Don Durito de La Lacandona.
Ni el Centro ni la Periferia…
III. Tocar el Verde
El calendario y la geografìa de la destrucciòn.
“No basta con enterrar al capitalismo, hay que sepultarlo boca abajo. Para que, si se quiere salir, se entierre más”. Don Durito de La Lacandona.
Varias veces se ha dicho acá que el poderío norteamericano está liquidado, incluso se han adelantado albricias por la defunción del capitalismo como sistema mundial. En la repartición de esquelas y lugares en la lista de espera para la funeraria de la historia, se han incluido: al socialismo, la economía política, el régimen político en México y la capacidad militar del opresor mundial, nacional y local.
Se nos ha invitado a dejar de preocuparnos por lo que nos explota, despoja, reprime, desprecia. Se nos ha exhortado a discutir y acordar ya lo que sigue a esta pesadilla.
En fin, los letreros de “clausarado” y “En proceso de demoliciòn” se han colocado en edificios que, permítanos la desconfianza cultivada con esmero a lo largo de 515 años, a nosotras, a nosotros, a los zapatistas, nos parecen todavía no sólo sólidos, también en plenas funciones y bonanzas.
La soberbia suele ser mala consejera en cuestiones prácticas y teóricas. Ella fue la que alimentó aquello de “no le han quitado ni una pluma a mi gallo”, “las encuestas me favorecen por 10 puntos”, “sonría, vamos a ganar”, “Oaxaca no será Atenco”.
No vaya a ser que una soberbia parecida sea el aliento para eso de que debemos sentarnos a ver pasar el cadáver del enemigo.
Más adelante, en otra de estas sesiones, señalaremos el asunto de la guerra. Ahora quisiéramos enfocarnos más detenidamente en señalar algunas destrucciones que sí se están operando y que, a diferencia de las mencionadas más arriba, pueden ser constatadas “in situ” (¡Órales! ¡Latín! Ahora sí me vi muy académico).
Más que en una descripción o un pase de lista, quisiéramos detenernos en un aspecto que se suele pasar por alto en esas otras destrucciones. Y hablo de las destrucciones de la naturaleza, sea vía deforestación, contaminación, desequilibrio ecológico, etcétera, así como de las mal llamadas “catástrofes naturales”. Y digo “mal llamadas” porque cada vez es más evidente que la sangrienta mano del capital acompaña estas desgracias.
Ya en otras ocasiones hemos señalado que el capitalismo, como tendencia dominante en las relaciones sociales, todo lo convierte en mercancías; que en su producción, circulación y consumo, la ganancia es el eje articulador de su lógica; y que el afán de ganancia busca también la “aparición” de nuevas mercancías, y la creación o apropiación de nuevos mercados.
Tal vez se nos tache de demasiado “ortodoxos” o “clásicos” (algo de lo que, como ha sido evidente en estos 14 años, seguramente se puede acusar al neozapatismo), si insistimos en esto de que al capital le interesan las ganancias, por cualquier medio y de cualquier forma, todo el calendario y en toda la geografía.
Lo entendemos.
Pero les pedimos a quienes ven hacia arriba que, al menos por un momento, dejen de lado sus lecturas de “Vuelta”, “Letras Libres”, “Nexos”, “TV y Notas” y las conferencias magistrales de Al Gore; dejen descansar unos minutos sus fantasmas del Gulag y el Muro de Berlín; apaguen un momento los cirios encendidos al ex candidato “menos malo”; pongan en “stand by” sus análisis que no saben diferenciar entre una movilización y un movimiento; y concedan que, tal vez sí, es probable, es un supositorio, pudiera ser que, en efecto, el capital pretenda convertir todo en mercancía y ésta en ganancia.
Revisen ahora, con detalle, cada una de las distintas destrucciones que el planeta padece y verán cómo aparece el capital usufructuando. Primero en las causas de la desgracia, y después en sus consecuencias.
Tabasco y Chiapas. Las geografías y los calendarios de la destrucción.
A varias semanas de que el río Grijalva y el río Carrizales se desbordaron, poniendo el 70 por ciento del territorio del suroriental estado mexicano de Tabasco bajo el agua, parecería que se abre una nueva etapa: la de la reconstrucción y la de las justificaciones inaceptables. El saldo es escalofriante: un millón de afectados y, al menos, 80 mil viviendas destruidas. Además, el peligro latente de un nuevo desbordamiento.
En el gobierno del panista Felipe Calderón, se ha buscado evitar una discusión seria sobre lo que motivó la inundación —bajo el argumento de “no politizar la situación”: el 8 de noviembre pasado, el secretario de Gobernación dijo: “la emergencia es la emergencia y hay que resolverla, no encontrar culpables”.
Claro que no se pueden encontrar culpables si no se hace una evaluación seria de lo que pasó. La realidad es que, conforme la población se siente más segura en lo que tiene que ver con su integridad física, la discusión sobre lo que pasó es el tema central de las pláticas, no podemos decir que de sobremesa porque no hay mesas, sino en los refugios, en las calles, en los campos.
De la misma manera, en las esferas de las diversas corrientes políticas del país el tema comienza a manifestarse, no siempre de manera desinteresada. Desde luego, es un absurdo pedir que no se politice lo que ahí sucedió, cuando atrás de todo existen una serie de políticas públicas que han permitido, en paralelo a las causas naturales, la situación que hoy se vive en Tabasco.
Felipe Calderón, al grito de “vi la película de Al Gore”, se escudó en una explicación muy de moda en nuestros días: el cambio climático: “No nos equivoquemos, el origen de la catástrofe está en la enorme alteración climática”, dijo.
Así que no es necesario buscar o ubicar una responsabilidad concreta. Parecería que, para el autodenominado presidente, el cambio climático es una tragedia cuasi divina, que no tiene nada que ver con el modelo de desarrollo que se ha aplicado y que se sigue aplicando. Es muy probable que esta inundación tenga algo que ver con ese cambio climático, lo que sería importante dilucidar son las razones de eso.
