’opera: la defunta Comandante Ramona e la Comandante Susana.
In diverse parti cominciò a nascere questa inquietudine, questo malessere… Chiamiamolo col suo nome: questa ribellione tra le donne zapatiste, secondo le quali bisognava fare qualcosa. Noi allora facemmo quello che dovevamo, domandare a tutti che cosa avremmo fatto. Allora, nel 1992, si svolse una consultazione - senza televisione, senza governo del Distretto Federale, senza niente di quello che c'è adesso - e villaggio per villaggio si fecero assemblee - come quella che stiamo facendo adesso -. Si presentava la questione.
L'alternativa era molto semplice: se ci fossimo ribellati in armi ci avrebbero sconfitto, ma avremmo richiamato l'attenzione e le condizioni degli indigeni sarebbero migliorate. Se non ci fossimo ribellati in armi saremmo sopravvissuti, ma saremmo scomparsi come popoli indios.
La logica di morte è quando diciamo: non ci hanno lasciato altra scelta. Ora, dopo quattordici, quasi quindici, noi - quelli che siamo qui da più tempo - diciamo: che bello non aver avuto altra scelta.
Nei villaggi dissero: sei qui per questo, combatti, combatti con noi. Non si trattava solo di un rapporto formale, di comando. Perché formalmente era il contrario: formalmente l'EZLN era il comando e le comunità i subordinati. Nei fatti, nella realtà, era il contrario: i popoli sostenevano, si prendevano cura e facevano crescere l'Esercito Zapatista di Liberazione Nazionale.
A quel tempo è stata importante anche la partecipazione di un compagno meticcio, proveniente dalla città, il Subcomandante Insurgente Pedro, che cadde in combattimento il primo gennaio del 1994.
Di fronte a questa alternativa ed alle comunità che dicono "alziamoci in armi", il calcolo militare che facemmo - il Tenente Colonnello Moisés forse lo ricorda bene perché fu su questa montagna che sta alle spalle del villaggio, lassù, dove avevamo un accampamento, che si tenne una riunione di tutti i comandi zapatisti -, il piano che presentai loro fu questo: dobbiamo pensare bene a quello che faremo, perché quando si inizia qualcosa non si può tornare indietro.
Se noi andavamo a chiedere alla gente se ci si doveva sollevare in armi o no, non potevamo poi fermarci. Sapevamo e sentivamo che la risposta sarebbe stata un sì. E sapevamo e sentivamo che quelli che sarebbero morti erano quelli che si stavano riunendo su queste montagne, qui a La Garrucha.
Poi è successo quello che è successo. Non vi racconterò del primo gennaio del '94 perché iniziate a saperne un bel po' su di noi - almeno alcuni di voi, perché altri erano molto piccoli - e si apre una tappa di resistenza, diciamo noi, dove si passa dalla lotta armata all'organizzazione della resistenza civile e pacifica.
Accadde qualcosa in tutto questo processo sul quale voglio richiamare l'attenzione: il cambiamento della posizione dell'EZLN rispetto alla questione del potere. E la posizione rispetto alla questione del potere è quella che segnerà in maniera più profonda il percorso zapatista. Noi ci eravamo resi conto - e per noi vanno intese le comunità, non solo il primo gruppo - ci eravamo resi conto che le soluzioni, come tutto in questo mondo, si costruiscono dal basso verso l'alto. E tutta la nostra proposta precedente, la proposta della sinistra ortodossa, fino ad allora, era stata il contrario: dall'alto si risolvono le cose per il basso.
Questo cambiamento dal basso verso l'alto per noi significava non organizzarci, non organizzare la gente per andare a votare, né per andare ad una marcia, né per gridare, ma per sopravvivere e per trasformare la resistenza in una scuola. Questo è stato quello che hanno fatto i compagni, non l'EZLN originale, quel piccolo gruppo, ma l'EZLN con ormai presente questa componente indigena. Quello che ora si conosce a grandi linee come la costruzione dell'autonomia zapatista è un processo che vi spiegherà ora il Tenente Colonnello Insurgente Moisés.
