Siete vientos en los Calendarios y Geografìa de abajo
Segundo Viento: un digno y rabioso empeño
De homenajes y saludos (un poco de historia e histeria pasadas y presentes)
Antes hemos señalado el truco geográfico que el Poder usa para acomodar distancias inexistentes entre sus formas de dominio, por un lado, y las resistencias que encuentra, por el otro.
El Poder también usa los calendarios para neutralizar los movimientos que atentan o atentaron contra su esencia, su existencia o su normalidad.
Por eso sus fechas conmemorativas. Con ellas se acota, se limita, se define y se detiene. Con cada día del calendario que el Arriba admite en su cronología, se da una toma de control sobre la historia. Con esos días se detienen los movimientos, se dan por finalizados en todos los sentidos. No habrá Arriba, en esa calendarización de la historia, nada que dé cuenta de los procesos y movimientos que entonces son reducidos a un día.
Y entonces esas fechas se convierten en estatuas. En México, el 16 de septiembre y el 20 de noviembre fueron momificados desde los inicios de la larga era priísta. Cada año, la camarilla de criminales en turno, es decir, en el gobierno, acudía a monumentos y desfiles sólo para asegurarse de que Miguel Hidalgo, José María Morelos, Vicente Guerrero, Francisco Villa y Emiliano Zapata seguían muertos.
Y no sólo había en el calendario de arriba sus fechas de exorcismo frente a muertos incómodos, también las había donde el control se corroboraba, como los primeros de mayo priístas en México.
Tal vez por eso, reivindicando su profunda raíz priísta, el gobierno perredista de la Ciudad de México ha pretendido oficializar el 2 de octubre de la mano de algunos de los envejecidos en ideas participantes en el movimiento estudiantil de 1968. Como si así quisieran tomar control sobre una juventud capitalina digna y rabiosa.
Y estoy casi seguro de que, en cada punto de la abigarrada geografía mundial, el Poder ha erigido estatuas y puntos de control en su calendario.
Otra vez desde la Grecia recurrente nos llegó la palabra que dijo que, para tratar de desfondar la rabia movilizada de la juventud, el gobierno adelantó el período vacacional.
Pero el airecillo liberal se convirtió en huracán neoliberal y vino la globalización. Y con ella el crujir de los viejos cimientos de las clases políticas… y de sus usos y costumbres.
En México, el primero de mayo ya no volvió a ser el mismo, es decir, un dilatado agradecimiento al-señor-presidente, cuando los aparatos de control sindical se resquebrajaron y los trabajadores convirtieron la marcha que debía ser de caravanas serviles en una de demandas y reclamos. Entonces una bomba molotov fue a dar a las puertas de Palacio Nacional. ¿El año en el calendario? 1984. Unos meses después, yo tendría una de mis muertes y uno de mis nacimientos en las montañas del sureste mexicano.
El intermitente desafío de los trabajadores de la ciudad, antes circunscrito a la izquierda, alcanzó entonces a las grandes centrales sindicales. El grito volvió a ser murmullo, es cierto, pero sigue latente. Un Fidel Velázquez muerto muchos años antes de ser enterrado fue el aviso para que se buscaran nuevas figuras de control, es decir, nuevas correas de trasmisión, para que los designios de arriba fueran del dominante al dominado. Y surgieron los neocharros, que no eran ni son tan nuevos. Vaya, si ve usted a un líder sindical oficialista de ahora y ve la foto de uno de los de antes, se preguntará alarmado si las fechas no están equivocadas.
El aparato de control del Poder sobre los trabajadores del campo y de la ciudad parecía vivir en el retrato de Dorian Grey (ni siquiera sé si así se escribe) que, a pesar de su decrepitud, lucía siempre rozagante, fresco, efectivo.
Pero el espejo se rompió y el envejecimiento fue patente.
Entonces las nuevas figuras del control en el campo y en la ciudad, los neocharros del sindicalismo obrero y las centrales campesinas, se encontraron con que su tarea ya no era amortiguar… perdón, voy a decir una mala palabra, amortiguar la lucha de clases sirviendo de colchón y gestor de las demandas obreras y campesinas (en México, el sueño imposible de la UNT y Diálogo Nacional que la acompaña). No, ahora de lo que se trataba era de implantar las nuevas estrategias y tácticas del capitalismo salvaje en las fábricas, en los comercios y bancos, y en el campo. Sobre este proceso de reorganización de la fuerza de trabajo no voy a ahondar más, hay varios y excelentes textos en nuestro país que dan cuenta de ello.
En el campo, la joya de la corona neoliberal fue la reforma reaccionaria del artículo 27 constitucional, implementada por el hoy escritor asiduo de un periódico progresista y siempre un criminal: Carlos Salinas de Gortari.
Aunque siempre con sueños de una grandeza que tenga su lugar memorable en el calendario de los homenajes, Carlos Salinas de Gortari no ha dejado de ser un empleado de las grandes fuerzas del capital internacional, un gerente que, primero, se hizo del poder mediante un fraude electoral escandaloso (aunque no tanto como el que hizo Felipe Calderón), y después quiso imponer a sus subalternos, es decir, a sus gobernados, un país virtual del primer mundo.
Y tuvo éxito… hasta que, un primero de enero de hace 15 años, un fusil indígena de madera le rompió la pantalla de su monitor, su teclado y su máuser, digo, su mouse y, a juzgar por las incoherencias que escribe ahora, también le arruinó el disco duro. Y de eso ni Bill Gates lo salva.
El crimen de la contrarreforma al artículo 27 constitucional, perpetrado con el aval legislativo de varios de quienes hoy son “paladines” de la democracia y “defensores” del pueblo en las filas lopezobradoristas, se tradujo en estas tierras indígenas en el detonante del crecimiento cuantitativo y cualitativo, en elementos y en territorio, de lo que el mundo ahora conoce como Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Pero de esto ya hemos hablado antes.
Las formas y modos de Salinas de Gortari y el empleado de trasnacionales, Zedillo Ponce de León, semejaban más a las del ignorante capataz hacendario que a las del pulcro gerente de ventas, así que el gran capital decidió probar a uno igual de mediocre que sus anteriores, pero que había hecho su carrera gerencial en la Coca Cola, un Vicente Fox que ya exhibía sus problemas mentales desde la campaña electoral y que atentó contra el calendario exorcizador príista, llevando la ya acostumbrada ignorancia de la historia nacional de la que hacen gala los miembros del Partido Acción Nacional, a las festividades patrias.
Fue tan torpe su desempeño como titular del ejecutivo, que el PAN y amigos que lo acompañan tuvieron que recurrir a un fraude electoral descomunal para hacerse de la presidencia de una ya agonizante República Mexicana.
Por cierto, el gobierno de Felipe Calderón lanzó recientemente una campaña mediática donde exhorta a la ciudadanía a señalar cuál es el trámite más inútil.
Las zapatistas, los zapatistas, tenemos nuestra propuesta: las elecciones presidenciales son el trámite más inútil. Además de ser carísimas y de que todos tenemos que soportar las estupideces que dicen y repiten los candidatos, como quiera es en otro lugar donde se decide quién se sienta en la silla.
