Pieza 1
La concentración de la riqueza y la distribución de la pobreza.
La figura 1 se construye dibujando un signo monetario.
En la historia de la humanidad, distintos modelos sociales se han disputado el enarbolar el absurdo como distintivo de orden mundial. Seguramente el neoliberalismo tendrá un lugar privilegiado a la hora de los premios, porque su "reparto" de la riqueza social no hace más que distribuir un doble absurdo de acumulación: la acumulación de riquezas en manos de unos cuantos, y la acumulación de pobreza en millones de seres humanos.
En el mundo actual, la injusticia y la desigualdad son los signos distintivos. El planeta Tierra, tercero del sistema planetario solar, tiene 5 mil millones de seres humanos. En él, sólo 500 millones de personas viven con comodidades mientras 4 mil 500 millones padecen pobreza y tratan de sobrevivir.
Un doble absurdo es el balance entre ricos y pobres: los ricos son pocos y los pobres son muchos. La diferencia cuantitativa es criminal, pero el balance entre los extremos se consigue con la riqueza: los ricos suplen su minoría numérica con miles de millones de dólares.
La fortuna de las 358 personas más ricas del mundo (miles de millones de dólares) es superior al ingreso anual del 45% de los habitantes más pobres, algo así como 2 mil 600 millones de personas.
Las leontinas de oro de los relojes financieros se convierten en una pesada cadena para millones de seres. Mientras que la "...cifra de negocios de la General Motors es más elevada que el Producto Nacional Bruto (PNB) de Dinamarca, la de la Ford es más importante que el PNB de Africa del Sur, y la de la Toyota sobrepasa al PNB de Noruega." (Ignacio Ramonet, en LMD I/1997 #15), para todos los trabajadores los salarios reales han caído, además de que deben sortear los cortes de personal en las empresas, el cierre de fábricas y la reubicación de sus centros laborales. En las llamadas "economías capitalistas avanzadas" el número de desempleados llega ya a los 41 millones de trabajadores.
En forma paulatina, la concentración de la riqueza en pocas manos y la distribución de la pobreza en muchas, va delineando el signo de la sociedad mundial moderna: el frágil equilibrio de absurdas desigualdades.
La decadencia del sistema económico neoliberal es un escándalo: "La deuda mundial (comprendiendo las de las empresas, los gobiernos y las administraciones) ha sobrepasado los 33,100 miles de millones de dólares, es decir, 130% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, y crece a una tasa del 6% al 8% por año, más de 4 veces el crecimiento del PIB mundial" (Frédéric F. Clairmont. "Ces deux cents sociétés qui controlent le monde", en LMD. IV/1997).
El progreso de las grandes transnacionales no implica el avance de las Naciones desarrolladas. Al contrario, mientras más ganan los gigantes financieros, más se agudiza la pobreza en los llamados "países ricos".
La diferencia a eliminar entre ricos y pobres es brutal y no parece haber ninguna tendencia por ese rumbo, antes al contrario. Lejos de atenuarse, ya no digamos de eliminarse, la desigualdad social se acentúa, sobre todo en las naciones capitalistas desarrolladas: En los Estados Unidos, el 1% de los norteamericanos más ricos ha obtenido el 61,6% del conjunto de la riqueza nacional del país entre 1983 y 1989. El 80% de los norteamericanos más pobres no se han repartido más que el 1,2%. En la Gran Bretaña el número de los sin techo se ha duplicado; el número de niños que viven sólo de la ayuda social ha pasado del 7% en 1979 al 26% en 1994; el número de británicos que vive en la pobreza (definida como menos de la mitad del salario mínimo) ha pasado de 5 millones a 13,700,000; el 10% de los más pobres han perdido el 13 % de su poder adquisitivo, mientras que el l0% de los más ricos han ganado el 65% y desde hace cinco años se ha doblado el número de millonarios (datos de LMD. IV/97).
A inicios de la década de los 90´s "...unas 37,000 firmas transnacionales encerraban, con sus 170,000 filiales, la economía internacional en sus tentáculos. Sin embargo, el centro del poder se sitúa en el círculo más restringido de las 200 primeras: desde los inicios de los años 80, ellas han tenido una expansión ininterrumpida por vía de las fusiones y las compras "de rescate" de empresas. De este modo, la parte del capital transnacional en el PIB mundial ha pasado de 17% a mitad de los años 60 a 24% en 1982 y a más del 30% en 1995. Las 200 primeras son conglomerados cuyas actividades planetarias cubren sin distinción los sectores primario, secundario y terciario: grandes explotaciones agrícolas, producción manufacturera, servicios financieros, comercio, etc. Geográficamente ellas se reparten entre 10 países: Japón (62), Estados Unidos (53), Alemania (23), Francia (19), Reino Unido (11), Suiza (8), Corea del Sur (6), Italia (5) y Países Bajos (4)." (Frédéric F. Clairmont. Op.Cit.).
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Aquí tiene usted el símbolo del poder económico. Ahora píntese de color verde dólar. De olor nauseabondo no se preocupe, el aroma a estiércol, lodo y sangre le vine de nacimiento.
Pieza 2
La globalización de la explotación.
La figura 2 se construye dibuyando un triángulo.
Una de las falacias neoliberales consiste en decir que el crecimiento económico de las empresas trae aparejados un mejor reparto de la riqueza y un crecimiento del empleo. Pero no es así. De la misma forma en que el crecimiento del poder político de un rey no trae como consecuencia un crecimiento del poder político de los súbditos (antes al contrario), el absolutismo del capital financiero no mejora la distribución de la riqueza ni provoca mayor trabajo para la sociedad. Pobreza, desempleo y precariedad del trabajo son sus consecuencias estructurales.
En los años de las décadas de 1960 y 1970, la población considerada pobre (con menos de un dólar diario de ingreso para resolver sus necesidades elementales, según el Banco Mundial) era de unos 200 millones de personas. Para el inicio de la década de los 90´s sumaba ya 2,000 millones de seres humanos. Además, el "...montante de las 200 empresas más importantes del planeta representa más de un cuarto de la actividad económica mundial; y sin embargo, esas 200 firmas emplean sólo a 18,8 millones de asalariados, o sea, menos del 0,75 % de la mano de obra del planeta" (Ignacio Ramonet en LMD. Enero 1997 #15).
Más seres humanos pobres y más empobrecidos, menos personas ricas y más enriquecidas, éstas son las lecciones del trazo de la pieza 1 del rompecabezas neoliberal. Para lograr este absurdo, el sistema capitalista mundial "moderniza" la producción, la circulación y el consumo de las mercancías. La nueva revolución tecnológica (la informática) y la nueva revolución política (las megápolis emergentes sobre las ruinas de los Estados Nacionales) producen una nueva "revolución" social. Esta "revolución" social no consiste más que en un reacomodo, un reordenamiento de las fuerzas sociales, principalmente de la fuerza de trabajo.
La Población Económicamente Activa (PEA) mundial pasó de 1,376 millones en 1960, a 2,374 millones de trabajadores en 1990. Más seres humanos con capacidad de trabajo, es decir, de generar riquezas.
Pero el "nuevo orden mundial" no sólo acomoda a esta nueva fuerza de trabajo en espacios geográficos y productivos, además, reordena su lugar (o su no-lugar, como en el caso de desempleados y subempleados) en el plan globalizador de la economía.
La Población Mundial Empleada por Actividad (PMEA) se modificó sustancialmente en los últimos 20 años. La PMEA en el sector agrícola y pesquero pasó del 22% en 1970, al 12% en 1990; en la manufactura del 25% en 1970, al 22% en 1990; mientras que en el sector terciario (comercio, transporte, banca y servicios) creció del 42% en 1970, al 56% en 1990. En el caso de los países subdesarrollados, el sector terciario creció del 40% en 1970, a 57% en 1990; mientras que su población empleada en el sector agrícola y pesquero cayó del 30% en 1970, al 15% en 1990. (Datos de "Mercado Mundial de Fuerza de Trabajo en el Capitalismo Contemporáneo". Ochoa Chi, Juanita del Pilar. UNAM. Economía. México, 1997).
Esto significa que cada vez más trabajadores son canalizados hacia las actividades necesarias para incrementar la productividad o para acelerarla realización de mercancías. El sistema neoliberal opera así como un megapatrón, concibiendo al mercado mundial como una empresa unitaria, administrada con criterios "modernizadores".
Pero la "modernidad" neoliberal parece más cercana al bestial nacimiento del capitalismo como sistema mundial, que a la "racionalidad" utópica. La "moderna" producción capitalista sigue basada en el trabajo de niños, mujeres y trabajadores inmigrantes. De los 1,148 millones de niños en el mundo, por lo menos 100 millones viven literalmente en la calle y 200 millones trabajan, y se prevé que serán 400 millones para el año 2000. Se dice, además, que 146 millones de niños asiáticos laboran en la producción de autopartes, juguetería, ropa, comida, herrería y química. Pero esta explotación del trabajo infantil no sólo se da en los países subdesarrollados, 40% de los niños ingleses y 20% de los niños franceses trabajan para completar el gasto familiar o para sobrevivir. También en la "industria" del placer hay lugar para los infantes. La ONU calcula que, cada año, un millón de niños entra al comercio sexual (datos en Ochoa Chi, J. Op.Cit.).
La bestia neoliberal invade el todo social mundial homogeneizando hasta las pautas de alimentación. "En términos globales si bien observamos que hay particularidades en el consumo alimenticio de cada región, (y a su interior), no por ello deja de ser evidente el proceso de homogeneización que se está imponiendo, incluso sobre las diferencias fisiológico - culturales de las diversas zonas." ("Mercado mundial de medios de subsistencia. 1960-1990". Ocampo Figueroa, Nashelly, y Flores Mondragón, Gonzalo. UNAM. Economía. 1994.)
Esta bestia le impone a la humanidad una pesada carga. El desempleo y la precariedad de millones de trabajadores en todo el mundo es una aguda realidad que no tiene visos ni siquiera de atenuarse. El desempleo en los países de la Organización para la Cooperación y del Desarrollo Económico (OCDE) pasó del 3,8% en 1966, al 6,3% en 1990. Tan sólo en Europa pasó del 2,2% en 1966, al 6,4% en 1990.
La imposición de las leyes del mercado en todo el mundo, el mercado globalizado, no ha hecho sino destruir las pequeñas y medianas empresas. Al desaparecer los mercados locales y regionales, los pequeños y medianos productores se ven a sí mismos sin protecciones y sin posibilidad alguna de competir contra los gigantes transnacionales.
Resultado: quiebre masivo de empresas. Consecuencia: millones de trabajadores al desempleo.
El absurdo neoliberal reiterado: el crecimiento de la producción no genera empleo, al contrario, lo destruye. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) nombra a esta etapa como "crecimiento sin empleo".