Prima di questo, volevo segnalare alcune cose. Si dice, non senza ragione, che negli ultimi due anni, il 2006 e 2007, il Subcomandante Marcos ha lavorato con impegno e con successo a distruggere l'immagine mediatica che si era costruita intorno a lui. E si fa osservare come persone che prima erano vicine a lui ora si siano allontanate o diventate addirittura anti-zapatiste. Alcune di queste persone sono andate nei rispettivi paesi a tenere conferenze e sono state ricevute come se fossero stati loro a ribellarsi in armi. Sono gli zapatologi, pronti a viaggiare con tutti i rimborsi spese, a ricevere gli applausi, le carovane e qualche altro favore, quando viaggiano all'estero.
Che cosa è successo? Vi dirò come la vediamo noi. Voi avrete la vostra opinione. Mi spiego: qui nelle zone indigene si parla molto dei "coyote". A differenza che tra gli yaquis ed i mayos per i quali il coyote è molto rispettato ed emblematico, in Chiapas no. Il coyote è l'intermediario. È qualcuno che compra a buon mercato agli indigeni e poi rivende al mercato a caro prezzo.
Quando scoppia l'insurrezione zapatista, nascono quelli che noi chiamiamo gli intermediari della solidarietà. Cioè, i coyote della solidarietà. Questa gente che diceva, ed ancora dice, di avere il contatto diretto con lo zapatismo, di avere il telefono rosso, sono quelli che sanno come stanno le cose qui, e questo per loro rappresenta un capitale politico. Vengono e portano qualche cosa, cioè pagano a buon mercato; se ne vanno e si presentano come emissari dell'EZLN: riscuotono molto.
La comparsa di questo gruppo di intermediari, in cui c'erano politici, intellettuali, artisti e gente del movimento sociale, ci nascondeva l'esistenza di altre cose, di altri in basso. Noi intuivamo che c'era la Spagna del basso; che c'erano i Paesi Baschi in rivolta; che c'era la Grecia ribelle; che esisteva la Francia insorta; che c'era l'Italia della lotta; ma non lo vedevamo. Temevamo, quindi, che neanche loro ci vedessero.
Questi intermediari organizzavano e facevano cose quando eravamo di moda ed incassavano il loro capitale politico. Così come chi organizza concerti e si tiene una quota: riscuote il suo salario, o quello che spetta alla sua organizzazione.
C'era altro in basso. Abbiamo sempre avuto questa idea: lo zapatismo ha sempre detto di non essere l'unico gruppo ribelle, né il migliore. La nostra idea non era creare un movimento che egemonizzasse tutta la ribellione in Messico, o tutta la ribellione a livello mondiale. Non abbiamo mai aspirato ad una internazionale, alla quinta internazionale o non so a che numero sono arrivati - Ora c'è la Sesta. Ma questa è un'altra, questa è L'Altra Internazionale.
Che cosa è successo? Vi dirò alcune cose che per voi non saranno novità. La descrizione della sinistra istituzionale è perfettamente chiara per gli spagnoli, con Rodríguez Zapatero o Felipe González; per i Paesi Baschi - Gora Euskal Herria - ancora di più; anche per l'Italia ribelle non deve essere una novità; ed anche la Grecia può raccontarci molto; in Francia con Miterrand, il barone, è lo stesso.
In Messico, no. Continua ad esserci questa aspettativa: che è possibile che la sinistra che ci ritroviamo adesso, se arriva al potere, lo farà impunemente, cioè: può arrivare a governare senza smettere di essere di sinistra. Spagna, Italia, Francia, Grecia, praticamente tutti i paesi al mondo possono rendere conto del contrario: di gente di sinistra, coerente - non necessariamente radicale - che smette di esserlo nel momento in cui arriva al potere. Varia la velocità, varia la profondità, ma inevitabilmente si trasformano. Questo è quello che noi chiamiamo "l'effetto stomaco" del potere: o ti digerisce o ti trasforma in merda.
