SIETE VIENTOS EN LOS CALENDARIOS Y GEOGRAFÍAS DE ABAJO
Quinto Viento: Una digna y femenina rabia
Buenas noches a todos y a todas.
Compañeros y compañeras de La Otra Campaña y de la Sexta Internacional:
Hermanos y hermanas de México y del mundo:
Compañeros y compañeras, hermanos y hermanas, los que se encuentran en este Primer Festival Mundial de la Digna Rabia:
A nombre de mis compañeras y compañeros bases de apoyo, de los y las insurgentes y milicianas, de los y las responsables locales y regionales del Comité Clandestino Revolucionario Indígena, de las Juntas de Buen Gobierno, de los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas, y de los compañeros y compañeras que están prestando sus servicios en los diferentes áreas de trabajos, en los territorios zapatistas.
A nombre de ellos y ellas hago uso de la palabra. Voy a platicar un poco sobre los trabajos, la participación y la organización de las mujeres en los territorios zapatistas.
Así, como ya sabemos, que desde que nació nuestra organización zapatista, se ha promovido la participación de las mujeres. Se les da lugar igual que los hombres a que participen en todos los niveles de trabajo: como en lo político, económico, en lo social y en lo militar.
Pero cuando se les dio el lugar a las mujeres, a que realicen los trabajos en nuestra organización, desde un principio les costó mucho tanto hombres y mujeres. Porque teníamos en la cabeza y en nuestros corazones de que no era nuestro trabajo, de que el trabajo de la mujer sólo era estar en la casa, tener hijos, atender al marido, entre otras cosas que nos toca hacer.
Pero gracias a los que dieron inicio y vida a nuestra organización, que tomaron en cuenta a las mujeres, nos nombraron como compañeras de lucha. De esta forma, le dieron nombre, vida y rostro a las mujeres. Pero, sobre todo, para las mujeres indígenas, porque somos las que sufrimos más la explotación, el desprecio, la humillación y el olvido en todos los niveles de la vida.
Por eso, le damos gracias a la organización zapatista, que nos hizo nacer de nuevo, tanto hombres y mujeres. Nos dieron luz, nos dieron esperanza y nos dieron vida. Para que algún día, florecerá lo que tanto esperamos: para que las mujeres tengamos derechos y tomadas en cuenta por igual.
Por esta razón, ha habido mujeres dignas y rebeldes, quienes dieron la vida, el trabajo, para hacer crecer nuestra organización. Pero, durante estos quince años de lucha y resistencia, ha habido mujeres que han tratado de dar su trabajo y participación en cada nivel de trabajo.
Por ejemplo, en la política, ha habido mujeres en la dirección de nuestra organización, como Comité Clandestino Revolucionario Indígena. Como responsables locales y regionales, y también se han nombrado compañeras para ser suplentas del CCRI. Las mujeres ya participan en las asambleas de los pueblos. Ya sea en los estudios políticos o asambleas generales, para elegir a sus autoridades, como por ejemplo: autoridades municipales, Juntas de Buen Gobierno, agentas municipales, comisariadas ejidales y comités de educación. Y también para elegir a sus mandos políticos en la comunidad, como responsables locales.
Por eso, hay compañeras que ya forman parte en este nivel de autoridades. Además, hay compañeras que se han organizado para buscar la forma cómo resistir en la lucha. Y también, para buscar solución de sus necesidades. Por eso, se han organizado para trabajar en colectivos. Ya sea en panadería, crías de animales, producir artesanías para vender, o tener sus hortalizas para su consumo colectivo.
Son estos trabajos que están tratando de hacer las mujeres en los territorios zapatistas. Además, hay mujeres que están preparándose para ser promotoras de salud y educación autónomas. Para que ellas mismas comparten sus conocimientos y que presten sus servicios gratuitamente para los pueblos.
Hay mujeres que están preparándose para aprender y rescatar las plantas medicinales. Y también se están preparando las compañeras para ser parteras y hueseras, ya que, de esta forma como se curaban nuestros mayores. Por eso, es importante y necesaria que rescatemos lo que dejaron nuestros ancestros.
Para estos dos niveles de trabajo: tanto en la salud y educación, hay compañeras que han podido llegar a ocupar el lugar como coordinadoras generales de estos dos niveles de trabajo.
También hay mujeres que han tratado de ejercer los trabajos en las comunidades zapatistas, como operadoras de radio de comunicación, locutoras de Radio FM, y hay jóvenas que se están preparando para ser fotógrafas y camarógrafas.