Pero si el Partido Acción Nacional exhibe como bandera su ignorancia histórica, el movimiento lopezobradorista levanta su convicción histérica. Editan su historia y la de quienes los acompañan (hace poco, con motivo de la muerte de Gustavo Iruegas, supuesto encargado de la inexistente política exterior del “gobierno legítimo”, se escribió una breve semblanza de él donde se editaba su biografía para que no apareciera que fue miembro de la representación gubernamental del gobierno de Zedillo en el saboteado diálogo con el EZLN, puesto en el que dijo esa frase ya clásica en los medios gubernamentales: “a los zapatistas hay que golpearlos para que dialoguen”) - tal vez así, mutilando su propia historia, puede evitarse que los feligreses sepan bien a bien a quién apoyan y siguen -. Y gracias a esa mutilación de su historia, pueden obviar que la gran mayoría de quienes encabezan su movimiento se dejaron y se siguen dejando agarrar la pierna, políticamente hablando, por los supuestos enemigos.
A nosotros se nos acusa de ser sectarios e intolerantes pero, la verdad sea dicha (¡já!), ningún movimiento en México ha exhibido tal grado de sectarismo, intolerancia e histeria como el que hoy, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, amenaza con salvar a México.
Y la histeria se convierte en franca esquizofrenia cuando, viéndose al espejo, estos intelectuales dicen: “Realmente somos los únicos que estamos haciendo algo por este país, no vemos a nadie más”. Y en sus actos y movilizaciones se encuentran y comentan: “Oiga mi buen, yo creo que a este movimiento le hace muy bien mi orientación. Mi sola presencia lo hace histórico”. En efecto, es histórico el número de veces que ese movimiento le ha adjudicado a lo que hace el apelativo de “histórico”.
Si estos viudos y viudas de Palacio Nacional hacen todo lo que hacen sin tener el poder federal, imagínense ustedes lo que harían si el renombrado hubiera llegado a la silla.
En fin, como quiera que sea, las formas, los modos, los usos y costumbres de la clase política mexicana están ya en franca crisis. Aunque sigue habiendo especialistas para esa especialidad de la política profesional. Ya volveremos después sobre esto.
En estos tiempos pasados hemos visto cómo, con homenajes, el Poder de uno y otro color, ha logrado domesticar a algunos, a algunas de quienes pueden tener una posición crítica frente a ÉL. Neutralizadas así (“¡Por dios!, ¿cómo voy a criticar a quien me dio esta medalla y/o este cheque?”) estas personalidades, otrora críticas al sistema y sus gobiernos, se convierten entonces en simples correas de transmisión de la verdad en turno.
Antes, para lograr eso requería una embajada, o al menos un consulado. Hoy no se necesita tanto, bastan algunos cortejos en comidas y reuniones, un homenaje a cargo del erario, cortar un listón de alguna obra pública, unas cuantas notas periodísticas, y ¡zas!, ya tenemos a un nuevo vocero de los dos gobiernos que actualmente padecemos en México.
Los homenajes son tan seductores para los intelectuales, que algunos no resisten la tentación y, ante la falta de seguidores que se los hagan, ellos mismos se organizan un homenaje, como lo hizo ese otro cretino, presunto defraudador de la Universidad en la que trabaja, que inspirado en el alcohol se da el derecho de calumniar, criticar y dar órdenes a los movimientos de México y del mundo, desde las cómodas páginas de un periódico, y que para obtener feligreses llegó al extremo de llamar “heroicas” y “heroicos” a las “adelitas” y “adelitos” del lopezobradorista movimiento en defensa del petróleo.
Pero las corporativas no son las únicas correas de trasmisión que se agotan. La mediación y la gestoría no es sólo económica. El Estado que ahora agoniza creó también sus mediadores y gestores en el arte y la cultura, la comunicación, el conocimiento. Primero los cortejó con homenajes y alabanzas, luego los sedujo con premios y becas, después los convirtió en sus empleados para que actuaran como mediadores ante quienes en esos campos se negaban y se niegan a domesticarse
Todas las instituciones encargadas de la mediación y la gestoría están ya o estarán en crisis. La línea media entre los bandos se ha angostado tanto, que se tiene que optar por uno de ellos. Así tenemos organizaciones campesinas gestoras recurriendo a la policía y a los jueces para reprimir y perseguir a otros campesinos sin tierra; intelectuales y líderes sociales aplaudiendo la represión de la policía contra los bloqueos que en el DF y en apoyo a Atenco realizó la Otra Campaña en mayo del 2006, protegidos por esa misma policía en el plantón lopezobradorista en el DF, en agosto-septiembre del mismo año.
Así que guarden sus medallas, ahorren sus cheques y hagan videos de sus homenajes, porque el mundo ya no es el mundo, ni el pueblo es el mismo.
Porque si no me equivoco, este Festival ha ido a contrapelo de esos calendarios. Y hay, en este otro camino, otros calendarios que se dibujan abajo.
Sobre este año del 2009 se nos ha dicho hasta el hartazgo que la globalización está en crisis y que todos habremos de pagar los costos. Así pasa, en épocas de crisis el capitalismo se vuelve profundamente “democrático”.
Pero hay muchas cosas que celebrar. Por ejemplo: los 25 años de Botellita de Jeréz, los 10 años del inicio del movimiento estudiantil que defendió la universidad pública y gratuita en México, las lecciones que imparten los adolescentes de Grecia, las enseñanzas de los parados de Argentina, el empeño por justicia de las otras y otros en suelos neoyorkinos, la constancia rebelde en la Francia de abajo, la descarnada esperanza y la lucha de la Bolivia indígena en esa hermosa cátedra que nos impartió Oscar Oliveira, la pléyade de resistencias en América Latina de la que nos dio cuenta Don Raúl Zibechi, la saludable e impostergable tarea de rescatar a mi General Sandino, que reivindica la Comandanta, para nosotros ella sí sandinista, Mónica Baltodano, los 50 años de lección de dignidad que imparte el pueblo de Cuba.
Hemos hablado de cómo los homenajes doman y domestican a la crítica opositora y lo vulnerables que son a esos cantos de sirena los intelectuales y periodistas.
Sin embargo, hay algunos que se resisten a esos homenajes con su empecinado ser consecuentes.
Está aquí con nosotros el compañero Adolfo Gilly. Y me atrevo a llamarlo “compañero” no porque sea del EZLN o sea de la Otra Campaña, sino por su ya larga historia de lucha del lado de los de abajo y a la izquierda.
Los zapatistas no hacemos homenajes más que a nuestros muertos y no cortejamos con comidas, premios y medallas, ni invitamos a cortar cordones de inauguración de segundos pisos.
Nosotros simplemente saludamos.
Y hoy queremos saludar a este hombre.
Siempre lo hemos considerado un hombre de izquierda consecuente, aunque alguna vez, como en lo que se refiere al Okupache, no hayamos estado de acuerdo con sus análisis o posiciones.
Lo saludamos no sólo porque en los tiempos en que la histeria intelectual del lopezobradorismo ilustrado nos atacó y calumnió, él supo hacernos saber, a su modo, que no sólo no compartía los descalificativos que tan alegremente se prodigaron allá arriba en contra nuestra, también que veía los mismos peligros sobre los que nosotros alertamos.