Pero la pesadilla no termina ahí. Además de la amenaza del desempleo, los trabajadores deben enfrentar condiciones precarias de ocupación. Mayor inestabilidad del empleo, prolongación de las jornadas de trabajo y desventaja salarial, son consecuencias de la globalización en general y de la "terciarización" de la economía (el crecimiento del sector "servicios") en particular. "En los países dominados, la mano de obra sufre una precariedad multiforme: extremada movilidad, empleos sin contrato, salarios irregulares y generalmente inferiores al mínimo vital y regímenes de jubilación héticos, actividades independientes no declaradas, con ingresos aleatorios, es decir, servidumbre o realización de un trabajo forzoso por parte de sectores, supuestamente protegidos, como los niños" (Alain Morice. "Los trabajadores extranjeros, avanzadilla de la precariedad". LMD. Enero 97).
Las consecuencias de todo esto se traducen en un verdadero desfonde social globalizado. El reordenamiento de los procesos de producción y circulación de mercancías y el reacomodo de las fuerzas productivas, producen un excedente peculiar: seres humanos que sobran, que no son necesarios para el "nuevo orden mundial", que no producen, que no consumen, que no son sujetos de crédito, en suma, que son desechables.
Cada día, los grandes centros financieros imponen sus leyes a naciones y a grupos de naciones en todo el mundo. Reordenan y reacomodan a sus habitantes. Y, al terminar la operación, se encuentran con que "sobran" personas. "Se dispara, por tanto, el volumen de población excedente, que no sólo está sometida al azote de la pobreza más aguda, sino que no cuenta para nada, que está desestructurada y atomizada, y cuya única finalidad es deambular por las calles sin rumbo fijo, sin vivienda ni trabajo, sin familia ni relaciones sociales -al menos mínimamente estables -, con la única compañía de sus cartones o bolsas de plástico" (Fernández Durán, Ramón. "Contra la Europa del capital y la globalización económica". Talasa. Madrid, 1996).
La globalización económica "... hizo necesaria una disminución de los salarios reales a nivel internacional, que junto con la disminución del gasto social (salud, educación, vivienda y alimentación) y una política antisindical, vinieron a constituir la parte fundamental de las nuevas políticas neoliberales de reactivación capitalista" (Ocampo F. y Flores M. Op. Cit.).
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Aquí tiene usted la rapresentacíon de la pirámide de la explótation mundial.
Pieza 3
Migración, la pesadilla errante.
La figura 3 se construye dibuyando un círculo.
Hablamos antes de la existencia de nuevos territorios, al final de la III Guerra Mundial, que esperaban ser conquistados (los antiguos países socialistas), y de otros que debían ser reconquistados por el "nuevo orden mundial". Para lograrlo, los centros financieros llevan adelante una triple estrategia criminal y brutal: proliferan las "guerras regionales" y los "conflictos internos", los capitales siguen rutas de acumulación atípica, y se movilizan grandes masas de trabajadores.
El resultado de esta guerra mundial de conquista es una gran rueda de millones de migrantes en todo el mundo. "Extranjeros" en el mundo "sin fronteras" que prometieron los vencedores de la III Guerra Mundial, millones de personas padecen la persecución xenófoba, la precarización laboral, la pérdida de identidad cultural, la represión policíaca, el hambre, la cárcel y la muerte
"Del Río Grande americano al espacio Schengen "europeo", se confirma una doble tendencia contradictoria: por un lado las fronteras se cierran oficialmente a las migraciones de trabajo, por otro, ramas enteras de la economía oscilan entre la inestabilidad y la flexibilidad, que son los medios más seguros para atraer la mano de obra extranjera" (Alain Morice. Op.Cit.).
Con nombres distintos, bajo una diferenciación jurídica, compartiendo una igualdad miserable, los migrantes o refugiados o desplazados de todo el mundo son "extranjeros" tolerados o rechazados. La pesadilla de la migración, cualquiera que sea la causa que la provoque, sigue rodando y creciendo sobre la superficie planetaria. El número de personas que estarían en el ámbito de competencia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) ha crecido desproporcionadamente algo más de 2 millones en 1975, a más de 27 millones en 1995.
Destruidas las fronteras nacionales (para las mercancías), el mercado globalizado organiza la economía mundial: la investigación y el diseño de bienes y servicios, así como su circulación y consumo, son pensados en términos intercontinentales. Para cada parte del proceso capitalista, el "nuevo orden mundial" organiza el flujo de fuerza de trabajo, especializada y no, hacia donde lo necesita. Lejos de sujetarse a la "libre concurrencia" tan cacareada por el neoliberalismo, los mercados de empleo están cada vez más determinados por los flujos migratorios. Tratándose de trabajadores especializados, aunque poco en comparación con la migración mundial, este "traspaso de cerebros" representa mucho en términos de poder económico y de conocimientos. Pero, sea de fuerza de trabajo calificada, sea de simple mano de obra, la política migratoria del neoliberalismo está más orientada a desestabilizar el mercado mundial de trabajo que a frenar la inmigración.
La IV Guerra Mundial, con su proceso de destrucción / despoblamiento y reconstrucción / reordenamiento, provoca el desplazamiento de millones de personas. Su destino será el seguir errantes, con su pesadilla a cuestas, y ofrecer a los trabajadores con empleo en las distintas naciones una amenaza a su estabilidad laboral, un enemigo para suplir la imagen del patrón, y un pretexto para darle sentido a la sinrazón racista que el neoliberalismo promueve.
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Éste es el símbolo de la pesadilla errante de la immigración mundial, una rueda de terror que gira por todo el mundo.
Pieza 4
Mundialización financiera y globalización de la corrupción y el crimen.
La figura 4 se construye dibujando un rectángulo.
Los medios masivos de comunicación nos regalan una imagen de los dirigentes de la delincuencia mundial: hombres y mujeres vulgares, vestidos estrafalariamente, viviendo en mansiones ridículas o tras los barrotes de una cárcel. Pero esa imagen oculta más de lo que muestra: ni los verdaderos jefes de las mafias modernas, ni su organización, ni sus influencias reales en los terrenos económicos y políticos son divulgados públicamente.
Si usted piensa que el mundo de la delincuencia es sinónimo de ultratumba y oscuridad, está equivocado. Durante el período de la llamada "Guerra Fría", el crimen organizado fue adquiriendo una imagen más respetable y no sólo empezó a funcionar como cualquier empresa moderna, también fue penetrando profundamente en los sistemas políticos y económicos de los Estados nacionales. Con el inicio de la IV Guerra Mundial, la implantación del "nuevo orden mundial", y su consiguiente apertura de mercados, privatizaciones, la desregulación del comercio y las finanzas internacionales, el crimen organizado "globalizó" sus actividades.
"Según la ONU, los ingresos mundiales anuales de las organizaciones criminales transnacionales (OCT) son del orden de 1000 miles de millones de dólares, un monto equivalente al PNB combinado de países de ingreso débil (según la categorización de la banca mundial) y de sus 3 mil millones de habitantes. Esta estimación toma en cuenta tanto el producto del tráfico de droga, las ventas ilícitas de armas, el contrabando de materiales nucleares, etc., y las ganancias de las actividades controladas por las mafias (prostitución, juego, mercado negro de divisas...). En cambio, no mide la importancia de las inversiones continuamente realizadas por las organizaciones criminales dentro de la esfera de control de negocios legítimos, ni tampoco la dominación que ellas ejercen sobre los medios de producción dentro de numerosos sectores de la economía legal" (Michel Chossudovsky, "La Corruption mondialisée" en "Géopolitique du Chaos". Op. Cit.).
Las organizaciones criminales de los 5 continentes han hecho suyo el "espíritu de cooperación mundial" y, asociadas, participan en la conquista y reordenamiento de los nuevos mercados. Pero no sólo en actividades criminales, también participan en negocios legales. El crimen organizado invierte en negocios legítimos no sólo para "blanquear" el dinero sucio, también para hacerse de capital para sus actividades ilegales. Las empresas preferidas para esto son las inmobiliarias de lujo, la industria del ocio, los medios de comunicación, la industria, la agricultura, los servicios públicos y... ¡la banca!
¿Alí Babá y los 40 banqueros? No, algo peor. El dinero sucio del crimen organizado es utilizado por los bancos comerciales para sus actividades: préstamos, inversiones en los mercados financieros, compra de bonos de deuda externa, compra y venta de oro y divisas. "En muchos países, las organizaciones criminales se han convertido en los acreedores del Estados y ejercen, por su acción sobre los mercados, una influencia sobre la política macroeconómica de los gobiernos. Sobre las bolsas de valores, ellas invierten igualmente en los mercados especulativos de productos derivados y de materias primas" (M. Chossudovsky, Op. Cit.).
Por si fuera poco, el crimen organizado cuenta con los llamados paraísos fiscales. En todo el mundo hay, cuando menos, 55 paraísos fiscales (uno de ellos, en las Islas Caimán, tiene el quinto lugar mundial como centro bancario y tiene más bancos y sociedades registradas que habitantes). Las Bahamas, las islas Vírgenes británicas, las Bermudas, San Martin, Vanuatu, las islas Cook, la isla Mauricio, Luxemburgo, Suiza, las islas Anglo-Normandas, Dublín, Mónaco, Gibraltar, Malta, son buenos lugares para que el crimen organizado se relacione con las grandes firmas financieras del mundo.
Además de "blanqueo" de dinero sucio, los paraísos fiscales son usados para evadir impuestos, de aquí que sean un punto de contacto entre gobernantes, empresarios y capos del crimen organizado. La alta tecnología, aplicada a las finanzas, permite la circulación rápida del dinero y la desaparición de ganancias ilegales. "Los negocios legales e ilegales están cada vez más imbricados, introducen un cambio fundamental en las estructuras del capitalismo de la posguerra. Las mafias invierten en negocios legales e, inversamente, ellas canalizan recursos financieros hacia la economía criminal, a través del control de bancos o de empresas comerciales implicadas en el blanqueo de dinero sucio o que tiene relaciones con las organizaciones criminales. Los bancos pretenden que las transacciones son efectuadas de buena fe y que sus dirigentes ignoran el origen de los fondos depositados. La consigna de no preguntar nada, el secreto bancario y el anonimato de las transacciones, todo está garantizando los intereses del crimen organizado, protegen a la institución bancaria de investigaciones públicas y de inculpaciones. No solamente los grandes bancos aceptan blanquear dinero, en vista de sus pesadas comisiones, sino que también concesionan créditos a tasas de interés elevadas a las mafias, en detrimento de las inversiones productivas industriales o agrícolas" (M. Chossudovsky, Op. Cit.).
La crisis de la deuda mundial, en los 80´s, provocó que el precio de las materias primas se fuera para abajo. Esto hizo que los países subdesarrollados vieran reducidos drásticamente sus ingresos. Las medidas económicas dictadas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, supuestamente para "recuperar" la economía de estos países, sólo agudizaron las crisis de los negocios legales. En consecuencia, la economía ilegal se ha desarrollado para llenar el vacío dejado por la caída de los mercados nacionales.