Cecilia Vargas, periodista de La Verdad del Sureste, nos dice: “una de las causas de la inundación es la venta de tierras y la construcción de casas y almacenes comerciales en zonas pantanosas, que tienen que ser rellenadas, tapando así los vasos reguladores de la ciudad e impidiendo la circulación y absorción del agua. En zonas rellenadas (o rellenos) se construyeron centros comerciales como Wal Mart, Sam´s, Chedrahui, Fábricas de Francia, Cinépolis (construidos durante los gobiernos de Roberto Madrazo y Manuel Andrade)”.
O, como señalan los habitantes indígenas de la zona chontal: “dicen los abuelitos que antes llovía más o igual, pero no se inundaba, ¿por qué ahora sí? Dicen que es por las construcciones que están haciendo y que tapan los caminos del agua”.
Posteriormente, el señor Calderón responsabilizó, en el colmo de la estupidez, a la luna por las tremendas mareas que provocó.
Sin embargo, María Esther, habitante de la ciudad de Villahermosa y compañera de la Otra Campaña, utiliza el sentido común —tan ajeno a los “expertos”—, y señala un suceso extraño: “la Laguna de las Ilusiones, que se encuentra en pleno Villahermosa, nunca se desbordó, y subió apenas su nivel, a diferencia de otros años. Si el origen fundamental de la catástrofe hubieran sido las lluvias, esa laguna tendría que haberse desbordado y no sucedió”.
Y coinciden la periodista y María Esther: “las inundaciones fueron un crimen, porque hubo un desfogue de la presa Peñitas cuando ya no daba más, y fue ésta el agua que llenó Villahermosa”. Más adelante, citan un documento del Comité Nacional de Energía, del 30 de octubre, en donde se señala que “la presa Peñitas está al borde del colapso porque no se destina el agua a generar electricidad mas que en las noches, mientras la base de la generación eléctrica es por medio de gas y llevado por industrias privadas”. Atrás está Repsol, la multinacional española que “adonde pisa no vuelve a crecer la hierba”. En el documento, de marras, se advierte que “es necesario abrir las compuertas, porque los embalses de las presas ya están al máximo” y exigen a la Secretaría de Energía la generación permanente de energía por medio de las hidroeléctricas.
El hecho concreto es que si uno recorre Villahermosa constata que la zona hotelera, la colonia Tabasco 2000, y otras zonas “ricas” de la ciudad no fueron afectadas, gracias a las obras que, en años pasados, ahí sí se hicieron para prevenir las inundaciones (el bordo de contención del río Carrizal).
En medio de las catástrofes se mide la estatura de los políticos… y de los analistas. Esta ocasión no ha sido la excepción. En medio de esta tragedia ha quedado claro que los tres partidos principales que existen en México comparten la responsabilidad de lo que sucedió.
Tanto la presidencia de la república en manos del derechista PAN, como la gubernatura en manos de un militante del corrupto Partido Revolucionario Institucional, como las presidencias municipales, mayoritariamente en manos del supuestamente izquierdista Partido de la Revolución Democrática, han evidenciado su profundo desapego de la sociedad.
El ejemplo más claro de esta situación se vivió el 31 de octubre, cuando el autodenominado presidente de México, Felipe Calderón, llegó a Tabasco para hacer una gira para evaluar la situación. Viendo que había personas que estaban colocando costales en el malecón para crear un dique, decidió ayudar y durante 15 minutos se puso a trabajar, junto con su señora esposa y algunos miembros de su gabinete. Este tipo de actitudes, tan cercanas a lo que era la forma de gobernar del PRI, tenían fuerte impacto social y mediático, pero ahora solamente provocan indignación y rabia.
Pero peor, al ver que había mucha gente únicamente mirando y ante los “sollozos” del gobernador, a Felipe Calderón le ganó el coraje y amenazó a los que solamente miraban diciéndoles: “¡Bájense a ayudar o mando por ustedes!”, e inmediatamente ordenó a los militares que fueran por los hombres para ayudar a llenar los sacos de arena. La gente no se inmutó, la mirada adquirió un sentido de desprecio, los soldados tampoco se movieron, entendiendo que la orden era agregar gasolina al fuego; todo esto provocó que el supuesto presidente se retirara del lugar y diera por terminada su faena de reconstrucción, sus quince minutos de trabajo no se convirtieron en sus quince minutos de gloria y si en cambio de vergüenza. Uno de los que estaban mirando comentó después, alzando la voz y sin ningún temor: “es fácil venir aquí 15 minutos a tomarse una foto, a que lo graben los noticieros de televisión, a darse un bañito de pueblo y luego irse a su casa y cenar y dormir cómodamente con su familia”.
A varias semanas de que inició la tragedia de Tabasco, lo que queda en los ojos de los habitantes de ese lugar es la gran solidaridad que su situación ha despertado entre el pueblo de México. La mayor parte de los alimentos, bebidas y medicinas que les han llegado han sido recolectadas entre la sociedad civil mexicana.
Mientras que las diversas despensas que vienen de diferentes gobiernos, ya sea el federal o los estatales o municipales, están invariablemente etiquetadas con los logos que identifican al partido político en el cual milita el funcionario, la ayuda ciudadana tiene como característica el anonimato. Nada que ver con el diferendo entre el gobierno federal y el del Distrito Federal, ni a Felipe Calderón ni a Marcelo Ebrard les importa nada la situación de los damnificados, lo único que les interesa es tomarse la foto: uno llenando sacos de arena, con la habilidad de un abogado egresado de universidad privada, y el otro dando banderazos de salida, con cara de bobo, rodeado de camarógrafos y periodistas a modo.
Pero, hay otra ayuda que se hizo presente desde los primeros días en las comunidades más pobres de Tabasco, las que colindan con el estado de Chiapas: la que se hace de pueblo pobre a pueblo pobre. Nos narra una habitante de la zona:
“Hubo un interés de parte de los compas zapatistas de saber cómo estábamos, en qué condiciones estábamos cada uno. Nos dijeron que si necesitábamos salir podíamos contar con los municipios autónomos zapatistas como albergues seguros.