No sólo porque en alguno de nuestros cuarteles se puede encontrar, roto y desaliñado, que es como están los libros que se leen una y otra vez, su libro “La Revolución Interrumpida”, cuya nota previa a la primera edición, escrita en la cárcel de Lecumberri donde estuvo preso político, termina así: “Hoy más que nunca es verdad la frase puesta por Lenin en la última página de “El Estado y la revolución”, cuando octubre de 1917 le impidió completar su texto: “Es más agradable y provechoso vivir la experiencia de la revolución, que escribir acerca de ella”.
También, y sobre todo, lo saludamos por su vida, que es una forma de decir su lucha.
Salud, Don Adolfo. Vaya con bien a donde vaya, y acá y allá sepa que tiene un lugar en nuestro corazón, es decir, en nuestra historia. Le pese a quien le pese, le duela a quien le duela, aunque sean compas de la Otra y hayan hecho aquí lo que no hicimos nosotros cuando, desafiando todas las críticas y amenazas que recibimos, estuvimos en el Okupache apoyándolos. Y lo que no se hace entre compañeros es faltarse al respeto. Nosotros no renegamos de ustedes como compañeros. Y tampoco renegamos de Don Adolfo Gilly como compañero nuestro que es.
Y salud a todas y a todos rebeldes que este año levantarán su digno y rabioso empeño.
Muchas gracias.
PD: Siete Cuentos para Nadie
Cuento 2: EL MARXISMO SEGÚN LA INSURGENTA ERIKA
Después de varias lomas y subir una sierra por entre milpas y acahuales, llegué al cuartel de uno de nuestros batallones insurgentes. Me sentía “positivamente jodido” (expresión usada por quien era nuestro mando hace 24 años), pero satisfecho de haber completado la jornada, pese a un sol que más parecía de abril que de noviembre. Durante todo el trayecto, paisajes y situaciones remontaban mis pensamientos a aquellos primeros años del EZLN, a nuestros dolores de entonces, a nuestros sueños de siempre. Salvo las lluvias pasadas, el que llamamos “verano de noviembre” parecía querer alargar su estancia y desafiar el calendario… y la geografía. Porque el otro norte se había asomado por el sol alargando el día. Tal vez por eso es que venía yo recordando nuestro recorrido por esa parte de México en la Otra Campaña.
Recordé entonces el trabajoso ascenso por Nayarit, Sinaloa, el cruce del Mar de Cortés hacia Baja California Sur, el nuevo ascenso hasta Baja California, el bordear la frontera con el imperio de las barras y las estrellas, la entrada a Sonora. Sí, mi penoso batallar para llegar a lo alto de la sierra zapatista me había traído a la memoria un recuerdo doble, mezclado.
El lejano norte, el del Wixaritari, el del Yaqui, el del Mayo Yoreme, el del Tohono O’odham, el del Comca’c, el del Pima, el del Trique-Zapoteco-Mixteco (porque hay que ver lo extendido que es Oaxaca), el del Kumiai, el del Kiliwa, el del Cucapá, el del Rarámuri, el del Tepehuano, el del Caxcán, el del Pame, el del Kikapú, el de l@s trabajador@s de la maquila, el de los migrantes locales y foráneos, el de jóvenas y jóvenes, el de estudiantes y maestros, el de pequeños comerciantes, el de los campesinos sin tierra o en proceso de ser despojados de ella.
Las noticias de arriba hablan del norte de México, sí, pero de secuestros, levantones, asesinatos, enfrentamientos entre supuestos narcotraficantes y fuerzas federales, operativos policíacos y militares, destrucción del medio ambiente, corrupción gubernamental, abusos de autoridad.
Como si el norte de nuestro país no fuera más que una cueva de lobos hambrientos saciándose en la víctima propicia.
Como si no hubiera otra cosa.
Y es que el país entero se puede sintetizar en cada uno de los estados y regiones de México.
Arriba poco o nada ha cambiado. Si acaso el apellido de quien comanda la destrucción y la marca registrada de quien lo patrocina. Allá arriba se repiten métodos de explotación, despojo, represión y discriminación que son de hace 200 años, cuando la corona española clavaba sus mil colmillos sobre las tierras indias de lo que después sería México; como hace 100 años los poderes de la Europa y Estados Unidos lavaban en riquezas el sangriento cuerpo del porfirismo.
¿Y abajo? ¿Será lo mismo que hace 200 años, que hace 100 años?
En fin, volviendo a la loma, llegué, lo que a mi avanzada edad… perdón, quise decir, lo que a mi corta edad se puede catalogar como una hazaña.
Después de limpiar las armas y mal acomodarme en un rincón del cuartel, asistí a la celebración que con motivo del 25 cumpleaños del EZLN organizaba la tropa insurgente ahí reunida.
“La programa cultural”, como dicen los compañeros en su modo de desafiar las reglas de la lengua española, transcurría como de costumbre: canciones de ritmo desconcertante con una letra sin rima alguna, poesías corales e individuales, periódicos murales, etcétera.
De pronto llega su turno de una compañera recluta tzeltalera, con pocos días de haber llegado y que apenas está aprendiendo algo de español. La compañera entonces, dirigiéndose al auditorio, declaró sin empacho:
“Compañeros y compañeras, voy a tener mucho gusto en aventarles una bomba”.
El desbarajuste que provocó fue de antología (en realidad fue un desmadre, pero estoy cuidando mi vocabulario): los más nuevos corrieron a saber dónde, y los veteranos nos tendimos en el suelo y buscamos el poco abrigo que daban las bancas de troncos amarrados con bejuco.
La compañera no se inmutó, tal vez pensando que así es el modo de los insurgentes, y continuó:
“Ahí les va”, dijo, y todos enterramos la cabeza en el suelo y, en lugar de oír la explosión, escuchamos:
“Bomba, bomba, el Felipe Calderón tiene cara de calzón”.
Por supuesto que, como pudimos, nos pusimos de pie de nuevo y, mientras tratábamos de limpiarnos el lodo, le aplaudimos a rabiar.
Con harto café y galletas de animalitos (sin agraviar a los presentes) tratábamos de pasar el trago amargo cuando se sienta a mi lado la insurgenta Erika y me dice:
“Oí Sup, quiero que me vas a enseñar a hacer poesía. Porque acaso me salen las bombas, mucho me concentro pero no me sale la tonelada”.
A mí se me atragantó una jirafa en la garganta y no respondí rápido, así que la insurgenta Erika pensó que estaba dudando y abundó en argumentos:
“Anda Sup, si me enseñas entonces yo te cuento un cuento que leí”.