De acuerdo con un informe de las Naciones Unidas, "la intrusión de los sindicatos del crimen a sido facilitada por los programas de ajuste estructural que los países endeudados han sido obligados a aceptar para tener acceso a los préstamos del Fondo Monetario Internacional" (United Nations. "La Globalization du crime" New York, 1995).
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Así que aquí tiene usted el espejo rectangular donde legalidad e ilegalidad intercambian reflejos. ¿De qué lado del espejo está el criminal? ¿De cuál el que lo persigue?
Pieza 5
¿La legítima violencia de un poder ilegítimo?
La figura 5 se construye dibujando un pentágono.
El Estado, en el neoliberalismo, tiende a contraerse al "mínimo indispensable". El llamado "Estado Benefactor" no sólo se convierte en obsoleto, se desprende de todo lo que lo constituía en tal y se queda desnudo.
En el cabaret de la globalización, tenemos el "show" del Estado sobre una "table dance" que se despoja de todo hasta quedar con su prenda mínima indispensable: la fuerza represiva. Destruida su base material, anuladas sus posibilidades de soberanía e independencia, desdibujadas sus clases políticas, los Estados Nacionales se convierten, más o menos rápido, en un mero aparato de "seguridad" de las megaempresas que el neoliberalismo va erigiendo en el desarrollo de esta IV Guerra Mundial.
En lugar de que la inversión pública la orienten al gasto social, los Estados Nacionales prefieren mejorar su equipo, armamento y preparación para cumplir con eficacia la labor que la política dejó de cumplir hace años: el control de la sociedad.
Los "profesionales de la violencia legítima" se llaman a sí mismos los aparatos represivos de los Estados Modernos. Pero, ¿qué hacer si la violencia está ya bajo las leyes del mercado? ¿Dónde está la violencia legítima y dónde la ilegítima? ¿Qué monopolio de la violencia pueden pretender los maltrechos Estados nacionales si el libre juego de la oferta y la demanda desafía ese monopolio? ¿No demostró la pieza 4 que el crimen organizado, los gobiernos y los centros financieros están más que bien relacionados? ¿No es palpable que el crimen organizado cuenta con verdaderos ejércitos sin más frontera que el poder de fuego del rival? Así que el "monopolio de la violencia" no pertenece ya a los Estados Nacionales. El mercado moderno lo puso a venta...
Viene a cuento esto porque, debajo de la polémica entre violencia legítima e ilegítima, también está la disputa (falsa, pienso) entre violencia "racional" e "irracional".
Cierto sector de la intelectualidad mundial (insisto en que su quehacer es más complejo que el simple ser "de derecha o de izquierda", "progubernamental o de oposición", "etcétera bueno o etcétera malo") pretende que la violencia se puede ejercer de modo "racional", administrar de forma selectiva, (hay quien, incluso, adelanta algo así como la "mercadotecnia de la violencia"), y aplicar con habilidad "de cirujano" en contra de los males de la sociedad. Algo así inspiró la pasada etapa armamentista en la Unión Americana: armas "quirúrgicas", precisas, y operaciones militares como bisturí del "nuevo orden mundial". Así nacieron las "smart bombs" (que, según me platicó un reportero que cubrió "Desert Storm", no son tan "inteligentes" y batallan para distinguir entre un hospital y un depósito de misiles, en la duda, las "smart bombs" no se abstienen, destruyen). En fin, el Golfo Pérsico, como decían los compañeros de los pueblos zapatistas, está más allá de la capital estatal de Chiapas (aunque la situación de los kurdos tenga semejanzas espeluznantes con los indígenas de un país que se precia de ser "democrático" y "libre"), así que no insistamos en "aquella" guerra cuando tenemos la "nuestra".
Bien, la pugna entre violencia "racional" e "irracional" abre una vía de discusión interesante y, lamentablemente, no es inútil en los tiempos actuales. Podíamos tomar, por ejemplo, qué se entiende por "racional". Si se responde que es la "razón del Estado" (suponiendo que eso existiera y, sobre todo, que se le pudiera reconocer alguna razón al actual Estado neoliberal), entonces cabe preguntarse si esa "razón de Estado" se corresponde a la "razón de la sociedad" (siempre suponiendo que la sociedad de hoy retiene algo de racionalidad) y, más todavía, si la violencia "racional" del Estado es "racional" también a la sociedad. Aquí no hay mucho que discurrir (como no sea ociosamente), la "razón de Estado" en la modernidad no es otra que "la razón de los mercados financieros".
Pero, ¿cómo administra su "violencia racional" el Estado moderno? Y, ojo a la historia, ¿cuánto tiempo dura esa "racionalidad"? ¿El tiempo que va desde una a otra elección o golpe de Estado (según el caso)? ¿Cuántas violencias de Estado, que fueron aplaudidas como "racionales" en su tiempo, son ahora "irracionales"?
Lady Margaret Thatcher, de "grata" memoria para el pueblo británico, se tomó la molestia de prologar el libro "The Next War", de Caspar Weinberg and Peter Schweizer. (Regnery Publisihng, Inc. Washington, D.C. 1996).
En este texto, la señora Thatcher, adelanta algunas reflexiones sobre las 3 similitudes entre el mundo de la Guerra Fría y el de la Pos Guerra Fría: La primera de ellas es que el "mundo libre" nunca carecerá de agresores potenciales. La segunda es la necesidad de una superioridad militar de los "Estados democráticos" sobre los posibles agresores. La tercera similitud es que tal superioridad militar debe ser, sobre todo, tecnológica.
Para terminar su prólogo, la llamada "dama de hierro" define la "racionalidad violenta" de los Estados modernos al señalar: "Una guerra puede ocurrir de muchas maneras diferentes. Pero la peor usualmente pasa porque un poder cree que puede alcanzar sus objetivos sin una guerra o al menos con una guerra limitada que puede ser ganada rápidamente - y, en consecuencia, fallan los cálculos".
Para los señores Weinberg y Schweizer los escenarios de las "Guerras Futuras" son: Corea del Norte y China (abril 6 de 1998), Irán (abril 4 de 1999), México (marzo 7 del 2003), Rusia (febrero 7 del 2006), y el Japón (agosto 19 de 2007). No hay, pues, duda de quiénes serían los posibles agresores: asiáticos, árabes, latinos y europeos. ¡Casi la totalidad del mundo es considerado "posible agresor" de la "democracia" moderna!
Lógico (cuando menos en la lógica liberal): en la modernidad, el poder (es decir, el poder financiero) sabe que sólo puede "alcanzar sus objetivos" con una guerra, y no con una "guerra limitada que puede ser ganada rápidamente", sino con una guerra totalmente total, mundial en todos los sentidos. Y, si le creemos a la nueva secretaria de Estado de los Estados Unidos, Madeleine Albright, cuando dice: "Uno de los objetivos prioritarios de nuestro gobierno es el de asegurar que los intereses económicos de los Estados Unidos puedan extenderse a escala planetaria" ("The Wall Street Journal". 21/I/1997), entonces debemos entender que todo el mundo (y quiero decir "todo todo") es el teatro de operaciones de esta guerra.
Es de entender, entonces, que si la disputa por el "monopolio de la violencia" no se da de acuerdo a las leyes del mercado, sino que es desafiado desde abajo, el poder mundial "descubra" en ese reto a un "posible agresor". Este es uno de los desafíos (de los menos estudiados y más "condenados", entre los muchos que representa) lanzado por los indígenas en armas y en rebeldía del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en contra del neoliberalismo y por la humanidad...
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Éste es el símbolo del poder militar norteamericano, el Pentágono. La nueva "policía mundial" pretende que los ejércitos y policías "nacionales" sólo sean el "cuerpo de seguridad" que garantice el "orden y el progreso" el las megápolis neoliberales.
Pieza 6
La Megapolítica y los enanos.
La figura 6 se construye dibujando un garabato.
Antes dijimos que los Estados Nacionales son atacados por los centros financieros y "obligados" a disolverse dentro de las megápolis. Pero el neoliberalismo no sólo opera su guerra "uniendo" naciones y regiones. Su estrategia de DESTRUCCIÓN / DESPOBLAMIENTO y RECONSTRUCCIÓN / REORDENAMIENTO produce una o varias fracturas en los Estados Nacionales.
Esta es la paradoja de la IV Guerra Mundial: hecha para eliminar fronteras y "unir" naciones, lo que va dejando tras de sí es una multiplicación de las fronteras y una pulverización de las naciones que perecen en sus garras. Más allá de los pretextos, ideologías o banderas, la actual dinámica MUNDIAL de quiebre de la unidad de los Estados Nacionales responde a una política, igualmente mundial, que sabe que puede ejercer mejor su poder, y crear las condiciones óptimas para su reproducción, sobre las ruinas de los Estados Nacionales.
Si alguien tuviera alguna duda sobre este caracterizar al proceso de globalización como una guerra mundial, debería desecharla al hacer cuentas de los conflictos que provocaron y han sido provocados por los colapsos de algunos Estados Nacionales. Checoslovaquia, Yugoslavia, la URSS, son muestras de la profundidad de estas crisis que dejan hechos añicos no sólo los fundamentos políticos y económicos de los Estados Nacionales, también las estructuras sociales. Slovenia, Croacia y Bosnia, además de la presente guerra dentro de la federación Rusa con Chechenia de escenario, no marcan sólo el destino de la trágica caída del campo socialista en los fatídicos brazos del "mundo libre", en todo el mundo este proceso de fragmentación nacional se repite en escala e intensidad variables. Hay tendencias separatistas en el Estado Español (País Vasco, Cataluña y Galicia), en Italia (Padua), en Bélgica (Flandes), en Francia (Córcega), en el Reino Unido (Escocia y el País de Gales), y en Canadá (Québec). Y hay más ejemplos en el resto del mundo.
Ya nos referimos al proceso de construcción de las megápolis, ahora hablamos de la fragmentación de países. Ambos procesos se dan sobre la destrucción de los Estados Nacionales. ¿Se trata de dos procesos paralelos, independientes? ¿Dos facetas del proceso de globalización? ¿Son síntomas de una megacrisis aún por estallar? ¿Meros hechos aislados?
Pensamos que se trata de una contradicción inherente al proceso de globalización, una de las esencias del modelo neoliberal. La eliminación de fronteras comerciales, la universalidad de las telecomunicaciones, las superautopistas de la informática, la omnipresencia de los centros financieros, los acuerdos internacionales de unidad económica, en fin, el proceso de globalización en su conjunto produce, al liquidar los Estados Nacionales, una pulverización de los mercados internos. Éstos no desaparecen o se diluyen en los mercados internacionales, sino que consolidan su fragmentación y se multiplican.
Sonará contradictorio, pero la globalización produce un mundo fragmentado, lleno de pedazos aislados unos de otros (y no pocas veces enfrentados entre sí). Un mundo lleno de compartimentos estancos, comunicados apenas por frágiles puentes económicos (en todo caso tan constantes como la veleta de viento que es el capital financiero). Un mundo de espejos rotos reflejando la inútil unidad mundial del rompecabezas neoliberal.
