¿Otra teoría?

Nos esperamos qué obré, campesinos, sectores populares etcétera se den cuenta que nuestras reivindicaciones son su instancias y que es necesario un cambio profundo, una revolución. Por este no os preguntamos medicinas, comida, alcol ni zapatos avanzados ni roperos viejos, nos vos preguntamos algo de más importante: una revolución.
Subcomandante Insurgente Marcos

Ci aspettiamo che operai, contadini, settori popolari eccetera si rendano conto che le nostre rivendicazioni sono le loro istanze e che è necessario un cambio radicale, una rivoluzione. Per questo non vi chiediamo medicine, cibo, alcol, né scarpe avanzate né guardaroba vecchi, noi vi chiediamo qualcosa di più importante: una rivoluzione.
Subcomandante Insurgente Marcos




¿Otra teoría?

Hace ya tiempo, la madrugada tapatía encontró a Elías Contreras, comisión de investigación del EZLN, sentado en una de las bancas del parque que está frente a la catedral que impone su doble poder, el simbólico y el real, a la ciudad de Guadalajara. Elías Contreras había llegado a esta ciudad para encontrarse con el Ruso en su puesto de tortas salvadas y, después, con el chino Feng Chu en los baños públicos de la Mutualista, cuando estaba metido en lo de resolver aquel desconocido caso del Mal y el Malo.
Para quien no lo sepa, Elías Contreras era un compañero base de apoyo del EZLN, veterano de guerra, que apoyaba a la Comandancia General del EZLN en labores de lo que ustedes llaman "de detective" y nosotros llamamos "de comisión de investigación".
Pero antes de las desconcertantes tortas del Ruso y de la parquedad del Chino, Elías Contreras había estado sentado en uno de los parques del centro de esta ciudad de Guadalajara, garabateando en su libreta dibujos, frases sueltas, párrafos completos y líneas imprecisas, mientras esperaba que el sol manchara la pared oriente de la catedral.
Yo no sabía de la existencia de esa especie de bitácora de vuelo o diario de campaña en el que, paradójicamente, Elías Contreras no escribió nada que se refiriera directamente al caso aquel en el que el amor, ese otro amor, le llegó como llega de por sí el amor, es decir, por donde menos lo espera uno; en su caso, acompañado del desconcierto y el miedo que suelen acompañar el encuentro con lo otro. El amor que se le fue por donde uno teme siempre que se vaya: por la irremediable ruta de la muerte. Porque, tal vez alguien lo recuerde, La Magdalena cayó peleando de nuestro lado, el zapatista, contra el Mal y el Malo. Y era nuestra compañera por partida doble: porque eligió ser mujer y porque escogió serlo con nosotros. Pero es otra historia que tal vez encontremos en otra parte.
Elías Contreras nunca dijo que se hubiera enamorado de La Magdalena, el o la travesti que le salvó la vida en las calles de la ciudad de México y que lo acompañó en la persecución del tal Morales. Nunca lo expresó abiertamente, es cierto, pero uno que aprende a escuchar palabras, silencios, gestos y maneras, sabe también encontrar secretos de los que ni siquiera se sospecha su existencia. Y Elías Contreras, comisión de investigación del EZLN, hablaba de La Magdalena callándola, como si las palabras fueran a lastimarla. Creo, es algo que se me ocurre ahora, que Elías Contreras no era correspondido en los mismos sentimientos que abrigaba por La Magdalena y que eso, de alguna forma, le alivió del desbarajuste que esa emoción le provocaba.
Pero del oculto amor del ahora finado Elías Contreras por La Magdalena y de lo que en él había en su libreta de apuntes tal vez les cuente en otra ocasión. O tal vez no les cuente nunca, porque hay personas que no sólo dejan, como peso, el manifiesto de su muerte; también nos dejan los secretos de su vida.
Ahora quiero contarles de algunas partes del cuaderno que cargaba Elías Contreras. No pocas veces la madrugada nos encontró parados frente al fogón de su cocina y, cuando los silencios de uno y otro se alargaban lo suficiente, Elías sacaba de su morraleta la ajada libreta y me la pasaba sin mirarme o decirme algo siquiera.
Yo me asomaba a ella como un intruso torpe. Bastaba darle una mirada rápida para darse cuenta de que sólo el autor podría descifrar lo que ahí estaba escrito o dibujado. Como si se tratara de un rompecabezas cuya figura total ignoran todos, menos quien diseñó las piezas.
A veces leía yo en voz alta alguna frase y él, Elías Contreras, empezaba a armar las piezas. Como hablando para sí mismo, rehacía una anécdota o un argumento.
Estaba, por ejemplo, esa sencilla y concisa ética del guerrero que, en trazos casi ilegibles, debe haber copiado Elías Contreras de algún lado:

1. El guerrero debe ponerse siempre al servicio de una causa noble.
2. El guerrero debe estar siempre dispuesto a aprender y hacerlo.
3. El guerrero debe respetar a sus ancestros y cuidar su memoria.
4. El guerrero debe existir para el bien de la humanidad, para eso vive, para eso muere.
5. El guerrero debe cultivar las ciencias y las artes, y con ellas ser también el guardián de su pueblo.
6. El guerrero debe dedicarse por igual a las cosas grandes y pequeñas.
7. El guerrero debe ver hacia delante, imaginar el todo ya completo y terminado.

