IV. Cuarto Viento: Una digna rabia organizada



Siete vientos en los Calendarios y Geografìas de abajo

Cuarto viento: Una digna rabia organizada

Buenas tardes.
Está con nosotros Don Luis Villoro. Si me permite, el compañero Luis Villoro.
Su cercanía a los pueblos indios de este país no es posterior a 1994, sino que lo antecede en varios calendarios.
En nuestro caso, las zapatistas, los zapatistas, su apoyo ha sido vital. Lo diré llanamente: más de uno, de una, en las comunidades indígenas, está viva, vivo, y luchando gracias al apoyo de este hombre. Y nunca, nunca, insinuó siquiera que esperara algo a cambio de su apoyo, cosa que sí hicieron otros, otras.
En él hemos encontrado un oído generoso y, desde que salimos a la luz pública, ha tratado de entendernos, y sus pensamientos no pocas veces han sido el combustible de nuestro paso. Y no saben ustedes lo difícil que ha sido encontrar, en estos 15 años, a alguien que trate de entendernos y no de juzgarnos.
Con él, como con otros, hemos tenido y tenemos diferencias, y nuestras discusiones han sido agrias no pocas veces, como la que se refiere al movimiento estudiantil que, hace 10 años y desde la UNAM, nos asombró y nos enseñó a los zapatistas.
Con todas estas diferencias, nunca ha habido en nuestro corazón la menor duda de sus convicciones y compromisos del lado de acá, abajo y a la izquierda.
Catalogar al que piensa diferente de nosotros como de “derecha”, como una torpe y ruin pancarta declaraba ayer, es una manifestación de una tendencia impositiva hecha, paradójicamente, por quienes dicen reivindicar lo libertario. Tal vez no sé mucho, pero hasta donde alcanzo, el anarquismo libertario no exime de conocer. Y hay que conocer antes de juzgar y condenar.
Es un honor, Don Luis, tenerlo hoy de nuestro lado, como de por sí ha sido desde hace 15 años.
El mundo que soñamos no es uno con unanimidad de pensamiento, así sea el nuestro, el zapatista, ni con la hegemonía impuesta que ella conlleva.
Salud Don Luis, sólo queríamos decirle que tiene usted, desde hace luengos calendarios, un lugar en el moreno corazón que nos anima.
Se supone que, después de la intervención de Moy, del Teniente Coronel Insurgente Moisés, yo les leería un cuento. Ya será después, ahora tenemos qué decir algo diferente. Va:

De siembras y cosechas

Tal vez lo que voy a decir no venga al caso de lo que es el tema central de esta mesa, o tal vez sí.
Hace dos días, el mismo en el que nuestra palabra se refirió a la violencia, la inefable Condoleezza Rice, funcionaria del gobierno norteamericano, declaró que lo que estaba pasando en Gaza era culpa de los palestinos, por su naturaleza violenta.
Los ríos subterráneos que recorren el mundo pueden cambiar de geografía, pero entonan el mismo canto.
Y el que ahora escuchamos es de guerra y de pena.
No muy lejos de aquí, en un lugar llamado Gaza, en Palestina, en Medio Oriente, aquí al lado, un ejército fuertemente armado y entrenado, el del gobierno de Israel, continúa su avance de muerte y destrucción.
Los pasos que ha seguido son, hasta ahora, los de una guerra militar clásica de conquista: primero un bombardeo intenso y masivo para destruir puntos militares “neurálgicos” (así les dicen los manuales militares) y para “ablandar” las fortificaciones de resistencia; después el férreo control sobre la información: todo lo que se escuche y vea “en el mundo exterior”, es decir, externo al teatro de operaciones, debe ser seleccionado con criterios militares; ahora fuego intenso de artillería sobre la infantería enemiga para proteger el avance de las tropas a nuevas posiciones; después será el cerco y sitio para debilitar a la guarnición enemiga; después el asalto que conquiste la posición aniquilando al enemigo, después la “limpieza” de los probables “nidos de resistencia”.
El manual militar de guerra moderna, con algunas variaciones y agregados, está siendo seguido paso a paso por las fuerzas militares invasoras.
Nosotros no sabemos mucho de esto y, es seguro, hay especialistas sobre el llamado “conflicto en Medio Oriente”, pero desde este rincón algo tenemos que decir:
Según las fotos de las agencias noticiosas, los puntos “neurálgicos” destruidos por la aviación del gobierno de Israel son casas habitación, chozas, edificios civiles. No hemos visto ningún bunker, ni cuartel o aeropuerto militar, o batería de cañones, entre lo destruido. Entonces nosotros, disculpen nuestra ignorancia, pensamos que o los artilleros de los aviones tienen mala puntería o en Gaza no existen tales puntos militares “neurálgicos”.
No tenemos el honor de conocer Palestina, pero nosotros suponemos que en esas casas, chozas y edificios habitaba gente, hombres, mujeres, niños y ancianos, y no soldados.
Tampoco hemos visto fortificaciones de resistencia, sólo escombros.
Hemos visto, sí, el hasta ahora vano esfuerzo de cerco informativo y a los distintos gobiernos del mundo dudando entre hacerse patos o aplaudir la invasión, y una ONU, ya inútil desde hace tiempo, sacando tibios boletines de prensa.
Pero esperen. Se nos ha ocurrido ahora que tal vez para el gobierno de Israel esos hombres, mujeres, niños y ancianos son soldados enemigos y, como tales, las chozas, casas y edificios donde habitan son cuarteles que hay que destruir.
Entonces seguramente los fuegos de artillería que esta madrugada caían sobre Gaza eran para proteger de esos hombres, mujeres, niños y ancianos el avance de la infantería del ejército de Israel.
Y la guarnición enemiga a la que quieren debilitar con el cerco y sitio que se está tendiendo en torno a Gaza no es otra cosa que la población palestina que ahí vive. Y que el asalto buscará aniquilar a esa población. Y que cualquier hombre, mujer, niño o anciano que logre escapar, escondiéndose, del asalto previsiblemente sangriento, será luego “cazado” para que la limpieza se complete y el mando militar al mando de la operación pueda reportar a sus superiores “hemos completado la misión”.
Disculpen de nuevo nuestra ignorancia, tal vez lo que estamos diciendo no venga, en efecto, al caso, o cosa, según. Y que en lugar de estar repudiando y condenando el crimen en curso, como indígenas y como guerreros que somos, deberíamos estar discutiendo y tomando posición en la discusión sobre si “sionismo” o “antisemitismo”, o que en el principio fueron las bombas de Hamas.
Tal vez nuestro pensamiento es muy sencillo, y nos faltan los matices y acotaciones tan necesarios siempre en los análisis pero, para nosotras, nosotros, zapatistas, en Gaza hay un ejército profesional asesinando a una población indefensa.
¿Quién que es abajo y a la izquierda puede permanecer callado? ¿Sirve decir algo? ¿Detienen alguna bomba nuestros gritos? Nuestra palabra, ¿salva la vida de algún niño palestino?
Nosotros pensamos que sí sirve, que tal vez no detengamos una bomba ni nuestra palabra se convierta en un escudo blindado que evite que esa bala calibre 5.56 mm o 9 mm, con las letras IMI, “Industria Militar Israelí” grabadas en la base del cartucho, llegue al pecho de una niña o un niño, porque tal vez nuestra palabra logre unirse a otras en México y el mundo y tal vez primero se convierta en murmullo, luego en voz alta, y después en un grito que escuchen en Gaza.
No sabemos ustedes, pero nosotros y nosotras, zapatistas del EZLN, sabemos lo importante que es, en medio de la destrucción y la muerte, escuchar unas palabras de aliento.
No sé cómo explicarlo, pero resulta que sí, que las palabras desde lejos tal vez no alcanzan a detener una bomba, pero son como si se abriera una grieta en la negra habitación de la muerte y una lucecita se colara.
Por lo demás, pasará lo que de por sí va a pasar. El gobierno de Israel declarará que le propinó un severo golpe al terrorismo, le ocultará a su pueblo la magnitud de la masacre, los grandes productores de armamento habrán obtenido un respiro económico para afrontar la crisis y “la opinión pública mundial”, ese ente maleable y siempre a modo, volteará a mirar a otro lado.
Pero no sólo. También va a pasar que el pueblo Palestino va a resistir y a sobrevivir y a seguir luchando, y a seguir teniendo la simpatía de abajo por su causa.
Y, tal vez, un niño o una niña de Gaza sobrevivan también. Tal vez crezcan y, con ellos, el coraje, la indignación, la rabia. Tal vez se hagan soldados o milicianos de alguno de los grupos que luchan en Palestina. Tal vez se enfrente combatiendo a Israel. Tal vez lo haga disparando un fusil. Tal vez inmolándose con un cinturón de cartuchos de dinamita alrededor de su cintura.
Y entonces, allá arriba, escribirán sobre la naturaleza violenta de los palestinos y harán declaraciones condenando esa violencia y se volverá a discutir si sionismo o antisemitismo.
Y entonces nadie preguntará quién sembró lo que se cosecha.
Por los hombres, mujeres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Subcomandante Insurgente Marcos