Pero el neoliberalismo no sólo fragmenta el mundo que supone unir, también produce el centro político-económico que dirige esta guerra. Y si, como señalamos antes, los centros financieros imponen su ley (la del mercado) a naciones y a grupos de naciones, entonces deberíamos redefinir los límites y alcances de la política, es decir, del quehacer político. Conviene entonces hablar de la megapolítica, en ésta sería donde se decidiría el "orden mundial".
Y cuando decimos "megapolítica" no nos referimos al número de quienes en ella se mueven. Son pocos, muy pocos, los que se encuentran en esta "megaesfera". La megapolítica globaliza las políticas nacionales, es decir, las sujeta a una dirección que tiene intereses mundiales (que por lo regular son contradictorios a los intereses nacionales) y cuya lógica es la del mercado, es decir, la de la ganancia económica.
Con este criterio economicista (y criminal) se decide sobre guerras, créditos, compra y venta de mercancías, reconocimientos diplomáticos, bloqueos comerciales, apoyos políticos, leyes de migración, golpes de Estado, represiones, elecciones, unidades políticas internacionales, rupturas políticas intranacionales, inversiones, es decir, la supervivencia de naciones enteras.
El poder mundial de los centros financieros es tan grande, que pueden prescindir de la preocupación por el signo político de quien detente el poder en una nación, si es que se garantiza que el programa político de quien detente el poder en una nación, si es que se garantiza que el programa económico (es decir, la parte que corresponde al megaprograma económico mundial) no se altere. Las disciplinas financieras se imponen a los disti
El gran poder mundial puede tolerar un gobierno de izquierda en cualquier parte del mundo, siempre y cuando ese gobierno no tome medidas que vayan en contra de las disposiciones de los centros financieros mundiales. Pero de ninguna manera tolerará que una alternativa de organización económica, política y social se consolide. Para la megapolítica, las políticas nacionales son hechas por enanos que deben plegarse a los dictados del gigante financiero. Así será, hasta que los enanos se rebelen...
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Aquí tiene usted la figura que representa la "megapolítica". Comprenderá usted que es inútil tratar de encontrarle una racionalidad y que, desenredando la madeja, nada quedará claro.
Pieza 7
Las bolsas de resistencia.
La figura 7 se construye dibujando una bolsa.
"Para empezar, te ruego no confundir la Resistencia con la oposición política. La oposición no se opone al poder sino a un gobierno, y su forma lograda y completa es la de un partido de oposición; mientras que la resistencia, por definición (ahora sí), no puede ser un partido: no está hecha para gobernar a su vez, sino para... resistir."
Tomás Segovia. "Alegatorio". México, 1996.
La aparente infalibilidad de la globalización choca con la terca desobediencia de la realidad. Al mismo tiempo que el neoliberalismo lleva adelante su guerra mundial, en todo el planeta se van formando grupos de inconformes, núcleos de rebeldes. El imperio de las bolsas financieras enfrenta la rebeldía de las bolsas de resistencia.
Sí, bolsas. De todos los tamaños, de diferentes colores, de las formas más variadas. Su única semejanza es su resistirse al "nuevo orden mundial" y al crimen contra la humanidad que conlleva la guerra neoliberal.
Al tratar de imponer su modelo económico, político, social y cultural, el neoliberalismo pretende subyugar a millones de seres, y deshacerse de todos aquellos que no tienen lugar en su nuevo reparto del mundo. Pero resulta que estos "prescindibles" se rebelan y resisten contra el poder que quiere eliminarlos. Mujeres, niños, ancianos, jóvenes, indígenas, ecologistas, homosexuales, lesbianas, seropositivos, trabajadores y todos aquellos y aquellas que no sólo "sobran", sino que también "molestan" al orden y el progreso mundiales, se rebelan, se organizan y luchan. Sabiéndose iguales y diferentes, los excluidos de la "modernidad" empiezan a tejer las resistencias en contra del proceso de destrucción / despoblamiento y reconstrucción / reordenamiento que lleva adelante, como guerra mundial, el neoliberalismo.
En México, por poner un ejemplo, el llamado "Programa de desarrollo integral del Istmo de Tehuantepec" pretende construir un moderno centro internacional de distribución y ensamble de mercancías. La zona de desarrollo abarca un complejo industrial en el que se refina la tercera parte del crudo mexicano y se elabora el 88% de los productos petroquímicos. Las vías de tránsito interoceánico consistirán en carreteras, una ruta fluvial aprovechando el tendido natural de la zona (río Coatzacoalcos) y, como eje articulador, la línea del ferrocarril transístmico (a cargo de 5 empresas, 4 de EU y 1 de Canadá). El proyecto sería zona ensambladora bajo el régimen de maquiladoras. Dos millones de pobladores del lugar pasarían a ser estibadores, controladores de paso o maquiladores. (Ana Esther Ceceña. "El Istmo de Tehuantepec: frontera de la soberanía nacional". "La Jornada del Campo" 28 de mayo 1997.) También en el sureste mexicano, en la selva Lacandona, se echa a andar el "Programa de Desarrollo Regional Sustentable para la Selva Lacandona". Su objetivo real es poner a disposición del capital las tierras indígenas que, además de ser ricas en dignidad e historia, también lo son en petróleo y uranio.
El resultado previsible de estos proyectos será, entre otros, la fragmentación de México (separando al sureste del resto del país). Además, y ya que de guerras hablamos, los proyectos tienen implicaciones contrainsurgentes. Forma parte de una pinza para liquidar la rebeldía antineoliberal que explotó en 1994. En medio quedan los indígenas rebeldes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
(Ya en el tema de indígenas rebeldes conviene un paréntesis: los zapatistas piensan que, en México (ojo: en México) la recuperación y defensa de la soberanía nacional es parte de una revolución antineoliberal. Paradójicamente, el EZLN es acusado de pretender la fragmentación de la nación mexicana. La realidad es que los únicos que han hablado de separatismo son los empresarios del estado de Tabasco (rico en petróleo) y los diputados federales chiapanecos que pertenecen al PRI. Los zapatistas piensan que es necesaria la defensa del Estado Nacional frente a la globalización, y que los intentos de partir a México en pedazos vienen del grupo gobernante y no de las justas demandas de autonomía para los pueblos indios. El EZLN, y lo mejor del movimiento indígena nacional, no quieren que los pueblos indios se separen de México, sino ser reconocidos como parte del país con sus especificidades. No sólo eso, quieren un México con democracia, libertad y justicia. Las paradojas siguen, porque mientras el EZLN lucha por la defensa de la soberanía nacional, el Ejército Federal Mexicano lucha contra esa defensa y defiende a un gobierno que ha destruido ya las bases materiales de la soberanía nacional y ha entregado el país, no sólo al gran capital extranjero, también al narcotráfico).
Pero no sólo en las montañas del sureste mexicano se resiste y se lucha contra el neoliberalismo. En otras partes de México, en la América Latina, en los Estados Unidos y el Canadá, en la Europa del Tratado de Masstrich, en el África, en el Asia, y en Oceanía, las bolsas de resistencia se multiplican. Cada una de ellas tiene su propia historia, sus diferencias, sus igualdades, sus demandas, sus luchas, sus logros. Si la humanidad tiene todavía esperanzas de supervivencia, de ser mejor, esas esperanzas están en las bolsas que forman los excluidos, los sobrantes, los desechables.
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Éste es un modelo de bolsa de resistencia, pero no haga mucho caso de él. Hay tantos modelos como resistencias y como mundos hay en el mundo. Así que dibuje el modelo que más le guste. En esto de las bolsas, como en las resistencias, la diversidad es riqueza.
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Hay, a no dudarlo, más piezas del rompecabezas neoliberal. Por ejemplo: los medios de comunicación, la cultura, la polución, las pandemias. Aquí sólo hemos querido mostrarle el trazo de 7 de ellas.
Estas 7 bastan para que usted, después de dibujarlas, colorearlas y recortarlas, se dé cuenta que es imposible armarlas juntas. Y éste es el problema del mundo que la globalización ha pretendido rearmar: las piezas no encajan.
Por esto, y por otras razones que no vienen al espacio de este texto, es necesario hacer un mundo nuevo. Un mundo donde quepan muchos mundos, donde quepan todos los mundos...
Desde las montañas del Sureste Mexicano
Subcomandante Insurgente Marcos
P.D. QUE CUENTA SUEÑOS QUE EL AMOR ANIDA.
Reposa la mar a mi lado. Comparte desde hace tiempo angustias, incertidumbres y no pocos sueños, pero ahora duerme conmigo la caliente noche de la selva. Yo miro su trigo agitado en el sueño y me maravillo de nuevo al encontrarla a ella como es ley: tibia, fresca y a mi lado. La asfixia me saca del lecho y toma mi mano y la pluma para traer al Viejo Antonio hoy, como hace años...
He pedido al Viejo Antonio que me acompañe en una exploración río abajo. No llevamos más que un poco de pozol para comer. Durante horas seguimos el caprichoso cauce y el hambre y el calor aprietan. Toda la tarde la pasamos tras una piara de jabalíes. Casi anochece cuando le damos alcance, pero un enorme censo (puerco de monte) se desprende del grupo y nos ataca. Yo saco a relucir todos mis conocimientos militares, dejo tirada mi arma y me trepo al árbol más cercano. El Viejo Antonio queda inerme ante el ataque, pero en lugar de correr, se pone tras una maraña de bejucos. El gigantesco jabalí arremete de frente y con toda su fuerza, pero queda atrapado entre las lianas y las espinas. Antes de que pueda librarse, el Viejo Antonio levanta su vieja chimba y, de un tiro en la cabeza, resuelve la cena de ese día.
Ya en la madrugada, cuando he terminado de limpiar mi moderno fusil automático (un M-16, calibre 5.56 mm, con selector de cadencia y alcance efectivo de 460 metros, además de mira telescópica, bipie y cargador de "drum" con 90 tiros), escribo en mi diario de campaña y, omitiendo todo lo sucedido, sólo anoto: "Topamos puerco y A. mató una pieza. Altura 350 msnm. No llovió".
Mientras esperamos que se cueza la carne, le cuento al Viejo Antonio que la parte que me toca servirá para las fiestas que se preparan en el campamento. "¿Fiestas?", me pregunta mientras atiza el fuego. "Sí", le digo, "No importa el mes, siempre hay algo que celebrar." Después sigo con lo que yo supuse era una brillante disertación sobre el calendario histórico y las celebraciones zapatistas. En silencio escucha el Viejo Antonio y, suponiendo que no le interesa, me acomodo para dormir.