No una madrugada, sino una tarde, viendo cómo el sol saltaba de una nube a otra hasta esconderse tras la montaña, con su cuaderno en mis manos, le leí a Elías Contreras las siguientes frases, escritas por él mismo:
"La resistencia es detener el destino que impone el de arriba, justo el tiempo preciso para hacer la fuerza necesaria y destruir entonces esa desgracia y a quien nos la procura."
Al escucharla, Elías Contreras dijo "Guadalajara, cuando el Ruso y el Chino". Y acto seguido me contó que escribió ese su pensamiento en la madrugada de espera en el centro de la llamada Perla de Occidente.
Después seguía otra frase. La leí en voz alta:
"A los cabezas grandes que se venden al dinero les falta la inteligencia, como les falta coraje, vergüenza y buen modo. Como dicen los ciudadanos, son mediocres, cobardes, imbéciles y maleducados."
Allá arriba, me dijo Elías Contreras mirando hacia abajo con rencor, no sólo se inventa una religión donde vale el que tiene y no el que es. También hacen unos como sus sacerdotes, que escriben y predican la doctrina del poderoso entre los de arriba y entre los de abajo. Pero son como sacerdotes, pero también como policías y vigiladores de que nos portemos bien, que sea que nos aceptemos la explotación y estemos como mansitos, con la cabeza diciendo "" o "no" según la orden. Que sea que el poderoso te chinga también con el pensamiento. Y esos sacerdotes del pensamiento de los de arriba son los cabezas grandes que se venden al dinero.
-¿Los intelectuales de arriba? -pregunté.
-Esos -dijo Elías Contreras, comisión de investigación del EZLN, y, sentado en un tronco, viendo hacia occidente, repitió para mí el argumento que construyó aquí en Guadalajara, cuando le seguía la pista al Mal y al Malo, en esa todavía inconclusa tarea de nosotros, los llamados neozapatistas.
De ese argumento, que Elías Contreras me expuso en tzeltal y que, por tanto, tiene palabras para las que no hay equivalentes en los diccionarios de los idiomas dominantes y dominadores, saqué los siguientes apuntes:

Los intelectuales de arriba.

Si las policías y los ejércitos son los comisarios del buen comportamiento del ciudadano frente al despojo, la explotación y el racismo, ¿quién cuida del buen comportamiento en la reflexión intelectual en el análisis teórico?
Si el sistema jurídico que viste de "racional y humana" la violenta imposición del capital tiene jueces, vigilantes, policías y cárceles, ¿cuáles son sus equivalentes en la cultura en México, en la investigación y la academia, en la producción teórica, el análisis y el debate de ideas?
Respuesta: los intelectuales que arriba dicen qué es ciencia y qué no, qué es serio y qué no, qué es debate y qué no, qué es verdadero y qué es falso; en suma, qué es inteligente y qué no.
El capitalismo no sólo recluta a sus intelectuales en la academia y en la cultura, también "fabrica" sus cajas de resonancia y les asigna sus territorios. Pero lo común a ellos y ellas está en su fundamento: simular humanismo donde sólo hay sed de ganancias, presentar al capital como síntesis del devenir histórico y ofrecer la comodidad de la complicidad por la vía de las becas, el pago de publicidad y la interlocución privilegiada. No hay una diferencia apreciable entre un libro de superación personal y las revistas Letras Libres, Nexos, ¿Quién? y TV y Novelas. Ni en la redacción, ni en el precio, ni en el lugar que ocupan en los Sanborns de Carlos Slim Helú. Si acaso, en que se venden y leen más las dos últimas. ¿En el contenido? Todas ofrecen el espejo imposible a los que arriba son los que son.

Los intelectuales de en medio.

Igual que en el imposible centro de la imposible geometría del poder, en las frágiles torres de cristal de la "neutralidad" y la "objetividad" están los intelectuales que navegan dirigiendo discretas o descaradas coqueterías al sistema, sin importar el color de quien detente el poder político.
Mirando hacia arriba, estos intelectuales responden a la pregunta explícita o implícita con la que arranca su quehacer: "¿Desde dónde?" Y en esta pregunta se anudan las otras preguntas: "¿Por qué?", "¿Con quién?", "¿Contra quién?"