Sette venti nei Calendari e Geografie in basso

Quarto Vento: Una degna rabbia organizzata


Buon pomeriggio
È con noi Don Luis Villoro. Se mi permette, il compagno Luis Villoro.
La sua vicinanza ai popoli indio di questo paese non è successiva al 1994, ma lo precede in vari calendari.
Nel nostro caso, le zapatiste, gli zapatisti, il suo appoggio è stato vitale. Lo dirò chiaramente: più di uno, di una, nelle comunità indigene, è viva, vivo, e lotta grazie all'appoggio di quest'uomo. E mai, mai, si insinuò che si aspettasse qualcosa in cambio del suo appoggio, cosa che invece hanno fatto altri, altre.
In lui abbiamo trovato un generoso ascolto e, da quando siamo balzati alla luce pubblica, ha tentato di capirci, ed i suoi pensieri non poche volte sono stati il combustibile del nostro passo. E non sapete quanto sia stato difficile trovare, in questi 15 anni, qualcuno che cerchi di capirci e non di giudicarci.
Con lui, come con altri, abbiamo avuto ed abbiamo divergenze e le nostre discussioni molte volte sono state aspre, come per quanto si riferisce al movimento studentesco che 10 anni fa e dalla UNAM, ci meravigliò e insegnò a noi zapatisti.
Nonostante tutte queste differenze, nel nostro cuore non c'è mai stato il minimo dubbio sulle sue convinzioni e il suo impegno da questa parte, in basso e a sinistra.
Catalogare "di destra" chi non la pensa come noi, come un orribile e vile striscione dichiarava ieri, è la manifestazione di un atteggiamento di imposizione fatto, paradossalmente, proprio da chi dice di rivendicare un atteggiamento libertario. Forse non ne so molto, ma per quanto ci arrivo, l'anarchismo libertario non esime dal conoscere. E bisogna conoscere prima di giudicare e condannare.
È un onore, Don Luis, averla oggi dalla nostra parte, come è da 15 anni.
Il mondo che sogniamo non è un mondo con unanimità di pensiero, anche se fosse il nostro, il pensiero zapatista, né con l'egemonia imposta che questo comporterebbe.
Salute Don Luis, volevamo solo dirle che lei ha, da lunghi calendari, un posto nel cuore scuro che ci anima.
Si suppone che dopo l'intervento di Moy, del Tenente Colonello Insurgente Moisés, io dovrei leggervi un racconto. Lo farò dopo, ora dobbiamo dire qualcosa d'altro.