Entre sueños miró al Viejo Antonio tomar mi cuaderno y escribir algo. En la mañana, repartimos la carne después del desayuno y cada uno toma su camino. Ya en nuestro campamento, reporto al mando y le muestro la bitácora para que sepa lo ocurrido. "Esta no es tu letra", me dice mientras me muestra la hoja del cuaderno. Ahí, al final de lo que yo anoté ese día, el Viejo Antonio había escrito con letras grandes:
"Si no puedes tener la razón y la fuerza, escoge siempre la razón y deja que el enemigo tenga la fuerza. En muchos combates puede la fuerza obtener la victoria, pero en la lucha toda sólo la razón vence. El poderoso nunca podrá sacar razón de su fuerza, pero nosotros siempre podremos obtener fuerza de la razón".
Y más abajo, con letra muy pequeña: "Felices fiestas".
Ni para qué decirlo, se me quitó el hambre. Las fiestas, como siempre, estuvieron bien alegres. "La del moño colorado" estaba todavía, felizmente, muy lejos del "hit parade" de los zapatistas...
Pezzo 1
La concentrazione della ricchezza e la distribuzione della povertà.
La figura 1 si costruisce disegnando un simbolo monetario.
Nella storia universale, diversi modelli sociali si sono distinti per innalzare l'assurdo a condizione dell'ordine mondiale. Sicuramente il neoliberismo avrà un posto privilegiato al momento della premiazione, perché la distribuzione della ricchezza che mette in atto non distribuisce altro che una doppia assurdità: accumulazione di ricchezza nelle mani di pochi e accumulazione di povertà da parte di milioni di esseri umani.
L'ingiustizia e la disuguaglianza sono i caratteri distintivi del mondo attuale. Il pianeta Terra, terzo del sistema planetario solare, contiene 5 miliardi di esseri umani. Tra di essi, solo 500 milioni godono di un certo benessere, mentre i restanti 4 miliardi e mezzo soffrono la povertà e cercano di sopravvivere in qualche modo.
Il rapporto tra ricchi e poveri è un doppio assurdo. I ricchi sono pochi e i poveri sono molti. La differenza quantitativa è criminale, però la sperequazione è colmata con la ricchezza: i ricchi suppliscono all'inferiorità numerica con i dollari a miliardi. La fortuna delle 358 persone più ricche del mondo, miliardarie in dollari, è superiore al reddito annuale del 45% degli abitanti più poveri, ossia qualcosa come 2 miliardi e seicento milioni di persone.
Le catenelle d'oro degli orologi finanziari si trasformano in una pesante catena per milioni di esseri umani. Mentre il "...bilancio commerciale della General Motors è più elevato del Prodotto Nazionale Lordo (PNL) della Danimarca, quello della Ford è più importante del PNL dell'Africa del Sud, e quello della Toyota supera il PNL della Norvegia." (Ignacio Ramonet, in LMD I/1997 #15), per tutti i lavoratori i salari reali sono precipitati, oltre al fatto di dover affrontare i tagli di personale nelle imprese, la chiusura di fabbriche e la riallocazione dei centri produttivi. Nelle cosiddetta "economia capitalista avanzata" il numero di disoccupati arriva già a 41 milioni di lavoratori.
La concentrazione della ricchezza in poche mani e la distribuzione della povertà a piene mani delinea, a poco a poco, il carattere della società mondiale moderna: il fragile equilibrio di assurde disuguaglianze.
La decadenza del sistema economico neoliberale è uno scandalo: "Il debito mondiale (comprendendo quelle delle imprese, i governi e le amministrazioni), ha sorpassato i 33.100 milioni di dollari, cioè, il 130 percento del Prodotto Interno Lordo (PIL) mondiale, e cresce ad un tasso dal 6 percento all' 8 percento annuo, più di 4 volte la crescita del PIL mondiale" (Frédéric F. Clairmont. "Ces deux cents sociétés qui controlent le monde", in LMD. IV /1997).
La crescita delle grandi multinazionali non implica necessariamente il progresso delle nazioni sviluppate. Al contrario, più guadagnano i giganti della finanza, più aumenta la povertà nei cosiddetti "paesi ricchi".
La differenza da eliminare tra ricchi e poveri è brutale e non sembra vi sia alcuna tendenza alla diminuzione, tutt'altro. Lungi dal ridursi, non diciamo eliminarsi, la disuguaglianza sociale aumenta, soprattutto nelle nazioni capitaliste sviluppate: Negli Stati Uniti, l'1 percento dei nordamericani più ricchi ha conseguito il 61,6 percento dell'insieme della ricchezza nazionale del paese tra 1983 e 1989. L'80 percento dei nordamericani più poveri non si sono spartiti più che l'1,2 percento. Nella Gran Bretagna il numero dei senza tetto si è raddoppiato; il numero dei bambini che vivono solo dell'aiuto sociale è passato dal 7 percento del 1979 al 26 percento nel 1994; il numero dei britannici che vivono nella povertà, definito come meno della metà del salario minimo, è passato da 5 milioni a 13.700.000; il 10 percento dei più poveri hanno perso il 13 percento del loro potere d'acquisto, mentre il 10 percento dei più ricchi hanno guadagnato il 65 percento e da cinque anni a questa parte il numero dei milionari ha subito una flessione (dati di LMD. IV /97).
Agli inizi della decade degli anni 90 "...circa 37.000 grandi marchi transnazionali racchiudevano, con le loro 170.000 filiali, l'economia internazionale nei loro tentacoli. Tuttavia, il centro del potere si situa nel cerchio più restretto delle prime 200 multinazionali: dagli inizi degli anni 80, esse hanno avuto un'espansione ininterrotta a causa delle fusioni e degli acquisti "a prezzo di realizzo" delle imprese. In questo modo, la parte del capitale transnazionale nel PIL mondiale è passato dal 17 percento a metà degli anni 60, al 24 percento nel 1982 e ad oltre il 30 percento nel 1995. Le prime 200 multinazionali sono conglomerati le cui attività planetarie coprono senza distinzione i settori primario, secondario e terziario: grandi sfruttamenti agricoli, produzione manifatturiera, servizi finanziari, commercio, etc. Geograficamente esse si distribuiscono in 10 paesi: Giappone (62), Stati Uniti (53), Germania (23), Francia (19), Regno Unito (11), Svizzera (8), Corea del Sud (6), Italia (5), e Paese Bassi (4)." (Frédéric F. Clairmont. Op.Cit.).
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Nel segno monetario testè disegnato, potete contemplare il simbolo del potere economico mondiale. Adesso dipingetelo con il colore verde-dollaro. Non preoccupatevi dell'odore nauseabondo: l'aroma di sterco, fango e sangue lo accompagna dall'origine.
Pezzo 2
La globalizzazione dello sfruttamento.
La figura 2 si ottiene disegnando un triangolo.
Uno degli errori del neoliberismo sta nel sostenere che la crescita economica delle imprese comporta una migliore ripartizione della ricchezza e un aumento dell'occupazione. Non è così. Cosi come la crescita del potere politico di un regno non comporta necessariamente un aumento del potere politico dei sudditi (anzi è vero il contrario), l'assolutismo del capitale finanziario non migliora la distribuzione della ricchezza, nè apporta posti di lavoro. Povertà, disoccupazione e precarietà del lavoro sono le sue conseguenze strutturali.
Nel decennio 1960-1970, la popolazione considerata povera (con meno di 1 dollaro al giorno per far fronte alle necessità elementari, secondo la Banca Mondiale) era di 200 milioni di persone. All'inizio degli anni 90 ammontava già a 2 miliardi di esseri umani. Dall'altra parte "...la crescita delle 200 imprese multinazionali più importanti del pianeta rappresenta più di un quarto dell'attività economica mondiale; e tuttavia, quei 200 marchi usano solo 18,8 milioni di salariati, cioè meno dello 0,75 percento della manodopera del pianeta" (Ignacio Ramonet in LMD. Gennaio 1997 #15).
Più esseri umani poveri e più impoveriti, meno ricchi e più arricchiti, queste sono le lezioni del disegno del pezzo 1 del rompicapo neoliberista.
Per arrivare a tale assurdo, il sistema capitalista mondiale "modernizza" la produzione, la circolazione ed il consumo delle merci. La nuova rivoluzione tecnologica (informatica) e la nuova rivoluzione politica (le megapolis emergenti sulle rovine degli Stati nazionali) producono una nuova "rivoluzione sociale". Questa "rivoluzione sociale" non significa altro che un riordinamento ed una ricomposizione delle forze sociali, in primo luogo delle forze-lavoro.
La Popolazione Economicamente Attiva (PEA) mondiale è passata da un miliardo e 376 milioni nel 1960 a 2 miliardi e 374 milioni di lavoratori nel 1990. Esistono adesso più esseri umani con capacità di lavoro, ovvero di generare ricchezza. Il "nuovo ordine mondiale" non riordina semplicemente questa nuova forza-lavoro all'interno degli spazi geografici e produttivi, ma ne assegna anche il posto (o non-posto, come nel caso dei disoccupati e dei precari) nel piano globalizzatore dell'economia.
La Popolazione Mondiale Occupata per Attività (PMOA) si è modificata in maniera sostanziale nel corso degli ultimi 20 anni. La PMOA nel settore agricolo e peschiero è passata dal 22 per cento nel 1970 al 56 percento nel 1990. (Dati tratti da "Mercato mondiale della forza lavoro nel capitalismo contemporaneo", Juanita del Pilar Ochoa Chi, UNAM, Economia, Mexico 1977).
Ciò non significa che un numero crescente di lavoratori siano canalizzati verso le attività necessarie per incrementare la produttività o per accelerare la produzione delle merci. Il sistema neoliberista agisce come un mega-padrone, concependo il mercato mondale come un'impresa unitaria, amministrata con criteri "modernizzatori".
Tuttavia, la "modernità" liberista rassomiglia più al capitalismo bestiale delle origini che alla "razionalità" utopica. La "moderna" produzione capitalista continua a essere basata sul lavoro dei bambini, delle donne e degli emigranti. Un miliardo e 148 milioni sono i bambini del mondo, di questi, perlomeno 100 milioni vivono letteralmente sulla strada, 200 milioni lavorano, e si prevede che questi ultimi saranno 400 milioni nell'anno 2000. Inoltre si dice che 146 milioni di bambini asiatici lavorino nella produzione di pezzi di ricambio per automobili, giocattoli, abbigliamento, cibo, utensili e chimica. Lo sfruttamento del lavoro infantile non esiste solo nei pesi sottosviluppati, il 40% dei bambini inglesi e il 20% dei bambini francesi lavorano per integrare i redditi familiari o per sopravvivere. Anche nell'industria del sesso vi è posto per i bambini. l'Onu calcola che ogni anno circa 1 milione di questi accede al commercio sessuale (Ochoa Chi, op. cit.).