Desde la antesala del poder, haciendo méritos en la corte del mandarín de moda sexenal, estos intelectuales no están en medio, sino en tránsito hacia arriba. Se ponen a disposición, con la herramienta del análisis y el debate teóricos, en las banquetas del poder político y económico de México, con un letrero que reza: "Se hacen discursos. Se justifican programas gubernamentales. Se asesoran empresarios. Se hacen publicaciones al gusto. Se amenizan fiestas, reuniones de accionistas y gabinetes".
Junto a estos intelectuales están los que, lenta o rápidamente, declinaron sus principios, claudicaron y buscan desesperadamente una coartada que los salve frente al espejo. Son los intelectuales prudentes, maduros y sensatos que han depuesto las armas de la crítica con las caricias de quienes visten de izquierda su quehacer de derecha.
Pero no deja de ser desconcertante la posición deshonesta de estos intelectuales afectos al sistema. La pobre coartada del cambio pausado, racional y responsable no alcanza a santificar la cueva de ladrones que es la autodenominada izquierda electoral. Se visten con la frágil fugacidad de los medios de comunicación y con ella disfrazan no sólo sus inconsecuencias, también su renuncia a todo ejercicio de análisis crítico de la clase política. Acosados por los fantasmas que sus prudencias crearon, ratifican un profundo desprecio por la inteligencia.
Y hay quienes se dicen de izquierda radical y hasta zapatistas (seguramente del mismo modo en que Guajardo se dijo zapatista). Desde la comodidad de la academia se erigen en los nuevos jueces, los neocomisarios de las buenas maneras en el debate sobre lo que realmente significa el irresistible ascenso de AMLO en la modernidad democrática, es decir, en las encuestas.
Son quienes dicen que toda crítica a la clase política es promover el abstencionismo y, con una lógica tomista, que con eso se favorece a la derecha. Los que seleccionan y editan la realidad nacional para presentar lo impresentable. Los que guardan silencio ante el trato que el presidente municipal de Tulancingo, Hidalgo, de filiación perredista, otorga a indígenas y personas de la tercera edad; ante el brinco frenético del PAN y del PRI a los brazos abiertos del PRD en cualquier punto de la geografía nacional; ante el nepotismo de los cabildos perredistas en Tabasco; ante la venta de su franquicia al cacique en turno de cualquier estado; ante la aprobación de leyes de destrucción neoliberal por las bancadas del sol azteca; ante la sospechosa similitud de nombres y apellidos de las listas de candidaturas perredistas con las de antaño del PRI y del PAN.
Son los mismos que quieren que nos traguemos la piedra de molino de que hay que sostener el proyecto macroeconómico, al mismo tiempo que se cambia la macropolítica.
Son los mismos que venden la ilustrada resignación a domicilio: el cada vez menos malo es la única opción... cómoda.
Son los mismos que dicen sin empacho que el gobierno protege la otra campaña para que ataque a López Obrador, mientras las diversas policías fotografían, vigilan y hostigan a l@s integrantes de la Karavana, a las coordinadoras estatales, regionales y locales. Los mismos que sienten un profundo desprecio por sus lectores y que, sin vergüenza alguna, un día dicen que Rosario Robles es una heroína y al otro si te vi ni me acuerdo.
Son los mismos que descalificaron a los jóvenes estudiantes del CGH que en 1999-2000 lograron con su movimiento, contra todo, mantener a la UNAM como universidad pública y gratuita; los mismos que aplaudieron en silencio la represión a los jóvenes altermundistas en esa vergüenza del calendario de Jalisco que es el 28 de de mayo de 2004.
Son los mismos que suspiran con deleite por los segundos pisos, el tren bala, el proyecto transístmico, las co-inversiones en Pemex y la industria eléctrica, la entrada de México al circuito de beisbol de ligas mayores, los conciertos en el Zócalo de la ciudad de México, el privilegio de la interlocución con las autoridades.
¡Ah! ¡Por fin una escenografía de nivel, o sea de segundo piso, para no ver o fingir no ver a l@s de abajo, l@s provocador@s, l@s acelerad@s, l@s aretud@s, l@s pelos parados, l@s revoltos@s, l@s nac@s, l@s maldit@s, l@s de abajo.
¿A quién importa que sean los mismos en la política de arriba y que sea el mismo programa "macroeconómico" de antes? ¿Quién se fija en esas minucias? ¿Quién se preocupa porque ese programa represente la continuación y profundización de la destrucción de la nación mexicana?
Son los mismos que ofertan la calamidad de no conformarse con lo que hay, mano, tampoco hay que ponerse muy exigentes, mano, porque si Madrazo o si Calderón, si el PRI o el PAN, a ver, ¿qué dirán las naciones extranjeras? Lo de los grandes inversionistas, mano, bueno pues ésos ya entendieron, ahora falta que entiendan, o sea que obedezcan, los de abajo. Pero ya está amarrado todo, mano, es la nuestra, mano. Ahora sí se nos hizo. Una asesoría, viajes, comidas, codearse con los meros meros.
Son lo que cargan sus agujereadas cubetas de agua para enfrentar la promesa escrita en Guanajuato: "aún hay muchas alhóndigas por incendiar". Son los de la piel frágil que se resquebraja ante el primer señalamiento crítico y se desgañitan repartiendo etiquetas de "intolerantes", "estalinistas", "ultras", "trasnochados", "inmaduros".
Los intelectuales de en medio... Donde la otra dice "despierten", esos intelectuales dicen, suplican, ruegan, imploran: "sigan dormidos".

L@s otr@s intelectuales.

Desde abajo y desde la izquierda, un movimiento que se construye a sí mismo, la otra, construye también nuevas realidades. Los neozapatistas pensamos que estas nuevas realidades que ya surgen, y que irán apareciendo más adelante, necesitan otra reflexión teórica, otro debate de ideas.
Esto requiere de l@s otr@s intelectuales, primero, la humildad de reconocer que se está frente a algo nuevo; y, segundo, integrarse, hacer suya la otra, en ella conocerse y conocer al indígena, al obrero, al campesino, al joven, a la mujer, al niño, al anciano, al maestro, al estudiante, al empleado, al homosexual, lesbiana y transgénero, a la trabajadora y trabajador sexual, al ambulante, al pequeño comerciante, al cristiano de base, al trabajador de la calle, al otro, a la otra.
Nosotros pensamos que deberían participar directamente en las reuniones de adherentes en sus estados y, además, escuchar todo lo que dicen tod@s l@s adherentes en todo el país. Gracias a los medios alternativos, los otros medios, es posible seguir de cerca esta hermosa lección de historia nacional contemporánea. En su medio y con su modo, l@s otr@s intelectuales seguramente producirán análisis y debates teóricos que asombrarán al mundo.
Como zapatistas pensamos que la otra campaña puede decir con orgullo que se merece a l@s mejores intelectuales de este país que forman parte de ella; ahora que ellas y ellos, con su quehacer propio, digan si se merecen a la otra campaña.