Eran días difíciles; no había comunicación, se cortaron las líneas de teléfono y las carreteras, el agua potable. Incluso en muchos lados no había luz, escaseaban los alimentos y el agua para consumo, pero, en medio de todo eso, teníamos la certeza de saber que contábamos con techo y comida segura en los municipios autónomos.
No fue fácil la comunicación entre nosotros, más o menos sabíamos quiénes se habían inundado por la ubicación de cada quién, sabíamos que estaban con vida aunque padeciendo este desastre provocado.
Entonces, la respuesta fue al estilo zapatista: rápida, efectiva y segura. Los compas bases de apoyo convocaron en Tila, Chiapas, y en los municipios autónomos a la solidaridad con nosotros. Se puede decir que los tres camiones de carga que vinieron de Tila, el día 3 de noviembre, fue de las primeras ayudas que el estado recibió, cuando no teníamos comunicación telefónica ni había paso en carreteras mas que para vehículos pesados.
Sabíamos que, junto con la ayuda de la sociedad civil y la parroquia de Tila, venía el apoyo de las bases zapatistas de la zona norte. Sabíamos que los compas estuvieron trabajando día y noche en el acopio. Y la ayuda fue no sólo oportuna, sino maravillosa. Cuando no había cómo guisar en las casas, sólo en algunos albergues, nos llegaron tres camiones llenos de pozol (bebida típica de los indígenas tanto de Chiapas como de Tabasco), tostadas, y todo lo que es nuestros alimentos tradicionales y no como los diversos gobiernos que nos daban esas horribles sopas instantáneas. Efectivamente, fueron los primeros en llegar y todo mundo se admiraba y agradecía este apoyo tan oportuno y además tan de abajo, tan sabedor de nuestros alimentos, de lo que la gente ya extrañaba, el pozolito, la tortilla. Luego, dos días después, otros tres camiones y así varios viajes”.
Y, luego, llena de emoción narra: “Pero la región de Tacotalpa estaba incomunicada, ahí no entraban ni los camiones pesados. Los compañeros bases de apoyo zapatista nos dijeron que no tuviéramos pena, que iba a llegar el apoyo especial para ellos y fue así como, en medio de la serranía de Tacotalpa, ante la mirada asombrada de los poblados vecinos, se vio bajar de la montaña una fila larga de más de 50 hombres, 30 mujeres y muchos niños, meros bases de apoyo zapatista, quienes en dos días diferentes bajaron, cargando en sus hombros por varias horas, sacos con maíz, frijol, tostadas, pozol, pinol, azúcar, naranjas, mandarinas, limones, calabazas, yucas, macal, agua embotellada, hervida de los arroyos de la montaña, para los y las compas tabasqueñas… Esto a través del Municipio Autónomo El Campesino, pero sabemos que fue apoyo de otros municipios que de buen corazón dieron lo que tenían y como siempre eso que tienen es muy grande, muy valioso, que rompe cualquier dificultad por grande que parezca”.
Para los que presenciamos esto fue algo maravilloso ver a hombres, niños, mujeres, ancianos del color de la tierra traer el sustento que necesitamos los compas de acá de este lado de la zona baja. Después llegaron otras dos camionetas con otra ayuda similar. Pero no sólo venían a dar la ayuda, también venían a escuchar nuestro dolor, que dijéramos qué era lo que estaba pasando, cómo estábamos, qué es lo que realmente provocó todo esto, cómo es que se está viviendo abajo esta tragedia. Que sacáramos nuestro dolor, para comenzar a curarlo.
No hay palabras con las cuales podamos agradecer a todos y cada uno de los compañeros bases de apoyo zapatistas, que con buen corazón y con verdadero humanismo nos comparten su pan, su agua y su lucha por construir un mundo donde quepan muchos mundos.
Desde luego, nada de esto apareció en los grandes medios de comunicación mexicanos. Además de las pistas de hielo, lo que insistentemente se nos dijo en ellos es que toda la clase política se acusaba entre sí de lucrar con la tragedia. Así, por ejemplo, el ministro del Trabajo se confrontó con el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, el primero llamó ruin al segundo y éste le respondió, llamándole porro. Lo peculiar es que ambos tenían razón.
Aquí tienen ustedes una diferencia fundamental e irreconciliable entre los que buscamos nosotros, nosotras, en el movimiento que todavía se llama La Otra Campaña, y los que se aglutinan en torno al lopezobradorismo.
Ellos quieren un mundo con pistas de hielo, playas artificiales, segundos pisos, y el glamur del primer mundo.
Nosotras, nosotros, queremos un mundo como ése que bajó de la montaña zapatista para ayudar al necesitado, es decir, otro mundo.
***
Algo de Geografía y Calendario básicos.
Hay en el Caribe, tendida al sol y cual verde caimán, una alargada isla. “Cuba” se llama el territorio y “Cubano” el pueblo que ahí vive y lucha.
Su historia, como la de todos los pueblos de América, es una larga trenza de dolor y dignidad.
Pero hay algo que hace que ese suelo brille.
Se dice, no sin verdad, que es el primer territorio libre de América.
Durante casi medio siglo, ese pueblo ha sostenido un desafío descomunal: el de construirse un destino propio como Nación.
“Socialismo” ha llamado este pueblo a su camino y motor. Existe, es real, se puede medir en estadísticas, puntos porcentuales, índices de vida, acceso a la salud, a la educación, a la vivienda, a la alimentación, desarrollo científico y tecnológico. Es decir, se puede ver, oír, oler, gustar, tocar, pensar, sentir.
Su impertinente rebeldía le ha costado sufrir el bloqueo económico, las invasiones militares, los sabotajes industriales y climáticos, los intentos de asesinato contra sus líderes, las calumnias, las mentiras y la más gigantesca campaña mediática de desprestigio.