Los cuentos de los zapatistas son muy otros, como se darán cuenta cuando la Lupita y la Toñita les cuenten los que prepararon, así que yo seguí sin poder pasar la galleta con forma de jirafa. La insurgenta Erika pensó entonces que mi silencio era un “sí” y se arrancó con el cuento que a continuación reproduzco respetando en lo posible su modo de contarlo:
“Bueno pues, había pues una vez pues una niña. Tenía como 14 años esa niña pues, o sea que estaba entrada en 15 o sea que 16 años (la insurgenta Erika no lo dice, pero está poniéndole a la protagonista la misma edad que ella tenía cuando entró al EZLN y está usando el mismo truco de las cuentas del calendario que usó entonces para ser aceptada en nuestras filas). Bueno, pues esta niña estudiaba lo que es la filosofía con un su maestro que tenía y que no me acuerdo de dónde salió el maestro pero pues así va el cuento. Y luego pues la llamaron con su maestro para estudiar su filosofía y la niña dice que sí va y sale a buscar a su maestro que vive en una cabaña en su bosque. Pero la niña no le avisó a su mamá, o sea que como quien dice se fue sin orden del mando. Bueno, de ahí que la niña empezó a caminar pues y entonces pues entró en el bosque y encontró pues un anciano pues, un viejo con una computadora viendo nomás, y no pierde la vista pues el pinche viejo, y la niña lo saluda pues, y no le contesta el pinche viejo que sólo lo mira su computadora con su ojo. Bueno, de ahí que la niña lo saluda otra vez y otra vuelta que el pinche viejo nomás no le contesta. Bueno, pues de ahí que la niña se encabronó y le dice más fuerte a ese hombre, que sea que como que lo regaña.
Bueno, de ahí que le contestaron y la niña le pregunta qué hace el pinche viejo, pero no le dice pinche viejo sino que nomás le dice, lo de pinche viejo lo digo yo ya vas a ver luego por qué.
Bueno, de ahí que el pinche viejo no le dice luego qué está haciendo, sino que tarda. Bueno, de ahí que el pinche viejo no le dice qué es lo que está leyendo en su computadora, pero, bueno, por fin le dice: “No quiero perder ni un centavo y estoy contando”. “Ah, entonces eres como quien dice un hombre rico”, le dice la niña. “Sí”, dice el hombre. Así contestó el viejo. Bueno pues, “está bien”, dijo la niña y se despidió la niña, o sea que no le interesó lo que está haciendo el pinche viejo de estar contando sus dineros. Bueno pues, se fue la niña y dentro de unos metros encontró otra niña. La saludó y la otra una niña le ofreció una caja de cerillos. Bueno, de ahí que la niña le preguntó cuánto cuesta y la otra una niña le dijo que un peso. Bueno, de ahí que la niña buscó en su bolsillo para ver si tiene dinero y sí tiene. Bueno, de ahí que la otra una niña casi se pone a llorar de gusto y dice que tiene muchos años que no le compran. “No es justo, pero si aquí hay un hombre rico”, dijo la niña. Bueno, y de ahí le dijo que la va a llevar. Bueno, de ahí que llegan y encuentran al hombre rico y no lo contesta a las niñas el pinche viejo. Y ahí tardan hablándole, hasta que otra vez se encabrona la niña y lo regaña al pinche viejo y ya le hacen caso. Bueno, de ahí que la niña le explica al pinche viejo que la tiene que ayudar a la otra una niña que vende cerillos. Y el rico no lo contesta nada. Entonces la niña se encabrona y regaña otra vez al pinche viejo y ya el rico le contesta que no va a ayudar, que eso cuesta mucho dinero para mantener y ya dijo que no quiere perder ni un centavo. Bueno, de ahí que empiezan a discutirse de que lo tienen que ayudar a la otra una niña y el rico dice que no lo va a hacer. Y entonces la niña dice que no es justo la que haces, porque tú eres muy rico. “Sí”, dijo el pinche viejo, “pero yo trabajé con mis propias manos, empecé con poquito y ya después llegué en rico. Si quieren hacer así se hacen rico también ustedes”. Así dijo el pinche viejo. Bueno, de ahí que siguen en discutirse que la tiene que ayudar y es ahí donde estaban de peleando. Bueno pues, de ahí que entonces a la niña le toca hablar sobre de la justicia. Y el rico contesta que la justicia se hace entre manos, que no muy entendí qué quiere decir eso pero ha de ser una chingadera.
Bueno, de ahí que empiezan a discutirse otra vuelta que ya no se puede creer que no entiende el rico, y ya pues se encabrona de una vez la niña. Bueno, de ahí que la niña le dice al pinche viejo: “Si no lo vas a ayudar entonces te voy a quemar y te vas a morir junto con tu idea que no sirve”. Y le dicen que van a prender un cerillo, porque ya se habían unido en la lucha revolucionaria las dos niñas o sea que ya estaban en la organización. Bueno, de ahí que el rico lo ve que la situación está cabrón porque ya lo van a quemar y dice que sí va a ayudar y se brinca, pero ya lo están quemando la computadora y el pinche viejo se desaparece. Bueno, de ahí con trabajo lo apaga el fuego la niña y ya se va a donde su maestro y le cuenta y la tema que van a ver es el marxismo porque la niña se llamaba Karla Marx. Bueno, de ahí que empiezan a estudiar de cómo es la idea de la Marx sobre los ricos y los pobres. Y lo puso en tres escalones, algo de la superestructura de la sociedad, pero no me acuerdo bien, Pero yo digo que esa idea es buena pues porque ahí lo despierta a la gente cómo están explotados y cómo va creciendo el capitalismo y los trabajadores no ven nada de eso y sólo están trabajando y lo que le pagan apenas alcanza. Los despierta pues a los jodidos.
Y ahí pues los obreros y campesinos se dieron cuenta de lo que está pasando en este país. Pero yo creo que no basta con esa idea. Lo que sigue lo tenemos que hacer nosotras”.
La insurgenta Erika ha contado su cuento de corrido, casi sin pausa, como temiendo olvidar lo que había leído.
Mientras la escuchaba, a mí ya se me habían atragantado una vaquita, un elefante, un gato y un perro, todos de galleta.
La insurgenta Erika esperó pacientemente a que yo pasara el complejo bocado (el que formaban las galletas de animalitos y la hipótesis teórica, histórica y de género que había planteado).
Cuando pude recuperar el aliento le dije:
“Está bueno, pero yo tenía entendido que era hombre y se llamaba Carlos Marx”
La insurgenta Erika me respondió sin titubear: “Ah, pero ése es un cuento de los pinches hombres, en mi pensamiento llegó que fue una mujer”.
Se fue la insurgenta Erika a su turno en la posta que guarda al cuartel. Por supuesto que yo le prometí un libro que explicara cómo hacer poesías… o bombas yucatecas, ¿qué otra cosa podía hacer? Por cierto, si alguien sabe de un título, ahí me lo manda.
Tan-tan.
Subcomandante Insurgente Marcos
Sette venti nei Calendari e Geografie in basso
Secondo Vento: un degno e arrabbiato impegno
Di regali e saluti (un po' di storia ed isterie passate e presenti)
Prima abbiamo segnalato il trucco geografico che il Potere usa per collocare distanze inesistenti tra le sue forme di dominio, da una parte, e le resistenze che incontra, dall'altra.
Il Potere usa i calendari anche per neutralizzare i movimenti che attentano o hanno attentato alla sua essenza, alla sua esistenza o alla sua normalità.
Questo il motivo delle sue date commemorative. Con esse si fissa, si limita, si definisce e si arresta. Per ogni giorno del calendario che l'Alto ammette nella sua cronologia, avviene una presa di controllo sulla storia. In quei giorni si arrestano i movimenti, si danno per finiti in tutti i sensi. Non c’è l'Alto in questa calendarizzazione della storia, niente che renda conto dei processi e dei movimenti che dunque sono ridotti ad un giorno.