La palabra que falta.

En el viejo y ajado cuaderno de apuntes de Elías Contreras, comisión de investigación del EZLN, hay una hoja suelta, cuidadosamente doblada, donde se lee:
Hay piedras que aún callan. Cuando hablen los secretos que guardan, ya nada será igual, pero, es seguro, será mejor para todos. Valdrá el ser y no el tener. Otra mano levantará la bandera y el mundo olerá, se oirá, sabrá y se sentirá como lo que debe ser: la digna casa de quienes lo trabajan.

Otra vela para sombra.

Madrugada. Arriba, la luna sigue en su deslavado desnudarse de la luz azul que la viste. La oscuridad le perdona las cicatrices y le ofrece, generosa, otro velo para su impudicia. Abajo, la sombra se acurruca en el último rincón de su desvelo.
¿Eso que se levanta es un viento o un puente buscando lejos la otra orilla para acabar de tenderse?
Un suspiro, tal vez.
Y otra vez la duermevela y sus ilusiones: una serpentina suspirada y liada en un cuello ausente, el ansia levantándose y hundiéndose en el bajo vientre, el leve respirar de la sombra en el oído de la noche, el deseo vistiendo la morena luz de la penumbra, un beso largo y húmedo en los otros labios, la mano escribiendo una carta que nunca llegará a su destino:
Daría lo que fuera por enredarme entre sus piernas, por confundir nuestras humedades, por desgastarme en la luna hendida de sus caderas. Daría lo que fuera, menos dejar de hacer lo que es mi deber hacer.
Amanece.
El sol empieza a ayudar a las casas y edificios en su lánguido inclinarse a occidente.
El otro Jalisco afila la palabra y afina el oído.
Afuera preguntan:"¿Listo?"
Adentro la sombra dobla con cuidado el ansia, la pone en el bolsillo izquierdo de la camisa, cerca del corazón, y responde:
"Siempre".

Desde la otra Guadalajara.

Subcomandante insurgente Marcos





UN’ALTRA TEORIA?

Già tempo fa, l’alba tapatía trovò Elías Contreras, commissione di investigazione dell’EZLN, seduto su una delle panchine del parco che sta di fronte alla cattedrale che impone il suo doppio potere, simbolico e reale, sulla città di Guadalajara. Elías Contreras era arrivato in questa città per incontrarsi con il Ruso nella sua rivendita di panini “salvati” e poi col cinese Feng Chu, nei bagni pubblici del Mutuo Soccorso, quando era occupato a risolvere lo sconosciuto caso del Male e il Malvagio.
Per chi non lo sapesse, Elías Contreras era un compagno base di appoggio dell’EZLN, veterano di guerra, che aiutava il Comando Generale dell’EZLN nelle attività che voi chiamate “da detective” e che noi chiamiamo “di commissione di investigazione”. Ma, prima degli sconcertanti panini del Ruso e della sobrietà del Cinese, Elías Contreras si era seduto in uno dei parchi del centro di questa città di Guadalajara, a scarabocchiare nel suo quadernetto disegni, frasi sciolte, paragrafi completi e linee imprecise, mentre aspettava che il sole macchiasse la parete orientale della cattedrale.
Io non sapevo dell’esistenza di questa specie di diario di bordo o diario di campagna in cui, paradossalmente, Elías Contreras non scrisse niente che si riferisse direttamente al fatto nel quale l’amore, l’altro amore, gli arrivò come arriva normalmente l’amore, cioè, da dove meno te l’aspetti; nel suo caso, accompagnato dallo sconcerto e la paura che normalmente accompagnano l’incontro con l’altro. L’amore che gli sfuggì per dove uno teme che se ne vada: sull’irrimediabile rotta della morte. Perché, forse qualcuno lo ricorda, La Magdalena cadde combattendo al nostro fianco, quello zapatista, contro il Male e il Malvagio. Ed era doppiamente nostra compagna: perché aveva scelto di essere donna e perché aveva scelto di esserlo con noi. Ma questa è un’altra storia che forse incontreremo da un’altra parte.
Elías Contreras non disse mai se fosse innamorato di La Magdalena, la o il travestito che gli salvò la vita nelle strade di Città del Messico e che l’accompagnò nella persecuzione del tale Morales. Non lo manifestò mai apertamente, è vero; ma uno che impara ad ascoltare parole, silenzi, gesti e modi, sa anche trovare segreti di cui nemmeno si sospetta l’esistenza. Ed Elías Contreras, commissione di investigazione dell’EZLN, parlava di La Magdalena tacendola, come se le parole potessero ferirla. Credo, è qualcosa che mi viene adesso, che Elías Contreras non fosse corrisposto negli stessi sentimenti che nutriva per La Magdalena, e che questo, in qualche modo, lo alleviò dal turbamento che quest’emozione gli suscitava.
Ma dell’amore celato dell’ormai defunto Elías Contreras per La Magdalena e di quello che c’era nel suo quaderno di appunti, forse racconterò in un’altra occasione. O forse non lo racconterò mai, perché ci sono persone che non solo lasciano, come un peso, la manifestazione della loro morte; ci lasciano anche i segreti della loro vita.
Ora voglio raccontarvi di alcune parti del quaderno che portava Elías Contreras. Non poche volte l’alba ci ha trovato davanti al fuoco della sua cucina e, quando i silenzi di uno e dell’altro si erano sufficientemente prolungati, Elías tirava fuori dal suo zainetto il logoro quaderno e me lo passava senza guardarmi o dirmi nulla.
Io mi avvicinavo al qualderno come un rozzo intruso. Bastava dargli un rapido sguardo per accorgersi che solo l’autore poteva decifrare quello che vi era scritto o disegnato. Come se si fosse trattato di un rompicapo la cui figura finale tutti ignoravano, tranne chi aveva disegnato i pezzi.
A volte io leggevo a voce alta alcune frasi e lui, Elías Contreras, cominciava a mettere insieme i pezzi. Come parlando a sé stesso, ricomponeva un aneddoto o un argomento.
C’era, per esempio, quella semplice e concisa etica del guerriero che, a tratti quasi illeggibile, Elías Contreras deve aver copiato da qualche parte:

1. Il guerriero deve mettersi sempre al servizio di una causa nobile.
2. Il guerriero deve essere sempre disposto ad imparare e farlo.
3. Il guerriero deve rispettare i suoi antenati e preservarne la memoria.
4.
Il guerriero deve esistere per il bene dell’umanità, per questo vive, per questo muore.
5. Il guerriero deve coltivare le scienze e le arti e, con loro, essere anche il guardiano del suo popolo.
6. Il guerriero deve dedicarsi nello stesso modo alle cose grandi e a quelle piccole.
7. Il guerriero deve guardare avanti, immaginare il tutto già completo e finito.

Non un’alba, ma un pomeriggio, guardando il sole saltare da una nuvola all’altra fino a nascondersi dietro la montagna, col suo quaderno nelle mie mani, lessi ad Elías Contreras le seguenti frasi, scritte da lui stesso:
La resistenza è fermare il destino che impone chi sta in alto, giusto il tempo esatto per raccogliere la forza necessaria e distruggere quindi questa disgrazia e chi ce la procura”.
Ascoltandola, Elías Contreras disse “Guadalajara, quando il Ruso ed il Cinese”. E subito dopo mi raccontò di aver scritto questo suo pensiero un’alba mentre era in attesa nel centro della cosiddetta “Perla dell’Occidente”.
Poi seguiva un’altra frase. La lessi a voce alta: “Alle grandi teste che si vendono al denaro manca l’intelligenza, come manca loro il coraggio, la vergogna e le buone maniere. Come dicono i cittadini: sono mediocri, codardi, imbecilli e maleducati”.
Là in alto, mi disse Elías Contreras guardando in basso con rancore, non solo si inventano una religione dove vale quello che si ha e non quello che si è. Alcuni si comportano anche come loro sacerdoti che scrivono e predicano la dottrina del potente tra quelli che stanno in alto e tra quelli che stanno in basso.
Sono come sacerdoti, ma sono anche come poliziotti e controllori che noi ci comportiamo bene, che noi accettiamo lo sfruttamento e ce ne stiamo mansueti, a dire con la testa “” o “no” come ci ordinano. Il potente ti frega anche col pensiero. E questi sacerdoti del pensiero dell’alto sono le grandi teste che si vendono al denaro.
- Gli intellettuali che stanno in alto? – domandai.
- Loro – disse Elías Contreras, commissione di investigazione dell’EZLN, e, seduto su un tronco, guardando verso occidente, ripeté per me il ragionamento che aveva costruito qui a Guadalajara, quando seguiva la pista del Male e il Malvagio, in questo nostro compito tuttora incompiuto, dei cosiddetti neozapatisti.
Da questo ragionamento, che Elías Contreras mi espose in tzeltal e che, pertanto, contiene parole per le quali non ci sono equivalenti nei dizionari delle lingue dominanti e dominatrici, ho preso i seguenti appunti:

Gli intellettuali dell'alto.

Se le polizie e gli eserciti sono i commissari del buon comportamento del cittadino di fronte all’usurpazione, lo sfruttamento ed il razzismo, chi bada al buon comportamento nella riflessione intellettuale, nell’analisi teorica?
Se il sistema giuridico che ammanta di “razionale ed umana” la violenta imposizione del capitale ha giudici, controllori, poliziotti e prigioni, quali sono i suoi equivalenti in Messico nella cultura, nella ricerca e nell’accademia, nella produzione teorica, nell’analisi e nella discussione delle idee? Risposta: gli intellettuali che dall’alto dicono che cosa è scienza e che cosa non lo è, cosa è grave e cosa no, cosa è un dibattito e cosa non lo è, cosa è vero e cosa è falso, insomma: cosa è intelligente e cosa non lo è.
Il capitalismo non solo recluta i suoi intellettuali nell’accademia e nella cultura, ma “costruisce” anche le loro scatole di risonanza ed assegna loro i territori. Ma la cosa comune tra loro è il loro fondamento: simulare umanesimo dove c’è solo sete di profitti, mostrare il capitale come sintesi del divenire storico, ed offrire la comodità della complicità attraverso la strada delle borse di studio, il pagamento di pubblicità e il dialogo privilegiato. Non c’è differenza apprezzabile tra un libro di superamento personale e le riviste “Letras Libres”, “Nexos”, “Quién y TV” e “Novelas”, né nella redazione né nel prezzo, né nel posto che occupano nei Sanborns di Carlos Slim. Semmai, nel fatto che si vendono di più le ultime due. Nel contenuto? Tutti offrono il miraggio impossibile di quello che sono quelli che stanno in alto.

