De pronto entró la Libertad.
La Libertad no tiene nombre,
no tiene estatua ni parientes.
La Libertad es feroz.
La Libertad es delicada.
La Libertad es simplemente
la Libertad.
Ella se alimenta de muertos.
Los Héroes cayeron por Ella.
Sin angustia no hay Libertad,
sin alegría tampoco.
Entre ambas la Libertad
es el armonioso equilibrio.
Nosotros tenemos vergüenza,
la Libertad no la tiene,
la Libertad anda desnuda.
(Y el señor Jesucristo dijo
que el reino de Dios vendrá
cuando andemos de nuevo desnudos
y no tengamos vergüenza.)
Hermanos, nosotros sabemos,
pero la Libertad no sabe.
II
Hay que ser piedra o pura flor o agua,
conocer el secreto violeta de la pólvora,
haber visto morir delante del relámpago,
conocer la importancia del ajo y el espliego,
haber andado al sol, bajo la lluvia, al frío,
haber visto a un soldado con el fusil ardiente,
cantando, sin embargo, la Libertad querida.
Viva el amor, la vida poderosa,
la muerte creadora de olores penetrantes
y eso porque uno muere y resucita,
la luz sobre los techos de la aurora,
sobre las torres del petróleo,
sobre las azoteas de las parvas,
sobre los mástiles del queso y el vino,
sobre las pirámides del cuero y el pan,
la gente retornando,
una ventana con la bandera en familiar bordado
y la exacta ambulancia, con heridos,
cantando, sin embargo, la Libertad querida.
Hay que ser como el puente necesario,
natural como el lirio, como el toro,
saber llegar al fondo del silencio,
al subsuelo del brote y a la raíz del grito,
hay que haber conocido el miedo y el valor,
haber visto una mano que agita una linterna
de noche, hacia el distante nido de metralla,
hay que haber visto a un muerto cicatrizado y solo
cantando, sin embargo, la Libertad querida.
III
De pronto entró la Libertad.
Estábamos todos dormidos,
algunos bajo los árboles,
otros sobre los ríos,
algunos más entre el cemento,
otros más bajo la tierra.
De pronto entró la Libertad
con una antorcha en la mano.
Estábamos todos despiertos,
algunos con picos y palas,
otros con una pantalla verde,
algunos más entre libros,
otros más arrastrándose, solos.
De pronto entró la Libertad
con una espada en la mano.
Estábamos todos dormidos,
estábamos todos despiertos
y andaban el amor y el odio
más allá de las calaveras.
De pronto entró la Libertad,
no traía nada en la mano.
La Libertad cerró el puño.
¡Ay! Entonces...
Raúl González Tuñón
I
Di colpo entrò la Libertà.
La Libertà non ha nome,
non ha statua nè parenti.
La Libertà è feroce.
La Libertà è delicata.
La Libertà è semplicemente
la Libertà.
Essa si ciba di morti.
Gli eroi caddero per Lei.
Senza angoscia non c’è Libertà,
senza allegria neppure.
Tra le due la Libertà
è l’armonioso equilibrio.
Noi abbiamo vergogna,
la Libertà non ne ha,
la Libertà va nuda.
(E Gesu Cristo disse
che il regno di Dio verrà
quando andremo di nuovo nudi
senza vergogna)
Fratelli, noi sappiamo,
ma la Libertà non sa.
II
Bisogna essere pietra o puro fiore o acqua,
conoscere il segreto viola della polvere,
aver visto morire davanti al lampo,
conoscere l’importanza dell’aglio e la lavanda,
camminare al sole, sotto la pioggia, al freddo,
aver visto un soldato con il fucile ardente,
cantando, tuttavia, la Libertà amata.
Viva l’amore, la vita poderosa,
la morte creatrice di odori penetranti
e questo perchè uno muore e resuscita,
la luce sui tetti dell’aurora,
sulle torri del petrolio,
sui terrazzi delle messi,
sugli alberi maestri del formaggio e del vino,
sulle piramidi del cuoio e del pane,
la gente che ritorna,
una finestra con la bandiera grezza
e l’esatta ambulanza, con i feriti,
cantando, tuttavia , la Libertà amata.
Bisogna essere come il ponte necessario,
naturale come il giglio, come il toro,
saper giungere al fondo del silenzio,
nel sottosuolo del germoglio ed alla radice del grido,
bisogna aver conosciuto la paura e il coraggio,
aver visto una mano che agita una lanterna
di notte, verso il distante nido di mitragliatrici,
bisogna aver visto un morto cicatrizzato e solo
cantando, tuttavia, La Libertà amata.
III
Di colpo entrò la Libertà.
Dormivamo tutti
alcuni sotto gli alberi,
altri sopra i fiumi,
alcuni ancora tra il cemento,
altri più sottoterra.
Di colpo entro la Libertà
con una torcia in mano.
Stavamo tutti svegli,
alcuni con picconi e pale,
altri con un paralume verde,
alcuni ancora tra i libri
altri trascinandosi, soli.
Di colpo entrò la Libertà
con una spada in mano.
Dormivamo tutti,
eravamo tutti svegli
e c’erano l’amore e l’odio
più in là dei teschi.
Di colpo entrò la Libertà,
non portava nulla in mano.
La Libertà chiuse il pugno.
Ahi! Allora.....
Raúl González Tuñón
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