Además de todo esto, hay compañeras que han llegado de ser milicianas e insurgentes. Y llegar a ser mandos militares en nuestro Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Pero todos estos trabajos que estamos realizando las mujeres en las cinco zonas zapatistas, es para tratar de ejercer nuestros derechos, nuestra obligación como zapatistas. Aunque no ha sido fácil para nosotras, pero estamos y estaremos haciendo un esfuerzo y un sacrificio para tratar de cumplir lo que marca en la Ley Revolucionaria de Mujeres.
Pero también, le damos gracias a los compañeros que ya entendieron la importancia de la participación de las mujeres. Pero, sobre todo, para los compañeros que ya dejan salir a sus compañeras para hacer los trabajos. Aunque, también, para los compañeros no es fácil, pero lo está haciendo lo que pide nuestra organización. Por eso, nosotras las mujeres ya no debemos de hacernos de un lado. Debemos prepararnos cada vez más. Para poder seguir adelante y avanzar lo más posible que se pueda en todos los niveles de trabajo.
Porque si no lo hacemos, las que ya estamos en este mundo, que es un mundo donde todavía las mujeres no tenemos rostro, nombre ni voz para los capitalistas y neoliberales. Por eso, es la hora de ejercer y hacer valer nuestros derechos. Pero, para poder hacer todo esto, sólo se necesita tener voluntad, decisión, fuerza y rebeldía. Y no necesitamos pedirle permiso a nadie.
Pero todo lo que estamos haciendo y lo que estoy diciendo no es un invento, ni imaginación. Sino que es una realidad. Allí lo demostramos en el Tercer Encuentro, que se llevó a cabo en el Caracol de La Garrucha, hace un año. Ahí hablamos y explicamos nuestros trabajos como mujeres.
Pero también quisiera ser sincera en decirles, hermanos y hermanas, compañeros y compañeras, que todavía hay algunos pueblos y regiones en el territorio zapatista, falta el trabajo y la participación en algunos niveles de trabajo. Es que los compañeros y compañeras todavía no han entendido con claridad la importancia de la participación de las mujeres. Pero vamos a hacer una lucha para poder cumplir lo que es ser zapatistas y revolucionarios.
Pero, durante estos 25 años del inicio del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y quince años de nuestro levantamiento armado, hemos ya logrado avances muy importantes. Pero, sobre todo, la participación de las mujeres en casi todos los niveles. Es que hace más de 25 años, no había pueblos zapatistas. Sólo estaba lleno de ignorancia, de la esclavitud y el olvido.
Pero, hace quince años, no había más mujeres que ocupaba en la dirección política. Pero, a lo largo de estos quince años de lucha y resistencia, hemos venido incorporando poco a poco en los diferentes niveles de trabajo.
Ahí nos dimos cuenta que sí es cierto que podemos pensar y decidir. Podemos ocupar el cargo igual que los compañeros. Y, también, nosotras las mujeres podemos hacer los trabajos. Pero todo lo poco que pudimos hacer a lo largo de estos quince años, no es suficiente. Sino que falta mucho por hacer.
Ahora, nuestros pueblos, nuestra patria que es México, y nuestra planeta Tierra, se necesita que los hombres, las mujeres, los niños, las niñas, los y las jóvenes, los y las ancianas, que se rebelan, que luchen y que tengan dignidad y rabia.
Pero, cuando tengamos en nuestra mente y en nuestro corazón estas dos cosas importantes, es la que nos lleva adelante, hasta lograr lo que queremos.
Por último, queremos hacerles un llamado a todas las mujeres de México y del mundo, a que unamos nuestras fuerzas, nuestra voz, nuestra rebeldía y nuestra rabia. A que luchemos por nuestros derechos, por nuestra autonomía, y por construir un mundo donde podamos caber todos.
Democracia, libertad y justicia.
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena - Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Muchas gracias.
Comandanta Hortensia
SETTE VENTI NEI CALENDARI E GEOGRAFIE IN BASSO
Quinto Vento: Una degna e femminile rabbia
Buona sera a tutte e tutti.
Compagne e compagni dell’Altra Campagna e della Sesta Internazionale,
Fratelli e sorelle del Messico e del Mondo,
Compagni e compagne, fratelli e sorelle che siete qui a questo Primo Festival della Degna Rabbia.