Todos estos ataques han provenido de un centro: el poder norteamericano.
La resistencia de este pueblo, el cubano, no sólo requiere de conocimiento y análisis, también de respeto y apoyo.
Ahora que tanto se habla de defunciones, habría que recordar que ya se llevan 40 años de tratar de enterrar al Che Guevara; que a Fidel Castro lo han declarado muerto ya varias veces; que a la Revolución Cubana le han marcado, inútilmente hasta ahora, decenas de calendarios de extinción; que en las geografías que se trazan en las estrategias actuales del capitalismo salvaje, Cuba no aparece, por más que se empeñen.
Más que como ayuda efectiva, como señal de reconocimiento, respeto y admiración, las comunidades indígenas zapatistas han enviado un poco de maíz no transgénico y otro más poco de gasolina. Para nosotras, nosotros, ha sido nuestra forma de hacerle saber a ese pueblo que sabemos que las más pesadas de las dificultades que padece, tienen un centro emisor: el gobierno de los Estados Unidos de América.
Como zapatistas pensamos que debemos tender la mirada, el oído y el corazón hacia este pueblo.
No vaya a ser que, como a nosotros, se diga que el movimiento es muy importante y esencial y bla, bla, bla; y cuando, como ahora, somos agredidos, no hay ni una línea, ni un pronunciamiento, ni una señal de protesta.
Cuba es algo más que el extendido y verde caimán del Caribe.
Es un referente cuya experiencia será vital para los pueblos que luchan, sobre todo en los tiempos de oscurantismo que se viven ahora y se alargarán todavía algún tiempo.
En contra de los calendarios y geografías de la destrucción, en Cuba hay un calendario y una geografía de esperanza.
Por esto ahora decimos, sin estridencias, no como consigna, con sentimiento: ¡Que viva Cuba!
Muchas gracias.
Subcomandante Insurgente Marcos.
P.D.- Que confirma que la Luna es rencorosa y cuenta la leyenda del origen de Sombra, el guerrero:
Sombra, el levantador de lunas.
Lo cuento como le contaron. Fue hace tiempo, mucho. No hay calendario que lo ubique. El lugar en que ocurrió no tiene geografía que lo señale. Sombra, el guerrero, todavía no era guerrero ni era aún Sombra. Cabalgaba la montaña cuando le dieron la noticia.
“¿Dónde?”, preguntó.
“Allá, donde la hendidura de la montaña”, fue la vaga referencia que le dieron.
Cabalgó Sombra, que no era Sombra todavía. La noticia recorría las cañadas de extremo a extremo:
“La Luna. Cayó. Así nomás. Como que se desmayó y se vino a caer. Despacito vino, como no queriendo. Como no me miren. Como no den cuenta. Pero bien que la miramos. Como que paró sobre el cerro y luego se fue rodando hasta el fondo del barranco. Allá fue. Claro lo vimos. Era luz, pues. La Luna era.”
Llegó Sombra al borde del barranco, se apeó del caballo. Despacio bajó al fondo. La encontró a La Luna. Con mecapal la rodeó. Sobre su espalda la cargó. Subieron Luna y Sombra montaña arriba. Sombra sobre el camino, Luna sobre Sombra. Llegaron hasta la punta más alta del cerro. Para lanzarla de ahí de nuevo al cielo, dijo Sombra. Para que de nuevo anduviera Luna los caminos de la noche. No quiero, dijo Luna. Acá quiero quedar, contigo. Tibia será mi luz para ti, en la noche fría. Fresca en el ardiente día. Tú me traerás espejos que multipliquen mi brillo. Contigo quedaré, acá. Sombra dijo no, el mundo, sus hombres y mujeres, sus plantas y animales, sus ríos y montañas, la Luna necesitan para bien mirar su paso en la oscuridad, para no perderse, para no olvidar quienes son, de donde vienen, a dónde van. Discutieron. Tardaron ahí. Los murmullos eran luces morenas, sombras luminosas. A saber qué más se dijeron. Tardaron. De madrugada se irguió Sombra y con el mecapal lanzó a La Luna de nuevo al cielo. Enojada iba Luna, molesta. En lo alto, en el lugar que los dioses primeros le dieron, quedó la Luna. Desde ahí Luna maldijo a Sombra. Así dijo:
“Desde ahora Sombra serás. Luces verás pero no serás. Sombra caminarás. Guerrero serás. No habrá para ti rostro, ni casa, ni reposo. Sólo camino y lucha tendrás. Vencerás. Encontrarás, sí, a quien amar. Tu corazón hablará en tu boca cuando “te quiero” digas. Pero Sombra seguirás y nunca encontrarás quien te ame. Buscarás, sí, pero no encontrarás los labios que sepan decir “tú”. Así serás, Sombra, el guerrero, hasta que ya no seas”
Desde entonces, Sombra es quien ahora es: Sombra, el guerrero.
A saber cuándo y dónde fue y será.
Todavía falta hacer ese calendario, todavía falta inventar esa geografía.
Todavía falta aprender a decir “Tú”.
Todavía falta lo que falta…
Hasta mañana.
Subcomandante Insurgente Marcos
Né il Centro né la Periferia...
III. Toccare il verde
Il calendario e la geografia della distruzione.
“Non basta sotterrare il capitalismo, bisogna seppellirlo a pancia in giù. Così che, se vuole uscire, sprofondi ancor di più”. Don Durito della Lacandona
Molte volte si è detto qui che il potere nordamericano si è esaurito, addirittura si sono alzate grida di giubilo per i funerali del capitalismo come sistema mondiale. Nella serie di necrologi in lista d’attesa per il funerale della storia sono stati inclusi: il socialismo, l’economia politica, il regime politico in Messico e la capacità militare dell’oppressore mondiale, nazionale e locale. Siamo stati invitati a non preoccuparci più dello sfruttamento, della rapina, della repressione, del disprezzo. Ci hanno esortato a discutere e a tollerare ancora per un po’ le conseguenze reali di questo incubo.