Quindi queste date si trasformano in statue. In Messico il 16 Settembre ed il 20 Novembre furono mummificati dagli inizi della lunga era priista. Ogni anno la combriccola di criminali di turno, cioè, nel governo, accorreva a monumenti e sfilate solo per assicurarsi che Miguel Hidalgo, José María Morelos, Vicente Guerrero, Francisco Villa ed Emiliano Zapata continuassero ad essere morti.
Nel calendario dell'alto non c'erano solo le sue date per esorcizzare morti scomodi, ce n'erano anche dove il controllo si corroborava, come i primi di maggio priisti in Messico.
Forse per questo, per rivendicare la sua profonda radice priista, il governo perredista di Città del Messico ha voluto ufficializzare il 2 Ottobre attraverso alcuni dei partecipanti, invecchiati nelle idee, al movimento studentesco del 1968. Come se così volessero prendere il controllo sulla gioventù capitolina degna e arrabbiata.
E sono quasi sicuro che, in ogni punto della variopinta geografia mondiale, il Potere ha eretto statue e punti di controllo nel suo calendario.
Ancora una volta dalla Grecia ci è giunta la parola per dirci che, per cercare di sbollire la rabbia in mobilitazione della gioventù, il governo ha anticipato il periodo di vacanze.
Ma il venticello liberista si è trasformato in uragano neoliberista ed è arrivata la globalizzazione. E con lei lo scricchiolare delle vecchie fondamenta delle classi politiche… e dei suoi usi e costumi.
In Messico il primo di maggio non è più stato lo stesso, cioè, un dilatato ringraziamento al-signor-presidente, da quando gli apparati di controllo sindacale si spaccarono ed i lavoratori trasformarono il corteo che doveva essere di carovane servili, in una marcia di rivendicazioni e proteste. Allora una bomba molotov esplose sui portoni del Palazzo Nazionale. L'anno nel calendario? 1984. Qualche mese dopo io avrei avuto una delle mie morti ed una delle mie nascite sulle montagne del sudest messicano.
L'intermittente sfida dei lavoratori della città, prima circoscritta alla sinistra, raggiunse allora le grandi centrali sindacali. Il grido tornò ad essere mormorio, è vero, ma è sempre latente. Un Fidel Velázquez morto molti anni prima di essere sepolto fu l'avviso per cercare nuove figure di controllo, ovvero, nuove cinghie di trasmissione affinché i disegni di quelli in alto si trasferissero dal dominante al dominato. E nacquero i neocharros, che non erano e né sono così nuovi. Se guardate un leader sindacale filogovernativo di adesso e la foto di uno di quei tempi, vi chiederete allarmati se le date non sono sbagliate.
L'apparato di controllo del Potere sui lavoratori delle campagne e delle città sembrava vivere nel ritratto di Dorian Grey (non so nemmeno se si scrive così) che, nonostante la sua decrepitezza, splendeva sempre magnifico, fresco, reale.
Ma lo specchio si ruppe e l'invecchiamento fu palese.
Quindi le nuove figure di controllo nelle campagne e nelle città, i neocharros del sindacalismo operaio e le centrali contadine, scoprirono che il loro compito non era più ammortizzare… scusate se dico una brutta parola, ammortizzare la lotta di classe fungendo da cuscinetto e amministratore delle istanze operaie e contadine (in Messico il sogno impossibile della UNT e Diálogo Nacional). No, ora si trattava di impiantare le nuove strategie e tattiche del capitalismo selvaggio nelle fabbriche, nel commercio e nelle banche, e nelle campagne. Su questo processo di riorganizzazione della forza lavoro non mi addentrerò oltre, ci sono vari ed eccellenti testi nel nostro paese che rendono conto di questo.
Nelle campagne il gioiello della corona neoliberista è stato la riforma reazionaria dell'articolo 27 della Costituzione, promossa dall'oggi assiduo scrittore di un periodico progressista e sempre un criminale: Carlos Salinas de Gortari.
Benché sempre con sogni di una grandezza che abbia il suo posto memorabile nel calendario degli omaggi, Carlos Salinas de Gortari non ha smesso di essere un impiegato delle forze del capitale internazionale, un amministratore che, in primo luogo, andò al potere con una frode elettorale scandalosa (anche se non tanto, se paragonata a quanto fatto da Felipe Calderón) e poi volle imporre a suoi subalterni, cioè, a suoi governati, un paese virtuale del primo mondo.
Ed ebbe successo… fino a che, un primo gennaio di 15 anni fa un fucile indigeno di legno ruppe lo schermo del suo monitor, la sua tastiera ed il suo mouse e, a giudicare dalle incoerenze che scrive ora, rovinò anche il suo hard disk. E da questo non lo salva nemmeno Bill Gates.
Il crimine della controriforma all'articolo 27 della Costituzione perpetrato con l'avallo legislativo di molti di coloro che oggi sono "paladini" della democrazia e "difensori" del popolo nelle file lopezobradoriste, si tradusse in queste terre indigene nella causa scatenante della crescita quantitativa e qualitativa, in elementi e territorio, di quello che ora il mondo conosce come Esercito Zapatista di Liberazione Nazionale.
Ma di questo abbiamo già parlato.
Le forme e i modi di Salinas de Gortari e dell'impiegato delle multinazionali, Zedillo Ponce de León, somigliavano più a quelli dell'ignorante capo ufficio d'azienda che a quelli dello zelante direttore delle vendite, cosicché il capitale decise di provarne un altro, mediocre come i suoi predecessori, ma che aveva fatto carriera nella Coca Cola, un Vicente Fox che mostrava problemi mentali già in campagna elettorale e che attentò al calendario esorcizzante priista, portando l'usuale ignoranza della storia nazionale di cui fanno sfoggio i membri del Partito Azione Nazionale, alle festività patrie.
Fu così orribile lo svolgimento del suo ruolo di titolare dell'esecutivo, che il PAN e gli amici che lo sostenevano dovettero ricorrere ad un'enorme frode elettorale per disfarsi della presidenza di una Repubblica Messicana ormai agonizzante.
Il governo di Felipe Calderón recentemente ha lanciato una campagna mediatica in cui esorta la cittadinanza a segnalare quale sia lo strumento più inutile.
Noi zapatisti abbiamo la nostra proposta: le elezioni presidenziali sono lo strumento più inutile. Oltre ad essere costose ed al fatto che tutti dobbiamo sopportare le stupidaggini che dicono e ripetono i candidati, è solo un posto in cui si decide chi si siede sulla poltrona.
Ma se il Partito d'Azione Nazionale esibisce come bandiera la sua ignoranza storica, il movimento lopezobradorista innalza la sua convinzione isterica. Pubblicano la sua storia e quella di chi lo sostiene (poco tempo fa, in occasione della morte di Gustavo Iruegas, presunto incaricato dell'inesistente politica estera del "governo legittimo", è stata scritta una sua breve biografia con alcune correzioni, perché non comparisse che fu membro della rappresentanza governativa del governo di Zedillo nel sabotato dialogo con l'EZLN, durante il quale disse la frase ormai divenuta un classico tra i media governativi: "Gli zapatisti bisogna picchiarli per farli dialogare") - forse solo così, mutilando la sua storia si può evitare che i seguaci sappiano bene chi sostengono e seguono -. E grazie a questa mutilazione della sua storia possono ovviare al fatto che la grande maggioranza di quelli che guidavano il suo movimento si sono arresi e continuano a lasciarsi prendere per le gambe, politicamente parlando, dai presunti nemici.