A nome delle mie compagne e compagni, basi di appoggio, delle e degli insurgentes e miliziani, delle e dei responsabili locali e regionali del Comitato Clandestino Rivoluzionario Indigeno, delle Giunte del Buon Governo, dei Municipi Autonomi Ribelli Zapatisti, e delle e dei compagni che prestano servizio nelle diverse attività dentro ai territori Zapatisti.
A nome loro faccio uso della parola. Vi racconterò del lavoro, la partecipazione e l'organizzazione delle donne nei territori zapatisti.
Come già sapete, da quando è nata la nostra organizzazione zapatista si sono promosse la partecipazione e l'organizzazione delle donne. Si è fatto in modo che siano uguali agli uomini nella partecipazione a qualsiasi tipo di attività: politica, economica, sociale e militare.
Quando abbiamo dato il posto che spettava alle donne affinché potessero lavorare all'interno dell'organizzazione, all'inizio è stato difficile sia per gli uomini che per le donne, perché avevamo nel cuore e nella testa che quello non era il nostro lavoro. Il nostro lavoro di donne era solo stare a casa, badare ai figli, aspettare il marito e altre cose che a noi tocca fare.
Ma grazie a quelli che diedero inizio e vita alla nostra organizzazione, che diedero importanza alle donne, noi abbiamo iniziato a chiamarci compagne in lotta. In questo modo diedero nome, vita e volto alle donne. Ma soprattutto, per le donne indigene, perché siamo noi quelle che più subiamo lo sfruttamento, il disprezzo, l'umiliazione e l'abbandono a tutti i livelli della vita.
Per questo diciamo grazie all'organizzazione zapatista che ci ha permesso di nascere nuovamente, tanto agli uomini come alle donne. Ci hanno dato la luce, ci hanno dato speranza e ci hanno dato la vita. In maniera tale che un giorno fiorirà quello che speriamo: cioè che le donne abbiano gli stessi diritti e siano considerate in tutto e per tutto uguali.
Per questa ragione abbiamo avuto donne degne e ribelli, quelle che ci diedero la vita e il lavoro affinché la nostra organizzazione potesse crescere. Durante questi 15 anni di lotta e resistenza ci sono state donne che hanno potuto prestare la loro opera e partecipazione a tutti i livelli.
Per esempio, in politica, ci sono state donne nella dirigenza della nostra organizzazione come Comitato Clandestino Rivoluzionario Indigeno. Come responsabili locali e regionali e anche sono state nominate compagne per essere supplenti del CCRI. Le donne ormai partecipano alle assemblee dei villaggi. Partecipano alla discussione politica o nelle assemblee generali per eleggere le proprie autorità, come per esempio: le autorità municipali, le Giunte di Buon Governo, agenti municipali, comissari ejidali e comitati di educazione. E come responsabili locali, anche per elegere i propri "comandanti" politici nelle comunità.
Inoltre, ci sono compagne che già fanno parte di queste autorità. E ci sono compagne che si sono organizzate per trovare il modo di resistere e lottare ed anche per trovare soluzioni alle proprie necessità e per questo si sono organizzate per lavorare collettivamente in settori quali: panificazione, allevamento di animali, produzione e vendita di artigianato, orti per il consumo collettivo. Questi sono i lavori che stanno provando a portare avanti nei territori zapatisti. Inoltre ci sono donne che si stanno formando come promotrici di salute e di educazione autonoma. Questo perché poi possano condividere le proprie conoscenze e prestare i propri servizi gratuitamente nei villaggi.
Ci sono donne che si stanno preparando per conoscere ed usare le piante medicinali. E le compagne si stanno preparando per essere levatrici e hueseras (che aggiustano le ossa, ndr), proprio come si curavano i nostri vecchi. Per questo è importante e necessario che riscattiamo quello che ci hanno lasciato i nostri antenati.
Sia nell'ambito della salute che dell'educazione, ci sono compagne che sono riuscite ad occupare il posto di coordinatrici generali in questi due settori.
Ci sono inoltre donne che nelle comunità zapatiste fanno attività come operatrici di radio di comunicazione, annunciatrici di Radio FM, e ci sono ragazze che si stanno preparando per essere fotografe.
Oltre a tutto questo ci sono compagne che sono arrivate ad essere miliziane ed insurgentes. E sono arrivate ad essere comandanti militari nel nostro Esercito Zapatista di Liberazione Nazionale.
Tutte queste mansioni e attività che le donne svolgono nelle cinque zone zapatiste sono per esercitare i nostri diritti, il nostro dovere come zapatiste. Benché non sia stato facile per noi, stiamo facendo e faremo sforzi e sacrifici per applicare quello che prevede la Legge Rivoluzionaria delle Donne.