Però alla fine, gli avvisi di “Cessata attività” e di “In fase di demolizione” sono stati affissi su edifici che a noi, donne e uomini zapatisti, sembrano ancora non solo ben solidi, ma anche in piena attività e in buona salute – perdonateci la diffidenza, ma è frutto di un periodo di 515 anni. Di solito la superbia è cattiva consigliera in questioni pratiche e teoriche. E’ stata lei che ha alimentato frasi come “non ci hanno torto un capello”, “i sondaggi mi danno un vantaggio di 10 punti”, “sorridete, vinceremo”, “Oaxaca non sarà Atenco”. Non sia mai che una simile superbia ci spinga a sederci, ad aspettare di veder passare il cadavere del nemico.
Piuttosto vorremo portare l’attenzione su alcune distruzioni concrete che si stanno operando sotto gli occhi di tutti e che, a differenza di quelle nominate sopra, possono essere verificate “in situ” (Caspita! pure il latino! Ora sì che sono molto accademico).
Più che fare una descrizione o un elenco, vorremmo soffermarci su un aspetto che di solito, rispetto a queste altre distruzioni, viene trascurato. E parlo delle distruzioni della natura come la deforestazione, l’inquinamento, lo squilibrio ecologico ecc…ma anche delle cosiddette “catastrofi naturali”. E dico “cosiddette” perché ogni volta è sempre più evidente che la mano sporca di sangue del capitale accompagna queste disgrazie.
Già in altre occasioni abbiamo segnalato che il capitalismo ha una tendenza dominante nelle relazioni sociali, che è quella di convertire tutto in merce; il profitto, nella sua produzione, circolazione e consumo, è il perno attorno al quale si articola la sua logica; e l’ansia di guadagno spinge anche alla “comparsa” di nuove merci, alla creazione o all’appropriazione di nuovi mercati.
Se insistiamo a dire che al capitale interessa il guadagno con qualsiasi mezzo e in qualsiasi forma, sempre e in ogni luogo, forse ci potrebbero accusare di essere troppo “ortodossi” o “classici” (cose di cui, come è stato evidente in questi 14 anni, sicuramente si può accusare il neozapatismo). Lo capiamo. Però vi preghiamo di lasciar perdere, almeno per un momento, la lettura di “Vuelta”, “Letras Libres”, “Nexos”, “TV y Notas” o le magistrali conferenze di Al Gore; lasciate in pace alcuni minuti i fantasmi dei Gulag e del Muro di Berlino; spegnete un momento i ceri accesi per il candidato “meno peggio”; mettete in “stand by” le analisi che non sanno fare la differenza tra una mobilitazione dall’alto e i movimenti; e provate a concedere che forse sì, è probabile - accettate questa supposizione o questa…”supposta” - in effetti potrebbe essere che sì, il capitale pretende convertire tutto in merce e questa in profitto. Passate in rassegna ora, con cura, ciascuna delle diverse distruzioni che il nostro pianeta sta soffrendo e vedrete come compaia il capitale, che sfrutta economicamente prima le cause della disgrazia e poi le sue conseguenze.
Tabasco e Chiapas. Le geografie e i calendari della distruzione.
A distanza di varie settimane da che i fiumi Grijalva e Carrizales hanno straripato, inondando il 70 per cento del territorio dello stato messicano del Tabasco, sembrerebbe che si stia entrando in una nuova fase: quella della ricostruzione e delle giustificazioni inaccettabili. Il bilancio fa rabbrividire: un milione di persone colpite e almeno 80.000 abitazioni distrutte. E in più, il pericolo latente di un nuovo straripamento. Nel governo del panista Felipe Calderón si è cercato di evitare una discussione seria sulle cause che provocarono l’inondazione, con la scusa di “non politicizzare la situazione”. Lo scorso 8 novembre il segretario del governo affermò: “un’emergenza è un’emergenza e bisogna risolverla, non trovare colpevoli”. E’ chiaro che non si possono trovare colpevoli se non si fa una valutazione seria di quello che è successo. In realtà, man mano che la gente si sente più sicura nella sua integrità fisica, la discussione su quello che è successo è il tema centrale se non delle tavole rotonde, perché non ci sono più tavoli, delle chiacchiere nei rifugi, nelle strade, nei campi. Allo stesso modo, nelle alte sfere delle diverse correnti politiche del paese la questione comincia ad emergere, non sempre in maniera disinteressata.
A questo punto è assurdo pretendere di non politicizzare quello che è successo, quando a monte di tutto esiste una serie di politiche pubbliche che, parallelamente alle cause naturali, hanno reso possibile la situazione in cui oggi si trova a vivere il Tabasco.
Felipe Calderón, al grido di “ho visto il film di Al Gore”, si è giustificato con una spiegazione molto di moda di questi tempi: il cambiamento climatico. “Non possiamo sbagliarci”, ha detto, “l’origine della catastrofe è l’enorme alterazione climatica”. Così che non è necessario cercare o individuare una responsabilità concreta. Sembrerebbe che, per l’autoproclamato presidente, il cambio climatico sia una tragedia quasi divina, che non ha niente a che vedere con il modello di sviluppo che è stato adottato e che si continua ad applicare. E’ molto probabile che questa inondazione abbia qualcosa a che vedere con il cambio climatico, ma quello che sarebbe importante delucidare sono le ragioni di quest’ultimo.