La bestia neoliberale invade ogni aspetto sociale mondiale omogeneizzando perfino i modelli di alimentazione. "In termini globali sebbene osserviamo che ci sono particolarità nel consumo alimentare di ogni regione, (ed al loro interno), non per questo cessa di essere evidente il processo di omogenizzazione che si sta imponendo, perfino sulle differenze fisiologico-culturali delle diverse zone." ("Mercato mondiale dei mezzi di sussistenza. 1960-1990." Ocampo Figueroa, Nashelly, e Flores Mondragón, Gonzalo. UNAM. Economia. 1994.)
Questa bestia impone all'umanità un pesante fardello. La disoccupazione e la precarietà di milioni di lavoratori in tutto il mondo è una amara realtà che non presenta sintomi di cedimento. La disoccupazione nei paesi dell'Organizzazione per la Cooperazione e lo Sviluppo Economico (OCDE) è passata dal 3,8% nel 1966 al 6,3% nel 1990. Solamente in Europa è passata dal 2,2% al 6,4% nello stesso periodo.
L'imposizione delle leggi del mercato in tutto il mondo, il mercato globalizzato, ha provocato la distruzione della piccola e media industria. Con la scomparsa dei mercati locali e regionali, i piccoli e medi produttori si ritrovano senza protezione e senza possibilità di competere con i giganti delle multinazionali. Risultato: fallimenti a catena. Conseguenza: milioni di disoccupati. L'assurdo neoliberista si ripete: l'aumento della produzione non genera posti di lavoro; al contrario, li distrugge. l'Onu definisce questa fase come "crescita senza occupazione".
L'incubo non finisce qui. Oltre alla minaccia della disoccupazione, i lavoratori si scontrano con la precarietà dell'occupazione. Maggiore instabilità dei posti di lavoro, allungamento della durata della giornata lavorativa e svantaggi salariali, sono conseguenze della globalizzazione in generale ed in particolare della "terziarizzazione" dell'economia (crescita del settore dei "servizi"). "Nei paesi dominanti, la manodopera soffre una precarietà multiforme: esagerata mobilità, impieghi senza contratto, salari irregolari e generalmente inferiori al minimo vitale e regimi pensionistici tisici, attività indipendenti non dichiarate, con entrate cioè aleatorie, servitù o realizzazione di un lavoro forzoso da parte di settori, suppostamente protetti, come i bambini."(Alain Morice. "Los trabajadores extranjeros, avanzadilla de la precariedad". LMD. Enero 97).
Tutto ciò si traduce in un vero e proprio terremoto sociale globalizzato. Il riordinamento dei processi produttivi e della circolazione delle merci, la ricomposizione delle forze produttive producono un eccedente particolare: esseri umani in sovrappiù che non sono utili al "nuovo ordine mondiale", che non producono, che non consumano, che non sono soggetti di credito, che sono insomma del tutto prescindibili.
Ogni giorno i grandi centri finanziari impongono le loro leggi alle nazioni ed ai raggruppamenti di nazioni. Ne mettono a posto e riordinano gli abitanti. Poi, conclusa l'operazione scoprono che vi sono persone in "sovrappiù". "Crese vorticosamente, pertanto, il volume di popolazione eccedente, che non è solo sottomessa alla frusta della povertà più acuta, ma non conta nulla, perché è frammentata ed atomizzata, ed il cui unico scopo è deambulare per le strade senza meta fissa, senza abitazione né lavoro, senza famiglia né relazioni sociali - almeno minimamente stabili -, con l'unica compagnia dei suoi cartoni o borse di plastica" (Fernández Durán, Ramón. "Contra la Europa del capital y la globalización económica". Talasa. Madrid, 1996).
La globalizzazione economica "...ha reso necessaria una diminuzione dei salari reali a livello internazionale che insieme alla diminuzione della spesa sociale (salute) educazione, abitazione ed alimentazione, ed una politica antisindicale, hanno costituito la parte fondamentale delle nuove politiche neoliberali di ripresa capitalista." (Ocampo F. e Flores M. Op. Cit.).
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Adesso potete vedere una figura simile a un triangolo che è la rappresentazione della piramide dello sfruttamento mondiale.
Pezzo 3
Emigrazione, l'incubo errante
La figura 3 si costruisce disegnando un cerchio.
Parlavamo prima dei nuovi territori, che, dopo la conclusione della III Guerra Mondiale aspettano di essere conquistati (gli antichi paesi socialisti) e di altri che devono essere assorbiti nel "nuovo ordine mondiale". Per fare ciò, i centri finanziari conducono una triplice strategia criminale e brutale: proliferazione delle "guerre regionali" e dei "conflitti interni", percorsi di accumulazione atipica dei capitali e mobilitazione di grandi masse di lavoratori.
Il risultato di questa guerra mondiale di conquista è una grande ruota di milioni di emigranti in tutto il mondo: "stranieri" nel mondo "senza frontiere" che avevano promesso i vincitori della III Guerra Mondiale. Ovunque, milioni di persone soffrono la persecuzione xenofoba, la precarizzazione del lavoro, la perdita di identità culturale, la repressione poliziesca, la fame, la prigione e la morte.
"Dal Río Grande americano allo spazio di Schengen "europeo", si conferma una doppia tendenza contraddittoria: da una parte le frontiere si chiudono ufficialmente alle migrazioni del lavoro, dall'altro, interi settori dell'economia oscillano tra l'instabilità e la flessibilità che sono i mezzi più sicuri per attrarre la manodopera straniera" (Alain Morice. Op.Cit.).
Ovunque, per gli emigranti, i rifugiati e gli sfollati esistono differenti regimi giuridici e differenti etichette, però ovunque essi continuano ad essere considerati "stranieri". A volte sono tollerati, a volte sono rifiutati. Qualunque ne sia la causa, l'incubo dell'emigrazione continua comunque ad aggirarsi per la superficie del pianeta e a generalizzarsi. Il numero di persone che ruotano nell'ambito dell'Alto Commissionato delle Nazioni Unite per i Rifugiati (ACNUR), è cresciuto in maniera sproporzionata da circa 2 milioni nel 1975 a 27 milioni nel 1995.
Distrutte le frontiere nazionali, per le merci, il mercato globalizzato organizza l'economia mondiale: l'innovazione ed il design di beni e servizi, come la loro circolazione ed il loro consumo, sono pensati in termini intercontinentali. Per ogni parte del processo capitalista, il "nuovo ordine mondiale" organizza il flusso di forza lavoro, specializzata e no, verso dove ha più bisogno. Lontano dal sottomettersi alla "libera concorrenza" tanto blaterata dal neoliberalismo, i mercati del lavoro sono sempre di più determinati dai flussi migratori. Quando poi si tratta di lavoratori specializzati, benché relativamente pochi a paragone con la migrazione mondiale, questa "fuga di cervelli" rappresenta molto in termini di potere economico e di conoscenze. Ma, sia che si tratti di forza lavoro specializzata o di semplice manodopera non qualificata, la politica del neoliberismo rispetto all'emigrazione è più orientata a destabilizzare il mercato mondiale del lavoro che a frenare l'immigrazione.
La IV Guerra Mondiale, con il processo di distruzione/spopolamento, seguito da quello di ricostruzione/riordinamento, provoca lo spostamento di milioni di persone. Il loro destino è continuare a vagare portandosi appresso l'incubo di essere una minaccia per i lavoratori che nelle diverse parti del modo riescono a conservare il posto di lavoro. Essi diventano il nemico da combattere al posto del padrone ed il pretesto per dare un senso all'assurdità razzista che promuove il neoliberismo.
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Questo è il simbolo dell'incubo errante dell'immigrazione mondiale, una ruota di terrore che gira per tutto il mondo.
Pezzo 4
Mondializzazione finanziaria e globalizzazione della corruzione e del crimine.
La figura 4 si costruisce disegnando un rettangolo.
I mezzi di comunicazione di massa ci regalano un'immagine dei boss della delinquenza mondiale: uomini e donne volgari, vestiti in modo stravagante, che vivono in ville pacchiane o dietro le sbarre di una prigione. Ma quest'immagine nasconde più di quello che mostra: né i veri capi delle mafie moderne, né la loro organizzazione, né le loro influenze reali nei terreni economici e politici sono divulgati pubblicamente.
Se credete che il mondo della criminalità sia sinonimo di oltretomba e oscurità, vi sbagliate. Durante il periodo della cosiddetta "Guerra fredda", il crimine organizzato acquisì un'immagine più rispettabile e cominciò non solo a funzionare come una qualunque impresa moderna, ma si addentrò nelle viscere negli apparati politici ed economici degli Stati nazionali.
Con l'inizio della IV Guerra Mondiale e l'instaurazione del "nuovo ordine mondiale", con la conseguente apertura dei mercati, le privatizzazioni, la deregulation del commercio e delle finanze internazionali, il crimine organizzato ha "globalizzato" le proprie attività.
"Secondo l'ONU, le entrate mondiali annuali delle organizzazioni criminali transnazionali (Oct) sono dell'ordine di 1.000 miliardi di dollari, un importo equivalente al PNL combinato di più paesi di piccolo bilancio (secondo la catalogazione della Banca Mondiale), e dei loro 3 miliardi di abitanti. Questa stima prende in considerazione tanto i proventi del traffico della droga, delle vendite illecite di armi, del contrabbando di materiali nucleari, etc., che i guadagni delle attività controllate dalle mafie (prostituzione, gioco d'azzardo, mercato nero di valute...). Invece, non misura l'importanza degli investimenti continuamente realizzati dalle organizzazioni criminali entro la sfera di controllo dei commerci legittimi, e neppure l'influenza che essi esercitano sui mezzi di produzione in numerosi settori dell'economia legale" (Michel Chossudovsky "La Corruption mondialisée" in "Géopolitique du Chaos." Op. Cit.).
Le organizzazioni criminali dei 5 continenti si sono adeguate allo "spirito della cooperazione mondale" e partecipano oggi alla conquista e al riordinamento dei nuovi mercati. Partecipano non solo nelle attività criminali ma anche negli affari legali. Il crimine organizzato investe in attività legali non solo per "lavare" il denaro sporco, ma anche per ottenere capitali per le attività illegali. I settori preferiti sono i beni immobili di lusso, l'industria, il tempo libero, i mezzi di comunicazione, l'agricoltura, i servizi pubblici e.... le banche!
Alì Babà e i 40 banchieri? No, qualcosa di peggio. Il denaro sporco del crimine organizzato è impiegato con profitto dalle banche commerciali: prestiti, investimenti finanziari, acquisto di quote di debito estero, compravendita di valuta e di oro.
"In molti paesi, le organizzazioni criminali si sono trasformate nei creditori degli Stati ed esercitano, tramite la loro azione sui mercati, un'influenza sulla politica macroeconomica dei governi. Nelle borse valori, essi investono ugualmente nei mercati speculativi di prodotti derivati che in quelli di materie prime", M. Chossudovsky, Op. Cit.).