Gli intellettuali del mezzo.

Come nell’impossibile centro dell’impossibile geometria del Potere, nelle fragili torri di cristallo della “neutralità” e della “obiettività” ci sono gli intellettuali che navigano dirigendo discrete o sfacciate civetterie al sistema, senza che importi il colore di chi detenga il potere politico.
Guardando verso l’alto, questi intellettuali rispondono alla domanda esplicita o implicita dalla quale deriva il loro agire: “Da dove?”. E a questa domanda si allacciano le altre domande: “Perché?”, “Con chi?”, “Contro chi?”.
Dall’anticamera del Potere, facendosi belli alla corte del mandarino del sessennio, questi intellettuali non stanno in mezzo, ma sono in transito verso l’alto. Si mettono a disposizione, con lo strumento dell’analisi e della discussione teoriche, sui marciapiedi del potere politico ed economico del Messico, con un cartello che recita: “Si fanno discorsi. Si giustificano programmi governativi. Si consigliano imprenditori. Si fanno pubblicazioni a scelta. Si animano feste, riunioni di azionisti e di gabinetti”.
Insieme a questi intellettuali ci sono quelli che, lentamente o rapidamente, hanno abdicato ai loro principi, claudicato e cercato disperatamente un alibi che li salvasse di fronte allo specchio. Sono gli intellettuali prudenti, maturi e di buon senso che hanno deposto le armi della critica per le carezze di chi veste di sinistra il suo agire di destra.
Ma non cessa di sconcertare la posizione disonesta di questi intellettuali legati al sistema. Il povero alibi del cambiamento pacato, razionale e responsabile, non riesce a santificare il covo di ladri che è l’autodenominata sinistra elettorale. Si coprono con la fragile fugacità dei mezzi di comunicazione e con essa mascherano non solo le loro incoerenze, ma anche la loro rinuncia ad ogni esercizio di analisi critica della classe politica. Disturbati dai fantasmi generati dalla loro moderazione, ratificano un profondo disprezzo per l’intelligenza.
E ce ne sono anche che si dicono di sinistra radicale e perfino zapatisti (sicuramente nello stesso modo in cui Guajardo si definì zapatista). Dalla comodità dell’accademia si ergono a nuovi giudici, i neo commissari delle buone maniere nel dibattito su cosa significhi realmente l’irresistibile ascesa di AMLO alla modernità democratica, cioè, nei sondaggi.
Sono quelli che dicono che ogni critica alla classe politica è promuovere l’astensionismo e, con una logica tomistica, che così facendo si favorisce la destra. Quelli che selezionano e pubblicano la realtà nazionale per presentare l’impresentabile. Quelli che stanno in silenzio davanti al comportamento che il presidente municipale di Tulancingo, Hidalgo, di filiazione perredista, riserva ad indigeni e persone della terza età; davanti al balzo frenetico del PAN e del PRI nelle braccia aperte del PRD in qualsiasi punto della geografia nazionale; davanti al nepotismo dei consigli comunali perredisti in Tabasco; davanti alla vendita della sua franchigia al cacique di turno di qualunque stato; davanti all’approvazione di leggi di distruzione neoliberista dai banchi del sole azteco; davanti alla sospettosa similitudine di nomi e cognomi nelle liste dei candidati perredisti con quelle vecchie del PRI e del PAN.
Sono gli stessi che vogliono che ci beviamo la baggianata che bisogna sostenere il progetto macroeconomico, mentre nello stesso tempo che si cambia la macropolitica. Sono gli stessi che vendono la rassegnazione illustrata a domicilio: il sempre meno peggio è l’unica opzione… comoda.
Sono gli stessi che dicono senza imbarazzo che il governo protegge l’Altra Campagna affinché attacchi López Obrador, mentre le varie polizie fotografano, controllano e vessano i componenti della carovana, dei coordinamenti statali, regionali e locali. Gli stessi che sentono un profondo disprezzo per i propri lettori e che, senza vergogna alcuna, un giorno gli dicono che Rosario Robles è un’eroina ed un altro che non si ricordano nemmeno d’averla vista.
Sono gli stessi che hanno denigrato i giovani studenti del CGH, che nel 1999-2000 riuscirono col loro movimento, e contro tutto, a ottenere che la UNAM restasse un’università pubblica e gratuita; gli stessi che hanno applaudito in silenzio la repressione dei giovani altromondisti in quella vergogna del calendario di Jalisco che è il 28 maggio 2004.
Sono gli stessi che sospirano goduriosi per secondi piani, il treno veloce, il progetto transistemico, i coinvestimenti nella PEMEX e nell’industria elettrica, l’entrata del Messico nel circuito di baseball delle leghe superiori, i concerti nello Zocalo di Città del Messico, il privilegio del dialogo privilegiato con le autorità.
Ah! Finalmente una scenografia di livello, cioè da secondo piano, per non vedere o fingere di non vedere quell@ in basso, i/le provocatori/trici, i/le precipitos@, i/le aretud@s, i capelli ritti, i/le rivoltos@, gli/le indigen@, i/le maledett@, quell@ in basso.
A chi importa che siano gli stessi nella politica dell’alto e che sia lo stesso programma “macroeconomico” di prima? Chi presta attenzione a queste minuzie? Chi si preoccupa se questo programma rappresenta la continuazione e acutizzazione della distruzione della Nazione messicana?
Sono gli stessi che promuovono la calamità di non accontentarsi di quello che c’è; fratello, ma neppure bisogna diventare troppo esigenti, perché se Madrazo o Calderón, se il PRI o il PAN, vediamo un po', che cosa diranno le nazioni straniere? Quelle dei grandi investitori; caro mio, l’hanno già capito, adesso manca che capiscano, cioè che ubbidiscano, quelli in basso. Ma è già tutto assicurato, mio caro, è il nostro turno. Adesso sì. Una consulenza, viaggi, cene, frequentare i più importanti.
Sono quelli che portano i loro secchi d’acqua bucati per mantenere la promessa scritta in Guanajuato: “ci sono ancora molti depositi di cereali da incendiare”. Sono quelli dalla pelle fragile che si spacca al primo segnale di critica e si sgolano a distribuire etichette di “intolleranti”, “stalinisti”, “ultras”, “sorpassati”, “immaturi”.
Gli intellettuali del mezzo… Dove l’Altra dice “svegliatevi”, questi intellettuali dicono, supplicano, pregano, implorano: “continuate a dormire”.