Cecilia Vargas, giornalista de “La Verdad del Sureste”, ci dice: “una delle cause dell’inondazione è la vendita di terre e la costruzione di case e centri commerciali in zone paludose, che devono essere riempite. In questo modo si chiudono i vasi regolatori della città e si impedisce la circolazione e l’assorbimento dell’acqua. Nelle zone riempite si costruiscono centri commerciali come Wal Mart, Sam’s, Chedrahui, Fabricas de Francia, Cinèpolis (costruiti durante il governo di Roberto Madrazo e Manuel Andrade)”. O, come segnalano gli abitanti della zona, indigeni chontal: “gli anziani dicono che prima pioveva di più, o allo stesso modo, però non c’erano inondazioni. Perché ora sì? Dicono che è per le costruzioni che stanno facendo e che tappano le vie dell’acqua”. In un secondo momento, il signor Calderón è arrivato addirittura a dare la colpa alla luna, nel colmo della stupidità, per le tremende maree che avrebbe provocato. Eppure Marìa Esther, abitante di Villahermosa e sostenitrice della Otra Campaña, usa il senso comune – tanto estraneo agli “esperti” – e segnala uno strano fenomeno: “la Laguna de las Ilusiones, che si trova all’interno di Villahermosa, non è mai straripata ed il suo livello è aumentato di poco, a differenza di altri anni. Se l’origine fondamentale della catastrofe fossero state le piogge, questa laguna avrebbe dovuto straripare, e non è successo”.
In questo concordano la giornalista e Marìa Esther: “le inondazioni sono state il frutto di un crimine, perché c’è stato uno strabocco della diga Peñitas, quando già era al massimo della sua portata, ed è stata questa l’acqua che ha sommerso Villahermosa”. Citano anche un documento del Comitato Nazionale dell’Energia, del 30 ottobre, dove si segnala che “la diga Peñitas è al limite del collasso perché l’acqua viene destinata a generare elettricità solo durante la notte, mentre la base della produzione di energia elettrica è lo sfruttamento di gas, gestito da industrie private”. Dietro tutto questo c’è Repsol, la multinazionale spagnola che “dove mette piede, non torna a crescere l’erba”. Nel documento, inoltre, si avverte che “è necessario aprire le cateratte perché gli argini delle dighe hanno già raggiunto il loro livello massimo” e si fa richiesta alla Segreteria del Comitato Nazionale dell’Energia di sfruttare le centrali idroelettriche in maniera continuativa.
Di fatto, se si percorre Villahermosa, si constata che la zona degli hotel, il quartiere Tabasco 2000, e altre zone ricche della città non sono state colpite, perché lì negli anni passati si sono fatte opere per prevenire le inondazioni (cioè l’argine di contenimento del fiume Carrizal).
In mezzo alle catastrofi si misura la statura dei politici…e degli analisti. Questa occasione non fa eccezione. In mezzo a questa tragedia resta chiaro che i tre principali partiti politici che esistono in Messico condividono la responsabilità di quello che è successo. Tanto la presidenza della repubblica, nelle mani del partito di destra PAN, come il governo, nelle mani di un militante del corrotto Partito Rivoluzionario Istituzionale, come le presidenze municipali, per la maggior parte nelle mani del Partito della Rivoluzione Democratica, teoricamente di sinistra, hanno manifestato il loro profondo scollamento dalla società.
L’esempio più emblematico di tutto ciò è stato il 31 di ottobre, quando l’autoproclamato presidente del Messico, Felipe Calderón, arrivò in Tabasco per fare un sopralluogo e valutare la situazione. Vedendo che c’erano delle persone che stavano collocando dei sacchi di sabbia sul lungomare per creare un argine, decise di mettersi ad aiutare e per 15 minuti si mise al lavoro, insieme alla sua signora moglie e alcuni membri del suo gabinetto. Questo genere di atteggiamenti, tanto vicino alla maniera di governare del PRI, aveva in passato un forte impatto sociale e mediatico, però ora provoca solamente indignazione e rabbia.
E ancora peggio, vedendo che, di fronte agli sbuffi del governatore, c’era molta gente che stava solo a guardare, Felipe Calderón si accese di coraggio e minacciò quelli che stavano a guardare dicendo: “Scendete ad aiutare o vi faccio arrestare!”, e immediatamente ordinò ai militari di andare a prendere quegli uomini, affinché aiutassero a riempire i sacchi di sabbia. La gente non si mosse, lo sguardo assunse un espressione di disprezzo, nemmeno i soldati si mossero, capendo che quell’ordine significava buttare benzina sul fuoco; tutto questo fece sì che il supposto presidente battesse in ritirata e desse per conclusa la sua attività di ricostruzione; i suoi 15 minuti di lavoro non si convertirono nei suoi 15 minuti di gloria, ma di vergogna. Uno di quelli che stavano a guardare commentò poco dopo, alzando la voce e senza nessun timore: “è facile venire qui 15 minuti a farsi scattare una foto, a farsi riprendere dai telegiornali, a farsi un bagnetto di popolo e poi tornarsene a casa, a cenare e dormire comodamente, insieme alla propria famiglia”.
A distanza di varie settimane dall’inizio della tragedia in Tabasco, ciò che resta negli occhi dei suoi abitanti è la grande solidarietà che la propria condizione ha risvegliato nel popolo messicano. La maggior parte degli alimenti, delle bevande e delle medicine che sono arrivati sono stati raccolti tra la società civile messicana. I differenti aiuti che provengono dai differenti governi, quello federale, quelli statali o quelli municipali, sono invariabilmente etichettati con il logo che identifica il partito nel quale milita il funzionario che li distribuisce; invece l’aiuto della società civile ha come caratteristica l’anonimato. Non c’è molta differenza tra il governo federale e quello di Città del Messico, né a Felipe Calderón né a Marcelo Ebrard importa nulla della situazione delle persone colpite, l’unica cosa che gli interessa è farsi fare la foto: uno riempiendo sacchi di sabbia con l’abilità di un avvocato appena uscito da un’università privata, e l’altro auto-celebrandosi, con faccia da scemo, attorniato da telecamere e giornalisti a modo.