In Messico questo avvicinamento della sinistra, o di quello che si autodefinisce sinistra, al potere - mi viene in mente ora che su un giornale è stato scritto che io non ero qui, ma che ero a Città del Messico alle feste della sinistra, ma non sapevo ci fosse una sinistra a Città del Messico e che facesse delle feste…. Sì c'è ancora, ma è un'Altra sinistra - dicevo, nel momento in cui si è presentata la possibilità del potere, è iniziato il processo di digestione e defecazione del potere su questa sinistra. Sugli zapatisti, e su tutto quello che si collocava nel centro - perdonatemi se infrango qualche cuore, ma il centro non sta nel centro, è incollato alla destra. È all'altro lato, alla destra... meglio, alla vostra destra-.
Dunque, noi avremmo dovuto, ce lo chiedeva questo gruppo di intellettuali, artisti, leader sociali, ritornare alla situazione storica presente al 1984, quando pensavamo che un gruppo, o una persona, se arriva al potere, trasforma tutto dall'alto verso il basso. E si voleva che noi depositassimo la fiducia, il futuro, la nostra vita ed il nostro sviluppo ad un illuminato, ad una persona, insieme ad una banda di 40 ladroni che è la sinistra in Messico.
Noi abbiamo detto no. Non è che il presidente legittimo ci sia antipatico, semplicemente non crediamo in questo processo. Non crediamo che qualcuno, nemmeno qualcuno tanto figo quanto il Subcomandante Marcos, sia capace di operare questa trasformazione. Noi non potevamo fare questo, ed allora c'è stata la rottura.
Voglio richiamare l'attenzione su una cosa: allora dicemmo quello che sarebbe successo. Quello che sta succedendo adesso. Quando noi lo dicevamo, dissero che stavamo facendo il gioco della destra. Ora che stanno ripetendo perfino con le nostre stesse parole quello che dicevamo due anni fa, si dice che è per fare un servizio alla sinistra.
Lo zapatismo è scomodo. È come se nel rompicapo del potere ci fosse un pezzo che non si incastra e di cui bisogna disfarsi. Di tutti i movimenti che ci sono in Messico, uno di questi - non l'unico - lo zapatismo, è scomodo per questa gente. È un movimento che non permette di accontentarsi, che non permette di arrendersi, che non permette di tentennare, che non permette di vendersi. E nei movimenti dell'alto questa è la logica, questo è razionale. È la "real politik", come si dice.
Allora si verifica l'allontanamento che, a poco a poco, incomincia a permeare perfino i settori internazionali, in America Latina ed in Europa, fondamentalmente. In questo percorso, tuttavia, si sono costruite relazioni più solide. Per citarne alcune, con i compagni della CGT della Spagna, con il movimento culturale ribelle dei Paesi Baschi, l'Italia sociale e, più recentemente, la Grecia ribelle ed insubordinata che abbiamo conosciuto.
Questo spostamento a destra si nasconde in questo modo, si dice: "L'EZLN si è radicalizzato ed è diventato più di sinistra". Scusate, ma il nostro progetto è sempre lo stesso: non cerchiamo la presa del potere, pensiamo che le cose si costruiscono dal basso. Quello che è successo è che quei settori, gli intermediari della solidarietà, i coyote internazionalisti, o l'internazionale del "coyotaggio", si sono spostati a destra. Perché il potere non ti fa entrare gratis.
Il potere è un club esclusivo e bisogna avere determinati requisiti per accedervi. Quello che gli zapatisti chiamano "la società del potere" ha le sue regole. E vi si può accedere solo se si rispettano determinate regole. Chiunque cerchi giustizia, libertà, democrazia, rispetto per le differenze, non ha possibilità di accedervi, a meno che tentenni su queste idee.