Come se ciò non bastasse, il crimine organizzato si avvale inoltre dei paradisi fiscali (uno di essi, nelle isole Caiman, è il quinto centro finanziario mondiale, con più banche e società registrate che abitanti). Le Bahamas, le Isole Vergini britanniche, le Bermuda, San Martin, Vanuatu, le Isole Cook, le isole Mauritius, Lussemburgo, Svizzera, le isole Anglo-normanne, Dublino, Monaco, Gibilterra, Malta, sono buoni posti nei quali il crimine organizzato si relaziona con le grandi firme finanziarie del mondo.
Oltre al "lavaggio" del denaro sporco, i paradisi fiscali servono per evadere le tasse, e come punto di raccordo tra governanti, industriali e capi del crimine organizzato. L'alta tecnologia applicata alla finanza, permette la circolazione rapida del denaro e la "volatilizzazione" dei profitti illegali.
"I commerci legali e illegali si sono sempre di più intrecciati, introducendo un cambiamento fondamentale nelle strutture del capitalismo del dopoguerra. Le mafie investono in commerci legali e, inversamente, questi canalizzano risorse finanziarie verso l'economia criminale, attraverso il controllo di banche o di imprese commerciali implicate nel riciclaggio di denaro sporco o che hanno relazioni con le organizzazioni criminali. Le banche pretendono di far credere che le transazioni siano effettuate in buona fede e che i loro dirigenti ignorino l'origine dei fondi depositati. La consegna di non domandare niente, il segreto bancario e l'anonimato delle transazioni, tutto serve di fatto a garantire gli interessi del crimine organizzato, proteggendo l'istituzione bancaria da indagini pubbliche e da incriminazioni. Non solamente le grandi banche accettano di ripulire il denaro, in vista delle sue pesanti commissioni, ma concedono anche crediti a tassi di interesse elevati alle mafie, a detrimento degli investimenti nei settori produttivi industriali o agricoli", M. Chossudovsky, Op. Cit.).
La crisi del debito mondiale, negli anni 80, provocò che il ribasso del prezzo delle materie prime. Questo fece sì che i paesi sottosviluppati vedessero ridotte drasticamente le loro entrate. Le misure economiche dettate dalla Banca Mondiale e dal Fondo Monetario Internazionale, apparentemente per "recuperare" l'economia di questi paesi, acutizzarono solo la crisi dei commerci legali. Di conseguenza, l'economia illegale si è sviluppata per riempire il vuoto lasciato dalla caduta dei mercati nazionali.
Secondo uno studio delle Nazioni Unite "l'intrusione dei sindacati del crimine è stata facilitata dai programmi di aggiustamento strutturale imposti ai paesi indebitati dal Fondo Monetario Internazionale per accedere a nuovi prestiti" (United Nations, "La globalisation du crime" New York, 1955).
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A questo punto avete di fronte a voi lo specchio rettangolare dove legalità e illegalità interscambiano riflessi. Da che lato dello specchio sta il crimine? In quale quello che lo combatte?
Pezzo 5
Legittima violenza di un potere legittimo?
La figura 5 si costruisce disegnando un pentagono.
Con il neoliberismo, lo Stato tende a ridursi al "minimo indispensabile". Il cosiddetto "Stato sociale" diventa obsoleto, si libera di tutto quanto lo caratterizzava come tale, e rimane nudo.
Nel cabaret della globalizzazione, assistiamo a uno show dello Stato che si libera di tutto fino a ridursi al minimo indispensabile: la forza repressiva. Distrutta la base materiale, annullate la sovranità e l'indipendenza, annullate le classi politiche, gli Stati nazionali si convertono - in maniera più o meno rapida - in semplici apparati di "sicurezza" delle megaimprese che il neoliberismo costruisce nel corso della IV Guerra Mondiale.
Invece di destinare i fondi pubblici ai servizi sociali, gli Stati nazionali preferiscono investire in infrastrutture, armamento e preparazione tecnica per svolgere efficacemente la funzione che la politica ha cessato di compiere da anni: il controllo la sociale.
"Professionisti della violenza legittima": così si autodefiniscono gli apparati repressivi degli Stati Moderni. Che fare, però, se la violenza soggiace alle leggi del mercato? Quale è violenza legittima e quale è violenza illegittima? A quale monopolio della violenza possono aspirare i malconci Stati Nazionali se il libero gioco della domanda e dell'offerta sfida proprio questo monopolio? Non ha dimostrato il Pezzo numero 4 che il crimine organizzato, i governi e i centri finanziari sono in eccellenti rapporti? Non è evidente che il crimine organizzato dispone di veri eserciti, senza altre frontiere che la potenza bellica del rivale?
Il "monopolio della violenza" non appartiene più agli Stati Nazionali. Il mercato moderno l'ha messa in vendita...
Viene a proposito questo perché, dietro la polemica tra violenza legittima ed illegittima, c'è anche la disputa (falsa, credo) tra violenza "razionale" e "irrazionale".
Un certo settore dell'intellighenzia mondiale (insisto sul fatto che la faccenda è più complessa del semplice essere "di destra o di sinistra", "progovernativa" o di opposizione, "eccetera buono o eccetera cattivo"), pretende che la violenza possa esercitarsi in modo "razionale", amministrata di forma selettiva, (c'è chi, perfino, anticipa qualcosa come la "merceologia" della violenza) ed applicata con abilità "da chirurgo" contro i mali della società.
Qualcosa così ebbe a ispirare la passata tappa militarista all'Unione Americana: armi "chirurgiche", precise, ed operazioni militari come bisturi del "nuovo ordine mondiale". Così nacquero le "smart bombs" (che, come mi confessò un reporter che seguì "Desert Storm", non sono tanto "intelligenti" e faticano a distinguere tra un ospedale e un deposito di missili, ma nel dubbio le "smart bombs" non si astengono, distruggono). Infine, il Golfo Persico, come dicevano i compagni dei popoli zapatisti, sta ben oltre la capitale statale del Chiapas, benché la situazione dei curdi abbia somiglianze raccapriccianti con gli indigeni di un paese che si vanta di essere "democratico" e "libero", cosicché non insistiamo in "quella" guerra quando abbiamo la "nostra".
Bene, la lotta tra violenza "razionale" e "irrazionale" apre una via di discussione interessante e, deplorevolmente, non inutile nei tempi attuali. Potremmo partire, ad esempio, da che cosa si intende per "razionale." Se si risponde che è la "ragione di Stato" (ammesso che questa esistesse e, soprattutto, che potesse essere riconosciuta qualche ragione all'attuale Stato neoliberale) allora bisogna domandarsi se quella "ragione di Stato" concorda con la "ragione della società" (sempre supponendo che la società di oggi mantenga qualcosa di razionale) e, più ancora, se la violenza "razionale" dello Stato è "razionale" anche alla società. Non c'è qui molto da discorrere (a meno di non farlo oziosamente), la "ragione di Stato" nella modernità non è altro che la ragione dei mercati "finanziari".
Ma, come amministra la sua "violenza razionale" lo Stato moderno? E, occhio alla storia, quanto tempo dura quella "razionalità?" Il tempo che va da un'elezione a un'altra elezione o colpo di Stato (secondo il caso)? Quante violenze di Stato che furono applaudite come "razionali" a suo tempo, sono ora "irrazionali?"
Lady Margaret Thatcher, di "gradita" memoria per il paese britannico, si prese il disturbo di prefare il libro "The Next War", di Caspar Weinberg and Peter Schweizer. (Regnery Publisihng, Inc. Washington, D.C.1996).
In questo testo, la signora Thatcher, anticipa alcuni riflessioni sulle 3 similitudini tra il mondo della Guerra Fredda e quello della Post Guerra Fredda: La prima di esse è che il "mondo libero" non avrà mai aggressori potenziali. La seconda è la necessità di una superiorità militare degli "Stati democratici" sui possibili aggressori. La terza similitudine è che tale superiorità militare deve essere, soprattutto, tecnologica.
Nel concludere il suo prologo, la cosiddetta "dama di ferro" definisce la "razionalità violenta" degli Stati moderni precisando: "Una guerra può accadere in molti modi differenti. Ma solitamente il peggiore si verifica perché un potere crede di poter raggiungere i suoi obiettivi senza una guerra o almeno con una guerra limitata che può essere vinta rapidamente - e, di conseguenza, fallisce i suoi calcoli."
Per i signori Weinberg e Schweizer gli scenari delle "Guerre Future" sono: Corea del Nord e Cina (6 aprile 1998), Iran (4 aprile 1999), Messico (7 marzo 2003), Russia (7 febbraio 2006) ed il Giappone (19 agosto 2007). Non ci sono, dunque, dubbi di chi possano essere i possibili aggressori: asiatici, arabi, latini ed europei. Quasi la totalità del mondo è considerato "possibile aggressore" della "democrazia" moderna!
Logico (almeno nella logica liberale): nella modernità, il potere (cioè, il potere finanziario) sa che può "raggiungere i suoi obiettivi" solo con una guerra, e non con una "guerra limitata che può essere vinta rapidamente", bensì con una guerra assolutamente totale, mondiale in tutti i sensi. E, se crediamo alla nuova segretaria di Stato degli Stati Uniti, Madeleine Albright, quando dice: "Uno degli obiettivi prioritari del nostro governo è quello di assicurare che gli interessi economici degli Stati Uniti possano estendersi su scala planetaria" ("The Wall Street Journal" 21/I /1997) allora dobbiamo capire che tutto il mondo (e intendo dire "tutto di tutto") è il teatro delle operazioni di questa guerra.
Bisogna allora capire che, quando la lotta per il "monopolio della violenza" non segue più le leggi del mercato, ma, al contrario, le mette in questione dal basso, il potere mondiale ravvisa subito un "possibile aggressore".... E' questa una delle sfide meno studiate e più "condannate", tra le molte che hanno lanciato gli indigeni in armi dell'Esercito Zapatista di Liberazione Nazionale (EZLN), contro il neoliberismo e per l'umanità.
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E' questo il simbolo del potere militare nordamericano: il Pentagono. La nuova "polizia mondiale" pretende che eserciti e polizie "nazionali" siano ormai nulla più che "organi di vigilanza" atti a garantire "ordine e progresso" nelle megapolis neoliberiste.
Tessera 6
La megapolitica e i nani.
La figura 6 si costruisce disegnando uno scarabocchio.
Abbiamo osservato che gli Stati Nazionali sono attaccati dai centri finanziari e "obbligati" a dissolversi all'interno delle megapolis. Il neoliberismo conduce la sua guerra non solo "unendo" nazioni e regioni. La sua strategia di DISTRUZIONE/SPOPOLAMENTO, RICOSTRUZIONE/RIORDINAMENTO produce una o molteplici fratture negli Stati Nazionali.
Questo è il paradosso della IV Guerra mondiale: iniziata con l'idea di eliminare frontiere e "unire" nazioni, finisce per moltiplicare le frontiere e polverizzare nazioni che muoiono tra i suoi artigli.