Però c’è un altro aiuto che è stato presente fin dai primi giorni nelle comunità più povere del Tabasco, quelle che confinano con lo stato del Chiapas: quello del popolo, da povero a povero. Ci narra un’abitante della zona: "C’è stato un interesse da parte dei compagni zapatisti di sapere come stavamo, in che condizione si trovava ciascuno di noi. Ci dissero che se avevamo bisogno di andarcene, potevamo contare sui municipi autonomi zapatisti come rifugi sicuri. Erano giorni difficili; non c’era possibilità di comunicazione, si interruppero le linee telefoniche e le strade, non c’era acqua potabile. In molti posti non c’era nemmeno la luce, scarseggiavano gli alimenti e l’acqua da bere, però, in mezzo a tutto questo, avevamo la certezza che potevamo contare su cibo e ospitalità nei municipi autonomi.
Non fu facile comunicare tra di noi, più o meno sapevamo chi era stato colpito dall’inondazione a seconda della sua ubicazione, sapevamo che c’erano persone vive, che stavano soffrendo questo disastro annunciato. Allora la risposta fu in stile zapatista: rapida, efficace e sicura. I compagni della società civile zapatista fecero un appello alla solidarietà nella cittadina di Tila, in Chiapas, e nei municipi autonomi. Si può dire che i tre camion carichi di aiuti che vennero da Tila, il 3 novembre, furono i primi che ricevette lo stato del Tabasco, quando ancora non c’erano comunicazioni telefoniche e nelle strade potevano passare solo i mezzi pesanti. Sapevamo che, insieme all’aiuto della società civile e della parrocchia di Tila, veniva l’appoggio delle basi zapatiste della zona nord. Sapevamo che i compagni avevano lavorato giorno e notte nei magazzini. E l’aiuto non fu solo opportuno, ma addirittura meraviglioso. Quando non si poteva cucinare nelle case, ma solo nei rifugi, ci arrivarono tre camion pieni di pozol (bevanda tipica degli indigeni, tanto in Chiapas, come in Tabasco), tostadas e tutti i nostri alimenti tradizionali, non come i diversi governi che ci davano delle orribili zuppe istantanee. In effetti, furono i primi ad arrivare e tutti ammiravano e ringraziavano un aiuto così opportuno e per giunta così umile, così dal basso, che ci ha portato il nostro cibo, quello di cui la gente già sentiva la mancanza, il pozolito, la tortilla. Poi, due giorni dopo, altri tre camion e così per molti viaggi”.
E ancora, piena di emozione, racconta: “Tuttavia, la regione di Tacotalpa era rimasta isolata dalle comunicazioni, lì non entravano neanche i camion pesanti. Le famiglie, basi di appoggio zapatista, ci dissero di non darci pena, che sarebbe arrivato un aiuto speciale per loro, e fu così che, nel mezzo della sierra di Tacotalpa, sotto gli occhi stupiti dei villaggi vicini, si vide scendere dalla montagna una lunga fila di più di 50 uomini, 30 donne e molti bambini, tutti basi di appoggio zapatista, che per due volte scesero, caricando sulle spalle per molte ore, sacchi pieni di mais, fagioli, tostadas, pozol, pinol, zucchero, arance, mandarini, limoni, zucchine, yucca, macal, acqua dei ruscelli di montagna, bollita e imbottigliata, per le compagne e i compagni del Tabasco…Questo grazie al Municipio Autonomo El Campesino. Però sappiamo che ci fu l’aiuto di altri municipi, che di buon cuore diedero quello che avevano, che come sempre è molto grande, molto coraggioso, capace di superare qualsiasi difficoltà, per quanto grande possa sembrare.
Per coloro che erano presenti fu qualcosa di meraviglioso vedere uomini, bambini, donne, anziani del colore della terra portare il necessario di cui avevamo bisogno, noi compagni di queste zone. Dopo arrivarono altri due furgoni con lo stesso tipo di aiuti. Però non venivano solo a dare gli aiuti, venivano anche ad ascoltare il nostro dolore, perché parlassimo di quello che stava succedendo, di come stavamo, delle cause che realmente avevano provocato tutto questo, di come stavamo vivendo in questa tragedia. Perché tirassimo fuori il nostro dolore, per cominciare a curarlo.
Non ci sono parole con le quali possiamo ringraziare tutti e ciascuno dei compagni zapatisti, che con buon cuore e vero senso di umanità condividono con noi il loro pane, la loro acqua, la loro lotta per costruire un mondo dove entrino molti mondi”.
Da allora, niente di tutto ciò è comparso sui grandi mezzi di comunicazione messicani. A parte la pista di pattinaggio sul ghiaccio, si è solo continuato a ripetere con insistenza che la classe politica si rimbalza le accuse di trarre guadagno dalla tragedia. Così, per esempio, il ministro del lavoro si è scontrato con il capo del governo di Città del Messico, chiamandolo “infame” mentre questo gli ha risposto chiamandolo “idiota”. Il bello è che entrambi avevano ragione.
Qui avete sotto gli occhi una differenza fondamentale e inconciliabile tra quello che cerchiamo noi, donne e uomini di quel movimento che ancora si chiama Otra Campaña, e quelli che si attaccano al lopez-obradorismo. Loro vogliono un mondo con piste di pattinaggio, spiagge artificiali, case a due piani e il glamour da primo mondo. Noi vogliamo un mondo come quello che scese dalla montagna zapatista per aiutare chi ne aveva bisogno, che è come dire un altro mondo.
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Un po’ di Geografia e Calendario di base.
C’è nel Caribe, distesa al sole e come verde caimano, una isola sottile. “Cuba” si chiama il suo territorio e “Cubano” il popolo che lì vive e lotta.
La sua storia, come quella di tutti i popoli dell’America Latina, è un lungo intreccio di dolore e dignità. Però c’è qualcosa che fa sì che questa terra brilli. Si dice, non senza ragione, che è il primo territorio libero d’America.
Per quasi mezzo secolo, questo popolo ha sostenuto una sfida straordinaria: quella di costruirsi un proprio destino come Nazione.
“Socialismo” ha chiamato questo popolo il proprio cammino e motore. Esiste, è reale, si può misurare per mezzo di statistiche, punti percentuali, indici di vita, accesso alla salute, all’educazione, ad un’abitazione, all’alimentazione, sviluppo scientifico e tecnologico.