Quando noi abbiamo cominciato a vedere questo spostamento a destra del settore apparentemente più zapatista, ci siamo chiesti che cosa c'era sotto, cosa c'era dietro. Ad essere sinceri siamo partiti dal contrario: abbiamo cominciato dal mondo, cioè a livello internazionale, e poi ci siamo chiesti del Messico.
Per ragioni che forse voi potete spiegare, la vicinanza dello zapatismo è stata più forte con altri paesi che col Messico. Ed è stata più forte in Messico che con la gente del Chiapas. Come se ci fosse un rapporto inverso nella geografia: chi viveva più lontano era più vicino a noi, mentre chi viveva più vicino era più lontano da noi.
È venuta l'idea di cercarli con l'intuizione ed il desiderio che esistessero: voi, altri come voi. È arrivata la Sesta Dichiarazione, la rottura definitiva con quel settore dei coyote della solidarietà. E la ricerca, in Messico e nel mondo, di altri che fossero come noi, ma che fossero diversi.
Oltre a questa posizione rispetto al potere, c'è una caratteristica essenziale nello zapatismo - e lo vedrete ora che siete qui in questi giorni o se parlerete con i Consigli Autonomi e con le Giunte di Buon Governo, ovvero con le autorità autonome -: la rinuncia ad egemonizzare ed omogeneizzare la società. Noi non pretendiamo un Messico zapatista, né un mondo zapatista. Non pretendiamo che tutti diventino indigeni. Noi vogliamo un posto, qui, il nostro, che ci lascino in pace, che non ci comandi nessuno. Questo è la libertà: che noi decidiamo quello che vogliamo fare.
E pensiamo che sia possibile solo se altri come noi lo vogliono e lottano per la stessa cosa. E si stabilisce un rapporto di cameratismo, diciamo noi. Questo è quello che vuole costruire L'Altra Campagna. Questo è quello che vuole costruire la Sesta Internazionale. Un incontro di ribellioni, uno scambio di apprendistati ed un rapporto più diretto, non mediatico, ma reale, di appoggio tra organizzazioni.
Alcuni mesi fa sono venuti qua compagni di Corea, Thailandia, Malesia, India, Brasile, Spagna - e non mi ricordo di che altre parti - di Vía Campesina. Noi li abbiamo incontrati a La Realidad ed abbiamo detto loro: l'incontro tra dirigenti per noi non vale niente. Tanto meno le foto con loro. Se le dirigenze di due movimenti non servono affinché i movimenti si incontrino e si conoscano, queste dirigenze non servono.
Diciamo la stessa cosa a chiunque venga a proporci questo. Quello che ci interessa è quello che c'è dietro: voi, altri come voi. Non possiamo andare in Grecia, ma possiamo fare un calcolo e dire che non sono tutti qua quelli che avrebbero voluto venire. Come possiamo parlare con questi altri? E dire loro che non vogliamo elemosine, che non vogliamo pietà. Che non vogliamo che ci salvino la vita. Che vogliamo un compagno, una compagna, ed unoa compagnoa in Grecia che lotti per le proprie rivendicazioni. In Italia, nei Paesi Baschi, in Spagna, in Francia, in Germania, Danimarca, Svezia - non elenco tutti i paesi perché se ne salto uno poi mi contestano -…
Dove guardiamo noi? Mentre vi espongo questo rapido percorso, vi parlo di un'eredità morale ed etica dalla quale siamo nati. Ha a che vedere soprattutto con la lotta ed il rispetto per la vita, per la libertà, per la giustizia e per la democrazia. Noi abbiamo un debito morale con i nostri compagni. Non con voi, non con gli intellettuali che si sono allontanati, non con gli artisti né con gli scrittori, né con i leader sociali che ora sono antizapatisti.
Noi abbiamo un debito con coloro che sono morti lottando. E noi vogliamo che arrivi il giorno in cui ai nostri morti ed alle nostre morte potremo dire solo tre cose: non ci siamo arresi, non ci siamo venduti, non abbiamo tentennato.



Dalle montagne del Sudest Messicano
Subcomandante Insurgente Marcos


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