El cura guerrillero

Hermanos, les quiero comunicar una noticia dolorosa, el Comandante Martín Gaspar García Laviana, el cura sandinista, cayó en combate hace unas pocas horas, sin embargo no es el momento de llorar. Hoy más que nunca tenemos que seguir el ejemplo heroico de nuestros mártires. ¡Adelante compañeros!



Ahora no hay más alternativa que el fusil, que la lucha en todas sus formas. Lo principal es derribar a la dictadura y abrir luego una vía de reconstrucción de la sociedad bajo formas humanas y justas. Comandante don Gaspar García Laviana

Ora non c'è altra alternativa che il fucile, la lotta in tutte le sue forme. La cosa principale è abbattere la dittatura ed aprire quindi una fase di ricostruzione della società sotto forme più umane e giuste
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En la Natividad del Señor,
25 de diciembre de 1977.
Algún lugar de Nicaragua.

Hermanos nicaragüenses:
En estas fiestas de Navidad, cuando celebramos el nacimiento de Jesús, Nuestro Señor y Salvador, que vino al mundo para anunciarnos el reino de la justicia, he decidido dirigirme a ustedes, como mis hermanos en Cristo que son, para participarles mi resolución de pasar a la lucha clandestina como soldado del Señor y como soldado del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Vine a Nicaragua desde España, mi tierra natal, a ejercer el sacerdocio como misionero del Sagrado Corazón, hará de eso ya nueve años. Me entregué con pasión a mi labor de apostolado y pronto fui descubriendo que el hambre y sed de justicia del pueblo oprimido y humillado al que yo he servido como sacerdote, reclamaba más que el consuelo de las palabras el consuelo de la acción.
Como nicaragüense adoptivo que soy, como sacerdote, he visto en carne viva las heridas de mi pueblo; he visto la explotación inicua del campesino, aplastado bajo la bota de los terratenientes protegidos por la Guardia Nacional, instrumento de injusticia y represión; he visto como unos pocos se enriquecen obscenamente a la sombra de la dictadura somocista; he sido testigo del inmundo tráfico carnal a que se somete a las jóvenes humildes, entregadas a la prostitución por los poderosos; y he tocado con mis manos la vileza, el escarnio, el engaño, el latrocinio representado por el dominio de la familia Somoza en el poder.
La corrupción, la represión inmisericorde, han estado sordas a las palabras y seguirán estando sordas, mientras mi pueblo gime en la noche cerrada de las bayonetas y mis hermanos padecen tortura y cárcel por reclamar lo que es suyo: un país libre y justo, del que el robo y el asesinato desaparezcan para siempre.