Cioè si può vedere, ascoltare, annusare, gustare, toccare, pensare, sentire.
La sua impertinente ribellione le ha fatto soffrire l’embargo economico, le invasioni militari, i sabotaggi industriali e climatici, i tentativi di omicidio contro i suoi leader, le calunnie, le bugie e la più gigantesca campagna mediatica di discredito. Tutti questi attacchi sono provenuti da un centro: il potere nord-americano. La resistenza del popolo cubano non esige solo conoscenza e analisi, ma anche rispetto e appoggio. Adesso che si parla tanto di funerali, bisognerebbe ricordare che sono già 40 anni che si cerca di seppellire Che Guevara; che a Fidel Castro lo hanno dichiarato morto già varie volte; che alla Rivoluzione Cubana le hanno pronosticato, fino a questo momento inutilmente, decine di calendari di estinzione; che nelle geografie tracciate dalle strategie del capitalismo selvaggio, Cuba non compare, per quanto si impegnino.
Come segno di riconoscimento, rispetto e ammirazione, più che come aiuto effettivo, le comunità indigene zapatiste hanno inviato un poco di mais non transgenico e anche un po’ di benzina. Per noi è stata la nostra forma di far sapere a questo popolo, che sappiamo che le difficoltà più pesanti, che sta sopportando, provengono da un centro emissore: il governo degli Stati Uniti d’America.
Come zapatisti pensiamo che dobbiamo tendere lo sguardo, l’orecchio e il cuore verso questo popolo. Non sia che, come succede a noi, si dica che il movimento è molto importante ed essenziale e bla, bla, bla; e quando, come in questo momento, siamo aggrediti, non c’è neanche una linea di difesa, né una denuncia, né un segnale di protesta.
Cuba è qualcosa di più dell’esteso e verde caimano del Caribe.
E’ un punto di riferimento, la cui esperienza sarà vitale per i popoli che lottano, soprattutto nei tempi di oscurantismo che viviamo in questo momento e che proseguiranno ancora per un po’.
Contro i calendari e le geografie della distruzione, a Cuba c’è un calendario e una geografia della speranza.
Per questo ora diciamo, senza urlare, non come un ordine militare, con sentimento: “Viva Cuba!”
Molte grazie.
Subcomandante Insurgente Marcos
P. S. – Che conferma che la Luna è permalosa e racconta la leggenda dell’origine di Ombra, il guerriero:
Ombra, il sollevatore di lune.
Lo racconto come me lo raccontarono. Successe molto tempo fa. Non c’è un calendario che possa dire quando. Il luogo in cui accadde non ha geografia che lo indichi. Ombra, il guerriero, non era ancora guerriero, né era ancora Ombra. Cavalcava la montagna quando gli dettero la notizia.
“Dove?”, domandò.
“Là, nella fenditura della montagna”, fu il vago riferimento che gli diedero.
Cavalcò Ombra, che non era ancora Ombra. La notizia percorreva le valli da un estremo all’altro:
“La Luna. E’ caduta. Così. Ha perso coraggio ed è caduta giù. Piano piano è venuta, come se non volesse. Come non guardatemi. Come non accorgetevene. Però noi sì che l’abbiamo guardata. Come si è fermata sulla montagna e poi è rotolata giù fino in fondo al burrone. Lì è stato. Chiaro l'abbiamo visto. Era luce, insomma. Era la Luna”.
Arrivò Ombra al bordo del precipizio, smontò da cavallo. Piano piano scese sul fondo. E lì trovò la Luna. La cinse con una corda. Se la caricò sulle spalle. Luna e Ombra salirono fino in cima alla montagna. Ombra sopra il cammino, Luna sopra Ombra. Arrivarono fino alla punta più alta. Per lanciarla di nuovo nel cielo, disse Ombra. Perché di nuovo camminasse Luna per i cammini della notte.
Non voglio, disse Luna. Qui voglio restare, con te. Tiepida sarà la mia luce per te, nella notte fredda. Fresca nel giorno ardente. Tu mi porterai specchi, che moltiplicheranno il mio brillare. Con te resterò, qui.
Ombra disse no, il mondo, i suoi uomini e donne, le piante e gli animali, i fiumi e le montagne, hanno bisogno della Luna per vedere bene i propri passi nell’oscurità, per non perdersi, per non dimenticare chi sono, da dove vengono, dove vanno. Discussero. Se ne stettero lì a lungo. I loro bisbigli erano luci scure, ombre luminose. Chissà cosa si dissero ancora. Se ne stettero lì a lungo. All’alba, Ombra si spazientì e con la corda lanciò la Luna di nuovo nel cielo. Arrabbiata andava Luna, molesta. Lì in alto, nel luogo che gli dei primigeni le avevano dato, restò Luna. Da lì Luna maledisse Ombra. Così disse:
“Da questo momento sarai Ombra. Luce vedrai, ma non sarai. Ombra camminerai. Guerriero sarai. Non ci sarà volto per te, né casa, né riposo. Solo cammino e lotta. Vincerai. Incontrerai, sì, chi amare. Il tuo cuore parlerà nella tua bocca quando “ti amo” dirai. Però Ombra seguirai e mai incontrerai chi ti amerà. Cercherai, sì, però non incontrerai le labbra che sapranno dire “tu”. Così sarai, Ombra, il guerriero, fino a quando non sarai più.”
Da allora, Ombra è quello che è: Ombra, il guerriero.
Chissà quando e dove è stato e sarà.
Bisogna ancora fare questo calendario, bisogna ancora inventare questa geografia.
Bisogna ancora imparare a dire “Tu”.
Ancora manca quel che manca...
A domani.
Subcomandante Insurgente Marcos
Parti precedenti:
I. Pensar el Blanco
II. Escuchar el Amarillo
la nascita di Ombra.... se così fosse ... molto suggestiva e fortemente vendicativa la Luna.....cia R.
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