Ci accusano di essere settari e intolleranti, ma la verità è che nessun movimento in Messico ha mostrato un tale livello di settarismo, intolleranza ed isterismo quanto quello che oggi, guidato da Andrés Manuel López Obrador, minaccia di salvare il Messico.
E l'isteria si trasforma in vera schizofrenia quando, guardandosi allo specchio, questi intellettuali dicono: "Realmente siamo gli unici a fare qualcosa per questo paese, non vediamo nessun altro". E nelle loro manifestazioni e mobilitazioni si trovano e dicono: "Sentitemi bene, io credo che a questo movimento incarni molto bene la mia posizione. La mia sola presenza lo rende storico". In realtà, è storico il numero di volte che questo movimento ha appioppato a quello che fa l'appellativo di "storico".
Se questi vedovi e vedove del Palazzo Nazionale fanno tutto quello che fanno senza avere il potere federale, immaginatevi voi cosa farebbero se il personaggio fosse arrivato alla poltrona.
Infine, sia come sia, le forme, i modi, gli usi e costumi della classe politica messicana sono ormai in piena crisi. Benché continuino ad esserci specialisti per quella specialità della politica di professione. Ritorneremo su questo in seguito.
In tempi passati abbiamo visto come, con regali, il Potere di uno e dell'altro colore è riuscito ad addomesticare qualcuno di quelli che possono avere una posizione critica nei suoi confronti. Così neutralizzate ("Per dio! Come faccio a criticare chi mi ha dato questa medaglia e/o questo assegno?") queste personalità, in altri tempi critiche del sistema e dei suoi governi, si trasformano dunque in semplici cinghie di trasmissione della verità di turno.
Prima ottenere questo richiedeva un'ambasciata o almeno un consolato. Oggi non c'è bisogno di tanto, bastano alcuni corteggiamenti a cene e riunioni, un regalo a carico dell'erario, tagliare il nastro di qualche opera pubblica, alcune notizie giornalistiche, e zac!, ecco che abbiamo un nuovo portavoce dei due governi che attualmente subiamo in Messico.
I regali sono così seducenti per gli intellettuali che alcuni non resistono alla tentazione e, di fronte alla mancanza di ammiratori che glieli offrano, loro stessi si organizzano un omaggio, come ha fatto quell'altro cretino, presunto defraudatore dell'Università in cui lavora, che ispirato dall'alcool si prende il diritto di calunniare, criticare e dare ordini ai movimenti del Messico e del mondo, dalle comode pagine di un giornale e che per ottenere seguaci è arrivato al limite di definire "eroiche" ed "eroici" le "adelitas" e "adelitos" del movimento lopezobradorista in difesa del petrolio.
Ma le corporazioni non sono le uniche cinghie di trasmissione che si esauriscono. La mediazione e l'amministrazione non è solo economica. Lo Stato, che ora agonizza, ha creato anche i suoi mediatori e amministratori nell'arte e nella cultura, nella comunicazione, nella conoscenza. Prima li ha corteggiati con regali e lodi, poi li ha sedotti con premi e borse di studio, quindi li ha trasformati in suoi dipendenti affinché agissero come mediatori nei riguardi di coloro che, in questi ambiti, si rifiutavano e si rifiutano di farsi addomesticare.
Tutte le istituzioni incaricate della mediazione e della gestione sono già o entreranno presto in crisi. Il confine tra le bande si è talmente ristretto che bisogna scegliere per una di queste.
Così abbiamo organizzazioni contadine amministratrici che ricorrono alla polizia ed ai giudici per reprimere e perseguire altri contadini senza terra; intellettuali e leader sociali che applaudono alla repressione della polizia contro i blocchi che nel DF ed in appoggio ad Atenco realizzò l'Altra Campagna nel maggio del 2006, protetti da quella stessa polizia nel presidio lopezobradorista nel D.F. in agosto-settembre dello stesso anno.
Quindi mettete al sicuro le vostre medaglie, depositate i vostri assegni e fate registrazioni video dei vostri regali, perché il mondo non è più il mondo, né il popolo è lo stesso.
Perché se non mi sbaglio, questo Festival è andato controcorrente rispetto a quei calendari. E ci sono, in questo altro percorso, altri calendari disegnati in basso.
Di questo anno 2009 c'è stato detto fino alla nausea che la globalizzazione è in crisi e che tutti ne pagheremo i costi. Succede così, in momenti di crisi il capitalismo diventa profondamente "democratico".
Ma ci sono molte cose da festeggiare. Per esempio: i 25 anni di Botellita de Jeréz, i 10 anni dell'inizio del movimento studentesco che difese l'Università pubblica e gratuita in Messico, le lezioni che impartiscono gli adolescenti di Grecia, gli insegnamenti dei disoccupati dell'Argentina, l'impegno per la giustizia delle altre e degli altri in suoli newyorkesi, la costanza ribelle nella Francia del basso, la speranza e la lotta della Bolivia indigena in quella bella lezione che ci ha fatto Óscar Oliveira, la pleiade di resistenze in America Latina delle quali ci ha dato conto don Raúl Zibechi, il salutare ed improrogabile compito di riscattare il mio Generale Sandino che rivendica la Comandante, per noi sandinista, Mónica Baltodano, i 50 anni di lezione di dignità che ci impartisce il popolo di Cuba.
Abbiamo parlato di come i regali domano ed addomesticano la critica d'opposizione e quanto sono vulnerabili a quei canti di sirena gli intellettuali ed i giornalisti.
Tuttavia, ce ne sono alcuni che resistono a questi regali con il loro ostinato essere coerenti.
È qui con noi il compagno Adolfo Gilly. Ed oso chiamarlo "compagno" non perché sia dell'EZLN o dell'Altra Campagna, ma per la sua lunga storia di lotta dalla parte di quelli che stanno in basso e a sinistra.
Noi zapatisti non facciamo omaggi se non ai nostri morti e non corteggiamo con cibi, premi e medaglie, né invitiamo a tagliare nastri di inaugurazione di secondi piani.
Semplicemente noi salutiamo.
Ed oggi vogliamo salutare questo uomo.
Lo abbiamo sempre considerato un uomo di sinistra coerente, anche se qualche volta, come per Okupache, non siamo stati d'accordo con le sue analisi o posizioni.
Lo salutiamo non solo perché nei tempi in cui l'isteria intellettuale del lopezobradorismo ci ha attaccato e calunniato, lui è riuscito a farci sapere, a modo suo, che non solo non condivideva le denigrazioni che tanto allegramente si prodigavano a lanciarci contro là in alto, ma che vedeva gli stessi pericoli sui quali noi diamo l'allarme.