Gli/le altri/e intellettuali.

Dal basso e da sinistra, un movimento che si costruisce da sé stesso, l’Altra, costruisce anche nuove realtà. Noi neozapatisti pensiamo che queste nuove realtà che nascono e che continueranno ad apparire più avanti, hanno bisogno di un’altra riflessione teorica, un altro dibattito di idee.
Questo richiede agli/alle altr@ intellettuali, in primo luogo, l’umiltà di riconoscere di essere di fronte a qualcosa di nuovo e, secondo, di integrarsi, fare propria L’Altra, conoscersi in essa e conoscere l’indigeno, l’operaio, il contadino, il giovane, la donna, il bambino, l’anziano, il maestro, lo studente, l’impiegato, l’omosessuale, lesbica e trans, la lavoratrice e lavoratore del sesso, l’ambulante, il piccolo commerciante, il cristiano di base, il lavoratore della strada, l’altro, l’altra.
Noi pensiamo che dovrebbero partecipare direttamente alle riunioni degli aderenti nei propri stati e, inoltre, ascoltare tutto quello che dicono tutt@ gli/le aderenti in tutto il paese. Grazie ai media alternativi, gli altri media, è possibile seguire da vicino questa bella lezione di storia nazionale contemporanea. Nel mezzo e a suo modo, gli/le altr@ intellettuali sicuramente produrranno analisi e discussioni teoriche che stupiranno il mondo.
Come zapatisti pensiamo che L’Altra Campagna può dire con orgoglio che si merita i/le migliori intellettuali di questo paese che ne fanno parte; adesso che loro, con il loro agire, dicano se si meritano L’Altra Campagna.

La parola che manca.

Nel vecchio e logoro quaderno di appunti di Elías Contreras, commissione di investigazione dell’EZLN, c’è una pagina sciolta, accuratamente piegata, dove si legge: Ci sono pietre che ancora tacciono. Quando diranno i segreti che custodiscono, niente sarà più come prima, ma, è sicuro, sarà migliore per tutti. Varrà l’essere e non l’avere. Un’altra mano alzerà la bandiera ed il mondo annuserà, ascolterà, saprà e si sentirà come deve essere: la degna casa di chi lo lavora.

Un'altra candela per Ombra.

Alba. In alto la luna continua nel suo sfacciato denudarsi della luce azzurra che la veste. L’oscurità le perdona le cicatrici e le offre, generosa, un altro velo per la sua impudicizia. In basso l’ombra si rannicchia nell’ultimo angolo della sua veglia. Quello che si leva, è un vento o un ponte che cerca lontano l’altra sponda per distendersi? Un sospiro, forse.
Ed un’altra volta il dormiveglia e le sue illusioni: un percorso a spirale bramato e avvolgente su un collo assente, l’ansia che nasce ed affondando nel basso ventre, il lieve respirare dell’ombra nell’udito della notte, il desiderio che veste la bruna luce della penombra, un bacio lungo e umido in altre labbra, la mano che scrive una lettera che non arriverà mai al suo destino: Darei qualsiasi cosa per impigliarmi tra le sue gambe, per confondere le nostre umidità, per consumarmi nella luna spaccata delle sue anche. Darei ogni cosa, tranne smettere di fare ciò che è mio dovere fare.
Albeggia.
Il sole comincia a risvegliare le case e gli edifici nel suo languido inclinarsi a occidente.
L’altro Jalisco affila la parola e perfeziona l’ascolto.
Fuori domandano: “Pronto?”.
Dentro l’ombra piega con cura l’ansia, la mette nella tasca sinistra della camicia, vicino al cuore, e risponde:
Sempre”.

Desde la otra Guadalajara.