Ma dobbiamo ringraziare anche i compagni che hanno capito l'importanza della partecipazione delle donne. Ma, soprattutto, i compagni che ormai lasciano uscire le loro compagne per andare a lavorare. Anche se per i compagni non è facile, stanno facendo quello che chiede la nostra organizzazione. Per questo noi donne non dobbiamo farci più da parte. Dobbiamo prepararci sempre di più. Per poter continuare ad andare avanti e progredire il più possibile a tutti i livelli di lavoro.
Perché dobbiamo farlo noi donne che siamo in questo mondo, che è un mondo dove ancora le donne non hanno volto, nome né voce per i capitalisti e neoliberisti. Per questo è ora di esercitare e far valere i nostri diritti. Ma, per fare tutto questo, bisogna avere volontà, decisione, forza e ribellione. E non dobbiamo chiedere permesso a nessuno.
Quello che sto facendo e dicendo non è un'invenzione, né immaginazione. Ma è una realtà. Lo abbiamo dimostrato nel Terzo Incontro che si è svolto nel Caracol di La Garrucha, un anno fa. Lì abbiamo parlato e spiegato i nostri lavori come donne.
Ma voglio anche essere sincera e dirvi, fratelli e sorelle, compagni e compagne, che ancora in alcuni villaggi e regioni in territorio zapatista manca l'opera e la partecipazione delle donne. È che i compagni e le compagne non hanno ancora capito con chiarezza l'importanza della partecipazione delle donne. Ma lotteremo ancora per riuscire a compiere quello che è essere zapatiste e rivoluzionari.
Tuttavia durante questi 25 anni dalla nascita dell'Esercito Zapatista di Liberazione Nazionale, e 15 anni dalla nostra insurrezione armata, abbiamo fatto importanti progressi. Soprattutto, la partecipazione delle donne è a quasi tutti i livelli. È che 25 anni fa non c'erano comunità zapatiste. C'era solo ignoranza, schiavitù e oblio.
Quindici anni fa non c'erano donne nella dirigenza politica. Ma in questi 15 anni di lotta e resistenza ci siamo inserite a poco a poco nei differenti livelli di attività.
E ci siamo rese conto che possiamo pensare e decidere. Possiamo occupare incarichi come i compagni. Ma il poco che siamo riuscite a fare in questi quindici anni non è sufficiente. C'è ancora molto da fare.
Ora, i nostri popoli, la nostra patria che è il Messico, ed il nostro pianeta Terra, hanno bisogno che gli uomini, le donne, i bambini, le bambine, i ragazzi e le ragazze, gli anziani e le anziane, si ribellino e lottino ed abbiano dignità e rabbia.
Dobbiamo avere nella nostra mente e nel nostro cuore queste due cose importanti, che sono ciò che ci fa andare avanti, fino ad ottenere quello che vogliamo.
Infine, vogliamo rivolgere un appello a tutte le donne del Messico e del mondo a che uniamo le nostre forze, la nostra voce, la nostra ribellione e la nostra rabbia. Affinchè lottiamo per i nostri diritti, per la nostra autonomia e per costruire un mondo dove possiamo stare tutti.
Democrazia, libertà e giustizia.
Molte grazie
Per il Comitato Clandestino Rivoluzionario Indigeno - Comando Generale dell'Esercito Zapatista di Liberazione Nazionale
Comandante Hortencia
Parti precedenti:
Primer Viento: una digna juventud rabiosa
Segundo Viento: un digno y rabioso empeño
Tercer Viento: un digno y rabioso color de la tierra
Cuarto viento: Una digna rabia organizada
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APÉNDICE
Algo a propósito de mujeres y el feminismo
En los primeros meses posteriores al inicio de nuestro alzamiento, un grupo de feministas (así se autodenominaron) llegaron a algunas de las comunidades zapatistas.
No, no llegaron a preguntar, a escuchar, a conocer, a respetar. Llegaron a decir lo que debían hacer las mujeres zapatistas, llegaron a liberarlas de la opresión de los machos zapatistas (empezando, por supuesto, por liberarlas del Sup), a decirles cuáles eran sus derechos, a mandar pues.
Cortejaron a quienes consideraban las jefas (por cierto, con métodos muy masculinos, dicho sea de paso). A través de ellas intentaron imponer, desde fuera, en forma y contenido, una lucha de género que ni siquiera se detuvieron a averiguar si existía o no y en qué grado en las comunidades indígenas zapatistas.