Non solo perché in qualcuno dei nostri quartieri si può trovare, rotto e sciupato, come sono i libri che si leggono più volte, il suo libro "La Rivoluzione Interrotta", la cui introduzione alla prima edizione, scritta nella prigione di Lecumberri dove era detenuto politico, finisce così: "Oggi più che mai è vera la frase di Lenin nell'ultima pagina di "Stato e Rivoluzione", quando l'ottobre del 1917 gli impedì di completare il suo scritto: "È più bello e proficuo vivere l'esperienza della rivoluzione, che scrivere di essa".
Inoltre, e soprattutto, lo salutiamo per la sua vita, che è un modo di dire la sua lotta.
Salute, Don Adolfo. Tutto il bene dovunque vada, e dovunque sia sappia che ha un posto nel nostro cuore, cioè nella nostra storia. Nonostante che proprio qui, alcuni compagni dell'Altra abbiano fatto quello che non abbiamo fatto noi quando, sfidando tutte le critiche e le minacce che ci piovevano addosso, li abbiamo sostenuti nell’occupazione Okupache: ci hanno mancato del rispetto che si deve tra compagni. Noi non li rinneghiamo come compagni. E nemmeno rinneghiamo Don Adolfo Gilly come nostro compagno quale è.
E salute a tutte e tutti i ribelli che questo anno innalzeranno il loro degno e arrabbiato impegno.
Molte grazie
PS : Sette Racconti per Nessuno
Racconto 2 : IL MARXISMO SECONDO LA INSURGENTA ERIKA
Dopo aver superato varie colline e raggiunta, attraverso milpas ed acahuales, una sierra, arrivai infine all'accampamento di uno dei nostri battaglioni di insorti. Mi sentivo "positivamente jodido" (espressione usata da chi era alla nostra guida 24 anni fa) ma soddisfatto di avere completato la giornata, a dispetto di un sole che sembrava di aprile più che di novembre. Durante tutto il tragitto, paesaggi e situazioni riportavano i miei pensieri a quei primi anni dell'EZLN, ai nostri dolori di allora, ai nostri sogni di sempre. Salvo le piogge passate, quella che chiamiamo "estate di novembre", sembrava volere allungare il suo soggiorno e sfidare il calendario... e la geografia. Perché l'altro nord si era affacciato al sole allungando il giorno. Forse è per quel motivo che mi veniva da ricordare il nostro percorso per quella parte del Messico nella Otra Campaña.
Ricordai allora la faticosa salita per Nayarit, Sinaloa, l'insenatura del Mar di Cortés verso la Bassa California Meridionale, di nuovo la risalita fino al Bassa California, il costeggiare la frontiera con l'impero di sbarre e stelle, l'entrata a Sonora. Sì, il mio penoso combattere per arrivare alla fine in cima alla catena montuosa zapatista mi aveva portato alla memoria un ricordo doppio, mischiato.
Il lontano nord, quello del Wixaritari, quello dello Yaqui, quello del Maggio Yoreme, quello del Tohono O'odham, quello del Comca'c, quello del Pima, quello del Trique-Zapoteco-Mixteco (perché bisogna vedere quanto è estesa quel ch'è Oaxaca) quello del Kumiai, quello del Kiliwa, quello del Cucapá, quello del Rarámuri, quello del Tepehuano, quello del Caxcán, quello del Pame, quello del Kikapú, quello dei lavoratori delle maquilas, quello degli emigranti locali e forestieri, quello delle giovani e dei giovani, quello di studenti e insegnanti, quello dei piccoli commercianti, quello dei campesinos senza terra o in procinto di esserne spogliati.
Le notizie dall'alto parlano del nord del Messico, sì, ma di sequestri, disordini, assassinii, scontri tra presunti narcotrafficanti e forze federali, operazioni di polizia e militari, distruzione dell'ecosistema, corruzione governativa e abusi di autorità.
Come se il nord del nostro paese non fosse più che una grotta di lupi affamati pronti a saziarsi della vittima propizia.
Come se non ci fosse altra realtà.
E come se il paese intero potesse sintetizzarsi in ognuno degli stati e regioni del Messico.
Sopra poco o niente è cambiato. Semmai il cognome di chi comanda la distruzione ed il marchio registrato di chi lo patrocina. Lassù si ripetono metodi di sfruttamento, spoliazione, repressione e discriminazione che sono di 200 anni fa, quando la corona spagnola affondava i suoi mille canini sulle terre indie di quello che dopo sarebbe divenuto il Messico; come 100 anni fa quando le potenze d'Europa e gli Stati Uniti lavavano con le ricchezze il sanguinante corpo del porfirismo.
E in basso? Sarà sempre la stessa cosa che 200 anni fa? Che 100 anni fa?
Alla fine, giunto su in collina, arrivai a compiere quella che alla mia avanzata età... chiedo scusa, volevo dire quello che alla mia breve età, può catalogarsi come un'impresa.
Dopo avere pulito le armi ed essermi sistemato alla meno peggio in un angolo dell'accampamento, potei assistere ai festeggiamenti per la celebrazione del 25° anniversario dell'EZLN che erano stati organizzati lì dalla truppa di insorti riunita.
"Il programma culturale", come dicono i compagni nel loro modo di sfidare le regole della lingua spagnola, si svolgeva come d'abitudine: canzoni di ritmo sconcertante con testi senza alcuna rima, poesie corali e individuali, giornali murali, eccetera.
All'improvviso arriva il turno di una compagna, giovane recluta tzeltalera arrivata da pochi giorni e che a malapena stava imparando qualcosa di spagnolo. La compagna allora, rivolgendosi all'uditorio, dichiarò senza esitazione:
"Compagni e compagne, è con grande piacere che vi tiro fuori una bomba."
Il disordine che provocò fu d'antologia (in realtà fu un casino tremendo, ma sto curando il mio vocabolario): i nuovi corsero a vedere dove, e noi veterani ci stendemmo al suolo cercando il poco riparo offerto dalle panche di tronchi legati con liane.
La compagna non si scompose, forse pensando che questi fossero i modi degli insorti, e continuò:
"Eccola a voi", disse, e tutti seppelliamo la testa al suolo e, invece di sentire un'esplosione, ascoltiamo:
"Bomba, bomba, il Felipe Calderón ha la faccia come il fondo dei pantaloni."
E' ovvio che a questo punto tutti c'alzammo di nuovo e, mentre tentavamo di pulirci dal fango, l'applaudivamo con rabbia.
Con caffè forte e i biscotti di animaletti (senza offendere i presenti) tentavamo di far passare il sorso amaro quando si siede al mio fianco l'insurgenta Erika e mi dice:
"Senti Sub, voglio che mi insegni a fare poesia. Perché alle volte mi vengono le bombe, ma anche se mi concentro molto non mi esce la tonnellata."
A me andò di traverso una giraffa nella gola e non risposi subito, cosicché l'insurgenta Erika pensò che stavo esitando ed abbondò d'argomenti:
"Avanti Sub, se m'insegni, allora io ti racconto un racconto che lessi."
I racconti degli zapatisti sono molto "altri", come i presenti si renderanno conto quando la Lupita e la Toñita racconteranno loro quelli che hanno preparato, cosicché io la seguii senza poter mandare giù il biscotto con la forma di giraffa. L'insurgenta Erika pensò allora che il mio silenzio era un "sì" e si lanciò col racconto che di seguito riproduco rispettando per quanto possibile il suo modo di raccontarlo:
"Bueno, ecco qua, c'era dunque una volta una bambina. Aveva circa 14 anni quella bambina, cioè era entrata nei 15, o forse erano 16 (l'insurgenta Erika non lo dice, ma sta mettendo alla protagonista la stessa età che aveva lei quando entrò nell'EZLN e sta usando lo stesso trucco nel conteggiare gli anni sul calendario che usò allora per essere accettata nelle nostre fila).