Subcomandante insurgente Marcos

4 commenti:

  1. E' strano come gli indios zapatisti, molti dei quali analfabeti e che non parlano nemmeno lo spagnolo, hanno fatto propria la difesa al diritto di esistere delle persone che in società più evolute, come la nostra, vengono ancora discriminate come i gay, le prostitute, gli umili, i diversi. Questa sensibilizzazione è certo opera di Marcos e non si è avuta dall'oggi al domani, ma loro l'hanno percepita e sono sicuramente degni di rispetto.
    Belle le poesie postate sopra.
    Ciao, M.

    RispondiElimina
  2. Quello che noi abbiamo "guadagnato", se di guadagno può parlarsi, l'abbiamo pagato in termini di umanità. Ormai siamo talmente sviati e distratti da perdere di vista l'essenziale, che invece, proprio per questo, appare evidente agli umili, quelli che stanno in basso...
    Dobbiamo riguadagnare spazi di Umanità. Io amo l'uomo, non le cose.
    E questo ci porta anche alla poesia, perchè, come disse qualcuno, bisogna essere duri senza mai perdere la tenerezza.
    Ciao, D.

    RispondiElimina
  3. Io amo le piccole cose e gli uomini e donne buoni. Quelli che partono dal Veneto per portare una turbina elettrica per dare luce a La Realidad, quelli che scendono in piazza per difendere i diritti dei più deboli o vanno in terre lontane affinché la loro solo presenza possa essere una forma di protezione per le popolazioni indigene. Odio gli uomini alla Fabrizio Corona dalla testa vuota, i Berlusconi, che se gli togli l'arroganza e la presunzione resta il nulla. Odio quelli che considerano effetto collaterale ... la morte di una bimba afgana.
    Ciao, M. e scusa x il commento.

    RispondiElimina
  4. Fabrizio Corona nemmeno lo considero, a me già stava antipatico e sulle scatole il padre, tal Puccio (nomen omen) gazzettiere di mammarai. Nella società che io immagino e desidero (vedi in "La Revolucion Humanista") tipi simili (padri e figli) non avrebbero spazio né farebbero tanta strada.
    Quanto a Berlusconi è quello che l'Italia vuole e merita. Più che dare eccessive colpe a Berlusconi, ho da rimproverare, e tanto, alla sedicente Sinistra (vedi "Asi me dijo el Don Durito").
    Avrei da dire su Bertinotti che, con moglie baby pensionata ministeriale, a sinistra (il polso) ha solo il “rado”(orologio hi-tech, ceramico ultrapiatto e di design), gioca a fare il "rifondarolo" con la erre moscia, è perito industriale ma non sa da che lato si avvitano i bulloni né ha mai lavorato in vita sua, in compenso però conosce le cravatte “marinella”.
    Avrei da dire su D'Alema che, figlio d'arte, ha fatto un vita da "apparatnicik", non ha mai fatto un tubo in vita sua e soffre solo del confronto tra le misure del suo “Icarus” e il “Barbarossa” di Previti (si sa, la bocciofila è superata. Quale operaio, oggi come oggi, non va in barca a vela?).
    Avrei da dire sui sindacalisti organici al potere economico finanziario, che se la spassano prendendo per il culo i lavoratori, i quali, d'altronde, sono ben felici di come stanno purché abbiano garantito il posto (da schiavo) e possano cambiare (a rate) la macchina o farsi lo schermo lcd a 32 polici (vedi "Discorso tipico dello schiavo" di Silvano Agosti).
    Avrei da dire sul clero, che quando chiede l'8permille mostra pretucoli coi geloni che aiutano le vecchiette a portare fascine di legna e tirano le corde delle campane, mentre quello che conosco io ha una golf tdi ultimo modello, una kawasaki 1000, se ne va a giocare a calcetto, si fa la settimana bianca e ha pure l'amante (pare che dalle 15 alle 16,30 le faccia da padre spirituale, adesso si dice così..).
    Io sono invece coerente, logico e conseguente e amo le persone che fanno altrettanto. Berlusconi lo posso rispettare, gli altri summenzionati non mi pare. E siccome il pesce puzza dalla testa il resto, come direbbe Marcos, non è che “un pallido riflesso”.

    Quanto all'elenco delle teste vuote, come le chiami tu, sarebbe lunghissimo... Purtroppo questa società, reale e virtuale, premia l'idiozia, l'ottusità, la stupidità, l'imbecillità, il cretinismo. Cretino è bello, simpatico, attraente, divertente, spiritoso... Personalmente i cretini/e non li trovo affatto spiritosi/e, li trovo stronzi/e, e non ho difficoltà a dirglielo (e dimostrarglielo, anche).

    La morte della bambina afgana... E' atroce definirla un “effetto collaterale”. Ho un passato di specialista, come incursore e agente dei servizi militari (aeronautica), e posso assicurare che lì qualcuno ha sparato prima di pensare (escludo solo il dolo). Non si verrà sicuramente a capo di nulla, perché la politica e la diplomazia avranno presto il sopravvento. Si risarcirà la famiglia e si insabbierà l'inchiesta militare mettendo tutto a tacere, ma i responsabili, quello che ha premuto il grilletto e l'ufficiale in comando, ci sono, hanno nomi e cognomi. E poi io (in congedo!) dovrei comunicare, ancora adesso, i miei cambi di residenza al comando? Non ci penso nemmeno... Andassero a farsi fottere!
    Ciao, D.

    RispondiElimina