Y como nuestros jóvenes honestos, los mejores hijos de Nicaragua están en guerra contra la tiranía opresora, yo he resuelto sumarme como el más humilde de los soldados del Frente Sandinista a esa guerra. Porque es una guerra justa, una guerra que los sagrados evangelios dan como buena, y que en mi conciencia de cristiano es buena, porque representa la lucha contra un estado de cosas que es odioso al Señor, Nuestro Dios. Y porque como señalan los documentos de Medellín, suscritos por los Obispos de América Latina, en el capítulo de la Situación Latinoamericana en la Paz, "la insurrección revolucionaria puede ser legítima en el caso de tiranía evidente y prolongada y que atente gravemente a los derechos fundamentales de la persona y damnifique peligrosamente el bien común del país, ya provenga de una persona, ya de estructuras evidentemente injustas".
A todos mis hermanos nicaragüenses les pido que por su amor a Cristo apoyen esta lucha del Frente Sandinista, para que el día de la redención de nuestro pueblo no se siga retrasando. Y a quienes por temor o necesidad aún sirven al somocismo, especialmente a los oficiales y soldados honestos de la Guardia Nacional, les digo que aún es tiempo de ponerse del lado de la justicia, que es el lado de Nuestro Señor.
A los empresarios que no han participado de la corrupción, a los agricultores decentes, a los profesionales y técnicos que rechazan el caos y el despotismo representados por Somoza, les digo que para cada uno hay un puesto de lucha al lado del Frente Sandinista para dignificar a nuestra patria.
A mis hermanos obreros de las fábricas, los planteles y talleres, a los artesanos, a los olvidados sin techo ni trabajo de los barrios marginales; a mis hermanos campesinos, a los cortadores hacinados en los campamentos, a los macheteros, a los peones, a todos aquellos a quienes se ha robado hasta la más mísera oportunidad en esta tierra, les digo que es hora de cerrar filas alrededor del Frente Sandinista, de unir nuestras manos y nuestros brazos, porque en el resonar del fusil justiciero en nuestras montañas, en nuestras ciudades y pueblos, está el signo de la redención que se aproxima. Porque de la rebeldía de todos, de la insurrección que todos llevaremos adelante resultará la luz y se borraran las tinieblas del somocismo.
Y a mis hermanos combatientes del Frente Sandinista en el Frente Norte "Carlos Fonseca Amador"; en el Frente Nororiental 'Pablo Ubeda"; en el Frente Sur "Benjamín Zeledón"; y en sus cuarteles de la resistencia urbana en nuestras ciudades, les trasmito mi firme convicción de que el día del triunfo vamos a construirlo con el sacrificio de nuestros héroes caídos que encarnan la voluntad de lucha de nuestro pueblo; con la dedicación revolucionaria del pueblo mismo organizado para su lucha, y con el sacrificio que nosotros estemos dispuestos a hacer desde las trincheras, unidos alrededor de la Dirección Nacional.
El somocismo es pecado, y librarnos de la opresión es librarnos del pecado. Y con el fusil en la mano, lleno de fe y lleno de amor por mi pueblo nicaragüense, he de combatir hasta mi último aliento por el advenimiento del reino de la justicia en nuestra patria, ese reino de la justicia en nuestra patria, ese reino de la justicia que el Mesías nos anunció bajo la luz de la estrella de Belén.
Su hermano en Cristo,
PATRIA LIBRE O MORIR