Bene, si dà il caso che questa bambina studiava quella che è la filosofia con un suo maestro che aveva e che non mi ricordo da dove uscì, il maestro, però così va il racconto. Bene, e dopo la chiamarono per studiare la sua filosofia, cioè con quel suo maestro, e la bambina dice che ci va ed esce a cercare il suo maestro che vive in una capanna nel suo bosco. Ma la bambina non avvisò sua mamma, cioè come a dire andò via senza ordine del comando.
Bueno, così successe che la bambina incominciò a camminare ed allora entrò nel bosco e trovò un anziano, un vecchio con una calcolatrice e che non vedeva altro attorno a sé, nemmeno solleva lo sguardo, il vecchio stronzo, e la bambina lo saluta, e il vecchio stronzo nemmeno le risponde ma col suo sguardo fissa solo la sua calcolatrice. Bueno, col risultato che la bambina lo saluta un'altra volta ed ancora una volta il vecchio stronzo non le risponde. Ebbene, a questo punto la bambina si indispettì e gli parlò più forte, come se stesse a rimproverarlo.
Bueno, il risultato fu che questi le rispose e la bambina, allora, gli domanda che cosa fa lì il vecchio stronzo, ma non gli dice vecchio stronzo, non gli dice nulla, che quello è un vecchio stronzo lo dico io, e dopo capirai perché.
Orbene, il risultato è che il vecchio stronzo non le dice dopo che cosa sta facendo, ma se ne sta lì. E in più il vecchio stronzo non le dice che cos'è quello che sta leggendo nella sua calcolatrice, ma, bueno, alla fine le dice: "Non voglio perdere nemmeno un centesimo e sto contando." "Ah, allora sei quel che si dice un uomo ricco", gli dice la bambina. "Sì", dice l'uomo. Così rispose il vecchio.
Bueno, e così la bambina disse "Sta bene" e salutò, cioè non gli interessò quello che stava facendo il vecchio stronzo che stava contando i suoi denari. Bueno, e così la bambina andò via e dopo pochi metri incontrò un'altra bambina. La salutò e l'altra bambina le offrì una scatola di cerini. Bueno, e allora la bambina le domandò quanto costava e l'altra bambina le disse un peso.
Bueno, e così la bambina cercò nella sua tasca per vedere se aveva denaro e sì, lo trova. Bueno, a questo punto l'altra bambina quasi si mette a piangere di gioia e le dice che sono molti anni che non gliene comprano. "Non è giusto, ma se qui c'è un uomo ricco...", disse la bambina. Bueno, e le disse che l'avrebbe portata da lui. Bueno, fu così che arrivano e trovano l'uomo ricco, ma il vecchio stronzo non risponde alle bambine. E lì loro insistono a parlargli, fino a che un'altra volta la bambina s'indispone e rimprovera il vecchio stronzo e così lui finalmente s'accorge di loro. Bueno, allora la bambina spiega al vecchio stronzo che deve aiutare l'altra, la bambina che vende cerini. Ma il ricco non le risponde niente. Allora la bambina s'indispettisce e rimprovera un'altra volta il vecchio stronzo e allora il ricco le risponde che no, non l'aiuta, che fare quello costerebbe molto denaro e che già le aveva detto non vuole perderne nemmeno un centesimo. Bueno, e così incominciano a discutere che devono aiutare l'altra una bambina ed il ricco insiste a dire che non lo fa. Bueno, e allora la bambina dice che non è giusto quello che fa, perché lui è molto ricco. "Sì", le rispose il vecchio stronzo, "ma io ho lavorato con le mie proprie mani, incominciai con pochino e dopo arrivai ad esser ricco. Volendo, potreste fare così, diventando ricche anche voi." Così disse, il vecchio stronzo. Bueno, e così seguitano a discutere il fatto che la deve aiutare ed che è questo ciò di cui si tratta di discutere. Bueno, e allora alla bambina gli tocca infine di parlare a proposito della giustizia. Ed il ricco le risponde che la giustizia la si fa con le proprie mani, che non ho ben capito cosa vuol dire ma deve essere una chingadera.
Bueno, col risultato che incominciano discutere un'altra volta che non è concepibile che il ricco non capisca, e allora la bambina si esaspera un'altra volta. Bueno, e alla fine la bambina dice al vecchio stronzo: "Se non l'aiuti allora ti brucio e muori assieme alla tua idea che non serve." E gli dicono che prendono un cerino, perché si erano già unite nella lotta rivoluzionaria le due bambine, cioè formavano già un'organizzazione.
Bueno, e allora il ricco visto che le cose buttano male, perché stanno per dargli fuoco, dice che le aiuta sì, e s'affretta pure, ma stanno già bruciando la calcolatrice e poi il vecchio stronzo sparisce. Bueno, a questo punto con fatica la bambina spegne il fuoco e va via e raggiunge il suo maestro e gli racconta la cosa ed il tema che vanno a meditare è il marxismo, perché la bambina si chiamava Karla Marx.
Bueno, col risultato che incominciano a studiare com'è l'idea della Marx sui ricchi e i poveri. E li distribuì in tre scalini, dicendo qualcosa a proposito della sovrastruttura della società, ma non mi ricordo bene. Ma io dico che quell'idea è buona, perché la cosa sveglia la gente su come vengono sfruttati e come continua a crescere il capitalismo ed i lavoratori non vedono niente di tutto quello e stanno solo a lavorare e a mala pena ottengono quello che gli pagano. Sveglia dunque ai jodidos. E così gli operai e i contadini si resero conto di quello che sta succedendo in questo paese. Ma io credo che non basti solo quell'idea. Quello che segue lo dobbiamo fare noi."
L'insurgenta Erika ha raccontato la sua storia tutta d'un fiato, quasi senza pausa, come temendo di dimenticare quello che aveva letto.
Mentre l'ascoltavo, io mi ero già ingozzato una vacca, un elefante, un gatto ed un cane, tutti di biscotto. L'insurgenta Erika aspettò pazientemente che io inghiottissi il complesso boccone, quello formato dai biscotti di animalitti e dall'ipotesi teorica, storica e di genere che aveva esposto.
Quando potei recuperare il fiato le dissi:
"E va bene, però io sapevo che era un uomo e che si chiamava Carlo Marx"
L'insurgenta Erika mi rispose senza esitare: "Ah, ma quello è un racconto di quegli stronzi dei maschi, alla mia comprensione è invece apparsa come una donna."
Dopo di che l'insurgenta Erika andò in postazione per fare il suo turno di guardia. Ovviamente io le promisi un libro che le spiegasse come fare poesie... o “bombe yucatecas”, che altro potevo fare? Per cui, se qualcuno sa di un titolo, me lo suggerisca.
Tan-tan.
Subcomandante Insurgente Marcos
parte precedente: I. Primer Viento: una digna juventud rabiosa y primer cuento para nadie
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