Di semine e raccolti

Forse quello che dirò non c'entra col tema centrale di questo tavolo, o forse sì.
Due giorni fa, lo stesso giorno in cui la nostra parola faceva riferimento alla violenza, Condoleeza Rice, funzionaria del governo nordamericano, dichiarava che quello che sta succedendo a Gaza è colpa dei palestinesi, per la loro natura violenta.
I fiumi sotterranei che percorrono il mondo possono cambiare geografia, ma intonano lo stesso canto.
E quello che ora sentiamo è di guerra e di dolore.
Non molto lontano da qui, in un luogo chiamato Gaza, in Palestina, in Medio Oriente, qui vicino, un esercito fortemente armato ed addestrato, quello del governo di Israele, continua la sua avanzata di morte e distruzione.
I passi seguiti fino ad ora sono quelli di una guerra militare classica di conquista: prima un bombardamento intenso e massiccio per distruggere postazioni militari “nevralgiche” (così le chiamano i manuali militari) e per “neutralizzare” le fortificazioni di resistenza; poi il ferreo controllo dell’informazione: tutto ciò che si sente e si vede “nel mondo esterno”, cioè esterno al teatro delle operazioni, deve essere selezionato con criteri militari; ora fuoco intenso di artiglieria sulla fanteria nemica per proteggere l'avanzata delle truppe verso nuove posizioni; poi ci sarà l'accerchiamento e l'assedio per indebolire la guarnigione nemica; quindi l'assalto che conquisti la posizione annichilendo il nemico, infine la "pulizia" di possibili "sacche di resistenza".
Il manuale militare della guerra moderna, con alcune variazioni ed appendici, viene seguito passo passo dalle forze militari d'invasione.
Noi non sappiamo molto di questo e, sicuramente, ci sono specialisti del cosiddetto "conflitto in Medio Oriente", ma da questo angolo di mondo dobbiamo dire qualcosa:
Secondo le foto delle agenzie d'informazione, i punti "nevralgici" distrutti dall'aviazione del governo di Israele sono abitazioni, capanne, edifici civili. Non abbiamo visto nessun bunker, né quartiere o aeroporto militare, o batteria di cannoni, tra quanto distrutto. Allora noi, scusate la nostra ignoranza, pensiamo che o gli armieri degli aerei hanno pessima mira o a Gaza non esistono tali punti militari "nevralgici".
Non abbiamo l'onore di conoscere la Palestina, ma supponiamo che in quelle case, capanne ed edifici abitava gente, uomini, donne, bambini ed anziani, e non soldati.
Non abbiamo visto nemmeno fortificazioni di resistenza, solo macerie.
Fino ad ora abbiamo visto il vano sforzo dell'assedio informativo ed i diversi governi del mondo restare in dubbio tra lo scaricare le responsabilità o l'applaudire all'invasione, ed una ONU, già da tempo inutile, tirare fuori tiepidi comunicati stampa.
Ma aspettate. Ci è vento in mente adesso che forse per il governo di Israele quegli uomini, donne, bambini ed anziani sono soldati nemici e, come tali, le capanne, case ed edifici dove abitano sono quartieri che bisogna distruggere.
Quindi sicuramente i fuochi di artiglieria che questa mattina cadevano su Gaza erano per proteggere da quegli uomini, donne, bambini ed anziani l'avanzata della fanteria dell'esercito di Israele.
E la guarnigione nemica che vogliono indebolire con l'assedio intorno a Gaza non è altro che la popolazione palestinese che vive lì. E che l'assalto cercherà di annichilire questa popolazione. E che qualsiasi uomo, donna, bambino o anziano che riesca a scappare, nascondendosi, dall'assalto prevedibilmente sanguinoso, sarà poi "cacciato" affinché la pulizia sia completa ed il comandante militare al comando dell'operazione possa riferire ai suoi superiori "missione compiuta".
Scusate di nuovo la nostra ignoranza, forse quello che stiamo dicendo non fa al caso. E che invece di ripudiare e condannare il crimine in corso, come indigeni e guerrieri quali siamo, dovremmo discutere su come prendere posizione nella questione su "sionismo" o "antisemitismo", o se tutto abbia avuto inizio per le bombe di Hamas.
Forse il nostro pensiero è molto semplice e ci mancano le sfumature e postille sempre necessarie nelle analisi, ma per noi zapatiste e zapatisti, a Gaza c'è un esercito professionista che sta assassinando una popolazione indifesa.
Chi in basso e a sinistra può restare in silenzio? Serve dire qualcosa? Le nostre grida fermano le bombe? La nostra parola, salva la vita di qualche bambino palestinese?
Noi pensiamo che sì, serve, che forse non fermeremo una bomba, né la nostra parola si trasformerà in uno scudo blindato che impedisca che quella pallottola calibro 5.56 mm o 9 mm, con la sigla "IMI", "Industria Militare Israeliana", stampata alla base della cartuccia, arrivi nel petto di una bambina o un bambino, però forse la nostra parola riuscirà ad unirsi ad altre nel Messico e nel mondo e forse prima si trasformerà in mormorio, poi in voce alta, e quindi in un grido che si senta fino a Gaza.
Non sappiamo voi, ma noi zapatiste e zapatisti dell'EZLN sappiamo quanto sia importante che, in mezzo alla distruzione e alla morte, si sentano parole di incoraggiamento.
Non so come spiegarlo, ma sembra che le parole che vengono da lontano forse non riescono a fermare una bomba, ma sono come se si aprisse una crepa nella nera stanza della morte e si accendesse una piccola luce.
Per il resto, succederà quello che succederà. Il governo di Israele dichiarerà di aver inferto un duro colpo al terrorismo, occulterà al suo popolo la dimensione del massacro, i grandi produttori di armi avranno ottenuto un respiro economico per affrontare la crisi e "l'opinione pubblica mondiale", quell'ente malleabile e sempre a modo, si volterà a guardare da un'altra parte.
Ma non solo. Succederà anche che il popolo Palestinese resisterà e sopravvivrà e continuerà a lottare e continuerà ad avere la simpatia del basso per la sua causa.
E, forse, un bambino o una bambina di Gaza sopravvivranno. Forse cresceranno e, con loro, il coraggio, l'indignazione, la rabbia. Forse diventeranno soldati o miliziani di qualcuno dei gruppi che lottano in Palestina. Forse combatteranno contro Israele. Forse lo faranno sparando con un fucile. Forse immolandosi con una cintura di candelotti di dinamite legata in vita.
Ed allora, in alto, scriveranno sulla natura violenta dei palestinesi e faranno dichiarazioni di condanna di quella violenza e si tornerà a discutere su sionismo o antisemitismo.
E nessuno domanderà chi ha seminato ciò che sta raccogliendo.
Per gli uomini, donne, bambini ed anziani dell'Esercito Zapatista di Liberazione Nazionale.

Subcomandante Insurgente Marcos

Parti precedenti:
I. Primer Viento: una digna juventud rabiosa
II. Segundo Viento: un digno y rabioso empeño
III. Tercer Viento: un digno y rabioso color de la tierra

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