Ni siquiera se pararon a ver si las habían escuchado y entendido. No, su misión “liberadora” estaba cumplida. Volvieron a sus metrópolis, escribieron artículos para periódicos y revistas, publicaron libros, viajaron con los gastos pagados al extranjero dando conferencias, tuvieron cargos gubernamentales, etc.
No vamos a cuestionar esto, cada quien se consigue las vacaciones como puede. Sólo queremos recordar que no hicieron mella alguna en las comunidades ni trajeron beneficio alguno a las mujeres. [...]
Tal vez les ayudaría a entender mejor, llevar la disposición y el ánimo de comprender. Tal vez, como Sylvia Marcos en el Israel de las beduinas, entenderían que las zapatistas, como muchas mujeres en muchos rincones del mundo, transgreden las reglas sin desechar su cultura, se rebelan como mujeres, pero sin dejar de ser indígenas y también, no hay que olvidarlo, sin dejar de ser zapatistas.
Hace unos años, un periodista me contó que se había encontrado en la carretera a una señora zapatista y le había dado “aventón” hasta el pueblo. “¿Andaba con uniforme o pantalón o botas?”, le pregunté preocupado. El periodista me aclaró: “No, llevaba nagüa, camisa bordada y estaba descalza. Además llevaba su hijo cargando en el rebozo”. “¿Cómo supo entonces que era zapatista?”, le insistí. El periodista me respondió con naturalidad: “es fácil, las zapatistas se paran diferente, caminan diferente, miran diferente”. “¿Cómo?”, reiteré. “Pues como zapatistas”, dijo el periodista.
[El Calendario y la Geografìa de la Diferencia - Escuchar el Amarillo]
Subcomandante Insurgente Marcos
APPENDICE
Qualcosa a proposito di donne e femminismo
Nei primi mesi che seguirono la nostra sollevazione, un gruppo di femministe (così si sono auto-denominate) arrivò in alcune comunità zapatiste. No, non sono venute a fare domande, ad ascoltare, a conoscere, a rispettare. Sono venute a dire quello che dovevano fare le donne zapatiste, a liberarle dall’oppressione dei maschi zapatisti (incominciando, naturalmente, col liberarle dal Sub), a dire quali erano i loro diritti…insomma sono venute a comandare.
Si sono messe a fare la corte a quelle che consideravano essere le cape (certamente, sia detto di passaggio, con metodi molto maschili). Attraverso di loro hanno poi cercato di imporre, da fuori, nella forma e nel contenuto, una lotta di genere che non si erano neanche soffermate a verificare se esistesse o no, e in che grado, nelle comunità indigene zapatiste.
E non si sono nemmeno fermate a vedere se erano state ascoltate e comprese. No, la loro missione “liberatrice” era stata compiuta. Sono tornate alle loro metropoli, a scrivere articoli per qualche giornale o rivista, a pubblicare libri, a viaggiare all’estero con le spese pagate, a fare conferenze, a coprire incarichi di governo… Ma non vogliamo discutere di questo, ognuno si fa le vacanze come può. Vogliamo solo ricordare che non hanno lasciato un segno nelle comunità, né hanno apportato alcun beneficio alle donne. [...]
Arrivare con la disposizione e il desiderio di comprendere, vi aiuterà forse a capire meglio. Forse, come Sylvia Marcos in Israele con le donne beduine, capirete che le donne zapatiste (come molte donne in molti angoli del mondo) trasgrediscono le regole senza rinnegare la propria cultura; si ribellano come donne, senza smettere di essere indigene ed anche, non bisogna dimenticarlo, senza smettere di essere zapatiste.
Alcuni anni fa un giornalista mi raccontò che aveva incontrato per la strada una signora zapatista e che le aveva dato un passaggio fino al paese. “Camminava in uniforme, o con i pantaloni, o con gli stivali?”, gli domandai preoccupato. E il giornalista rispose: “No, aveva una tunica , una camicetta ricamata ed era scalza. E poi portava suo figlio sulla schiena, nello scialle”. “Come ha capito, allora, che era zapatista?” insistetti io. Il giornalista mi rispose con naturalezza: “E’ facile, le donne zapatiste camminano in modo differente, stanno ferme in modo differente, guardano in modo differente”. “E come?” ripetei. “Beh…come zapatiste” disse il giornalista.
[Il Calendario e la Geografia della Differenza - Ascoltare il Giallo]
Subcomandante Insurgente Marcos
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