don Gaspar García Laviana
Sacerdote Misionero del Sagrado Corazón.



Natale del Signore,
25 dicembre 1977.
Qualche località del Nicaragua.

Fratelli nicaraguensi:
In queste festività del Natale, quando celebriamo la nascita di Gesù, Nostro Signore e Salvatore, che venne al mondo per annunciarci il regno della giustizia, ho deciso di rivolgermi a voi, come miei fratelli in Cristo, per comunicarvi la mia decisione di passare alla lotta clandestina, come soldato del Signore e come soldato del Fronte Sandinista di Liberazione Nazionale.
Sono venuto in Nicaragua dalla Spagna, la mia terra natia, ad esercitare il sacerdozio come missionario del Sacro Cuore, saranno ormai già nove anni. Mi sono dato con passione al mio lavoro di apostolato e da subito mi resi conto che la fame e sete di giustizia del popolo oppresso e umiliato, al quale offrivo il mio servizio sacerdotale, reclamava più che la consolazione delle parole la consolazione dell'azione.
Come nicaraguense adottivo, come sacerdote, ho vissuto sulla carne viva le ferite del mio popolo; ho visto lo sfruttamento iniquo del contadino, schiacciato sotto lo stivale dei proprietari terrieri protetti dalla Guardia Nazionale, strumento di ingiustizia e repressione; ho visto come pochi si arricchiscono oscenamente all'ombra della dittatura somocista; sono stato testimone dell'immondo traffico carnale a cui sono soggette le giovani povere, avviate alla prostituzione per i potenti; e ho toccato con le mie mani la viltà, lo scherno, l'inganno, il ladrocinio messi in scena dal dominio della famiglia Somoza al potere.
La corruzione, la repressione spietata, sono state sorde alle parole e continueranno ad essere sorde, mentre il mio popolo geme nella notte chiusa dalle baionette, ed i miei fratelli soffrono tortura e prigione per reclamare quello che è loro: un paese libero e giusto, dal quale il furto e l'assassinio spariscano per sempre.
E come i nostri giovani onesti, i migliori figli del Nicaragua, che sono in guerra contro la tirannia dispotica, ho deciso di unirmi, come il più umile dei soldati del Fronte Sandinista in questa guerra. Perché è una guerra giusta, una guerra che i sacri vangeli dichiarano buona, e che nella mia coscienza di cristiano è buona, perché rappresenta la lotta contro uno stato di cose che è odioso al Signore, Nostro Dio. E perché come indicano i documenti di Medellin, sottoscritti dai Vescovi dell'America Latina, nel capitolo della Situazione Latinoamericana nella Pace, "l'insurrezione rivoluzionaria può essere legittima nel caso di tirannia evidente e prolungata che attenti gravemente ai diritti fondamentali della persona e danneggi pericolosamente il bene comune del paese, sia che provenga da una persona che da strutture evidentemente ingiuste."
Ai tutti i miei fratelli nicaraguensi chiedo che per il loro amore a Cristo appoggino questa lotta del Fronte Sandinista, affinché il giorno della redenzione del nostro popolo non continui a ritardare. Ed a quanti per paura o necessità servono ancora al somocismo, specialmente agli ufficiali e soldati onesti della Guardia Nazionale, dico loro che sono ancora in tempo per schierarsi dalla parte della giustizia che è il lato di Nostro Signore.
Agli imprenditori che non hanno condiviso la corruzione, agli agricoltori dignitosi, ai professionisti e ai tecnici che respingono il caos ed il dispotismo rappresentati da Somoza, dico loro che per ognuno di essi c'è un posto nella lotta a fianco del Fronte Sandinista per onorare la nostra patria.
Ai miei fratelli operai delle fabbriche, piantagioni ed officine, agli artigiani, a quelli dimenticati, senza tetto né lavoro, dei quartieri emarginati; ai miei fratelli campesinos, ai braccianti ammassati nei bivacchi, ai disboscatori, ai peones, a tutti quegli a cui è stata rubata perfino la più misera opportunità in questa terra, dico loro che è ora di chiudere le fila attorno alla Fronte Sandinista, di unire le nostre mani e le nostre braccia, perché nel risuonare del fucile giustiziere nelle nostre montagne, nelle nostre città e paesi, sta il segno della redenzione che si avvicina. Perché dalla ribellione di tutti, dell'insurrezione che tutti porteranno avanti arriverà la luce e si cancellassero le tenebre del somocismo.
Ed ai miei fratelli combattenti della Fronte Sandinista nel Fronte Nord "Carlos Fonseca Amador"; del Fronte Nordorientale "Pablo Úbeda"; del Fronte Meridionale "Benjamín Zeledón"; e nei loro quartieri di resistenza urbana nelle nostre città, trasmetto la mia ferma convinzione che il giorno del trionfo lo costruiamo col sacrificio dei nostri eroi caduti, che incarnano la volontà di lotta del nostro popolo; con la consacrazione rivoluzionaria del popolo stesso organizzato per la sua lotta, e col sacrificio che noi stessi siamo disposti a fare dalle trincee, uniti attorno alla Direzione Nazionale.
Il somocismo è peccato, e liberarci dell'oppressione vuol dire liberarci del peccato. E col fucile nella mano, pieno di fede e pieno d'amore per il mio popolo nicaraguense, devo combattere fino al mio ultimo alito per la venuta del regno della giustizia nella nostra patria, quel regno della giustizia nella nostra patria, quel regno della giustizia che il Messia ci annunciò sotto la luce della stella di Betlemme.
Vostro fratello in Cristo,
PATRIA LIBERA O MORIRE

don Gaspar García Laviana
Sacerdote Missionario del Sacro Cuore

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