Oltre i pretesti, le ideologie o le bandiere, l'attuale dinamica Mondiale di frattura dell'unità degli Stati Nazionali risponde ad una politica, altrettanto mondiale, che sa che può esercitare meglio il suo potere, e creare le condizioni ottime per la sua riproduzione, sulle rovine degli Stati Nazionali.
Se vi fossero ancora dubbi sul carattere della globalizzazione come guerra mondiale, sarà sufficiente esaminare i conflitti che hanno provocato (o con cui è stato provocato) il collasso di alcuni Stati Nazionali.
Cecoslovacchia, Iugoslavia, URSS, sono non solo dimostrazioni della profondità di queste crisi che lasciano in frantumi non solo i fondamenti politici ed economici degli Stati Nazionali, ma anche le strutture sociali. Slovenia, Croazia e Bosnia, oltre alla presente guerra dentro la federazione Russa con la Cecenia come scenario, non solo segnano il destino della tragica caduta del campo socialista nelle fatidiche braccia del "mondo libero", ma in tutto il mondo questo processo di frammentazione nazionale si ripete in scala e con intensità variabili.
Ci sono tendenze separatiste nello Stato Spagnolo (Paesi Baschi, Catalogna e Galizia), in Italia (Padania), in Belgio (Fiandre), in Francia (Corsica), nel Regno Unito (Scozia ed il Paese del Galles) e in Canada (Québec). E ci sono ancora altri esempi nel resto del mondo.
Abbiamo già fatto riferimento al processo di costruzione della megapolis, adesso consideriamo la frammentazione dei paesi. Entrambi i fenomeni sono il risultato dalla distruzione degli Stati Nazionali. Sono processi paralleli o sono indipendenti? Sono due facce della globalizzazione? Sono sintomi di una megacrisi vicina al punto di esplosione? O forse sono fatti isolati?
Noi crediamo che queste siano contraddizioni inerenti alla globalizzazione, inseparabili dal modello neoliberale. Soppressione delle frontiere commerciali, esplosione delle telecomunicazioni, autostrade informatiche, rafforzamento dei mercati finanziari, accordi internazionali di libero scambio: sono altrettanti fattori che concorrono alla distruzione degli Stati Nazionali. Questi ultimi non scompaiono, né si diluiscono semplicemente nei mercati internazionali, tuttavia si frammentano vieppiù e aumentano di numero.
Paradossalmente, la mondializzazione produce un mondo frammentato, fatto di pezzi isolati (e spesso un contro l'altro armati). Un mondo di compartimenti stagni che comunicano solo attraverso ponti economici tanto fragili quanto una goletta in balia alla forza di vento che è il capitale finanziario. Un mondo di specchi rotti che riflettono l'inutile unità mondiale del puzzle neoliberista.
Tuttavia, il neoliberismo non solo fa a pezzi il mondo che vorrebbe unire, ma produce anche il centro politico-economico che dirige questa guerra.
E se, come abbiamo già detto, i centri finanziari impongono la loro legge (quella del mercato) a nazioni e gruppi di nazioni, dobbiamo ridefinire il senso ed i limiti della politica, ovvero del che-fare politico. Bisogna allora parlare di megapolitica. E' questa a decidere "l'ordine mondiale".
E quando diciamo "megapolitica", non ci riferiamo certo al numero di coloro che si muovono al suo interno. Sono pochi, molto pochi, coloro che si muovono in questi ambiti. La megapolitica globalizza le politiche nazionali e le collega a un centro con interessi mondiali (in contraddizione sistematica con gli interessi nazionali), avente come logica il mercato, ovvero il profitto.
In nome di quest'ultimo vengono decise le guerre, i crediti, la compravendita di merci, i riconoscimenti diplomatici, gli embarghi commerciali, gli appoggi politici, le leggi sugli emigranti, le rotture internazionali, gli investimenti. In breve: si decide sulla vita e la morte di nazioni intere.
Il potere mondiale dei centri finanziari è tanto grande che se ne infischia del colore e del segno politico di coloro che detengono il potere in una nazione, ma ci si assicura che il programma politico di chi detiene il potere in una nazione sia quello di garantire che il programma economico, cioè la parte che corrisponde al megaprograma economico mondiale, non sia alterato.
Gli stessi criteri "di mercato" devono essere adottati da tutti i colori dello spettro politico mondiale. I padroni del mondo sono disposti a tollerare l'esistenza di un governo di sinistra, a condizione che questo non adotti misure che possano pregiudicare gli interessi dei centri finanziari. Ma essi non ammetteranno mai che un'alternativa economica, politica o sociale possa consolidarsi.
Per la megapolitica, le politiche nazionali sono fatte da nani che devono piegarsi ai diktat del gigante finanziario. Sarà sempre così... Fino a quando i nani non si ribellano.
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Ecco dunque lo scarabocchio che rappresenta la "megapolitica". Si comprenderà che è impossibile ravvisarne la benché minima razionalità e che, districando la matassa, niente rimarrà chiaro.
Pezzo 7
Le sacche di resistenza.
La figura 7 si costruisce disegnando una sacca.
"Tanto per cominciare, ti prego di non confondere la Resistenza con l'opposizione politica. L'opposizione non si oppone al potere e la sua forma più realizzata è quella di un partito di opposizione; mentre la Resistenza - per definizione - non può essere un partito: essa non è nata per governare ma per....resistere" (Tomas Segovia, Alegatorio, Mexico, 1966)
L'apparente infallibilità della mondializzazione si scontra con l'ostinata disubbidienza della realtà. Mentre il neoliberismo continua la sua guerra, si formano gruppi di protesta e nuclei di ribellione. L'impero dei finanzieri dalle tasche piene affronta la ribellione delle sacche di resistenza. Sì, sacche. Di svariate dimensioni e colori e forme. Hanno però qualcosa in comune: la volontà di resistere al "nuovo ordine mondiale" e al crimine contro l'umanità rappresentato da questa IV Guerra.
Il neoliberismo tenta di sottomettere milioni di esseri umani e disfarsi di quelli che "avanzano". Però succede che i "prescindibili" si ribellano. Donne, bambini, vecchi, indigeni, ecologisti, omosessuali, lesbiche, sieropositivi, lavoratori e tutti coloro che danno fastidio al nuovo ordine e che si organizzano per lottare.
Sapendosi uguali e differenti, gli esclusi della "modernità" incominciano a tessere le resistenze contro il processo di distruzione / spopolamento e ricostruzione / riordinamento che porta avanti, come guerra mondiale, il neoliberalismo.
In Messico, ad esempio, le autorità vorrebbero costruire un vasta zona industriale in nome del Programma di sviluppo integrale del'Istmo di Tehuantepec. Questa zona comprenderà varie fabbriche, ed una raffineria dove si raffinerà un terzo del greggio messicano e si elaboreranno prodotti petrolchimici. Le vie di transito interoceanico consisteranno in carrozzabili, una rotta fluviale sfruttando il corso naturale della zona (río Coatzacoalcos) e, come asse di comuncazione, la linea del ferrovia transístmica, a opera di 5 imprese, 4 degli Stati Uniti e 1 del Canada. Il progetto prevede una zona industriale sotto il regime di maquiladoras [Le maquiladoras sono stabilimenti industriali controllati da capitali stranieri che operano in un dato Paese trasformando materie prime importate in regime di duty free e destinate al mercato estero. Ndt] Due milioni di contadini diventeranno così operai, controllori di passaggio o maquiladores. (Ana Esther Ceceña. "El Istmo de Tehuantepec: frontera de la soberanía nacional". "La Jornada del Campo" 28 de mayo 1997).
In maniera analoga, nel Sud-est messicano esiste per la Selva Lacandona un "Programma di Sviluppo Regionale Sostenibile", con l'obiettivo di consegnare al capitale terre indigene ricche di dignità e storia però ricche anche di petrolio e uranio.
Tali progetti se messi in atto finirebbero per frantumare il Messico (separando il Sudest dal resto del paese). Essi, poiché di guerre parliamo, si iscrivono in una strategia controinsurrezionale, simile a una tenaglia che cerca di afferrare la ribellione anti-neoliberista nata nel 1994: al suo centro, si trovano gli indigeni ribelli dell'Esercito Zapatista di Liberazione Nazionale (EZLN).
(Sulla questione degli indigeni ribelli, si impone una parentesi. Noi zapatisti consideriamo che in Messico (occhio: in Messico) la riconquista e la difesa della sovranità facciano parte della rivoluzione anti-neoliberale. Paradossalmente, l'EZLN è accusato di volere la frammentazione del paese. In realtà, i soli a volere tale frammentazione sono gli imprenditori del Tabasco, stato ricco di petrolio, i deputati federali del Chiapas e i membri del Partito Rivoluzionario Istituzionale (PRI). Noi zapatisti pensiamo che la difesa dello stato nazionale sia necessaria di fronte alla mondializzazione e che i tentativi di frantumare il nostro paese provengano dal gruppo di governo e non certo alle giuste domande dei popoli indigeni. Nè l'EZLN nè il movimento indigeno nazionale hanno in mente di separarsi dal Messico. Al contrario, i popoli indigeni, con le loro specificità, aspirano ad essere riconosciuti come parte integrante del paese. Non solo questo, vogliono un Messico con democrazia, libertà e giustizia. I paradossi seguono, perché se l'EZLN difende la sovranità nazionale, l'esercito messicano difende al contrario un governo che ne distrugge le basi materiali e che ha offerto il paese al gran capitale multinazionale ed ai narcotrafficanti.)
Non è solo nelle montagne del sud-est messicano che si resiste al neoliberismo. In altre regioni del Messico, in America Latina, negli USA e in Canada, nell'Europa di Maastricht, in Africa, in Asia ed in Oceania, le sacche di resistenza si moltiplicano. Ciascuna possiede la propria storia, le proprie specificità, similitudini, rivendicazioni, lotte, successi. Se l'umanità vuole sopravvivere e progredire, l'unica speranza sta in queste sacche che formano gli esclusi, gli abbandonati a se stessi e i prescindibili.
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Questo è un modello di borsa di resistenza ma non facciamo molto caso ad esso. Gli esempi sono numerosi quanto le resistenze e così diversi fra di loro quanto i mondi che ci sono in questo mondo. Fate quindi il disegno che preferite. In questa storia di sacche come in quella delle resistenze, la diversità è ricchezza.
Ci sono, non c'è dubbio, molti più pezzi nel puzzle neoliberale. Per esempio: i mezzi di comunicazione, la cultura, l'inquinamento, le pandemie. Qui vi abbiamo solo voluto mostrare il tratto di 7 di essi.
Questi 7 bastano a che, dopo aver disegnato colorato e ritagliato i sette pezzi del rompicapo, vi rendiate conto che è impossibile metterli insieme. Ed è proprio questo il problema: la mondializzazione ha cercato di mettere insieme pezzi che non combaciano. E' per questa ragione e per altre che non posso affrontare in questo testo, che è necessario costruire un mondo nuovo. Un mondo che possa contenere molti mondi, un mondo che possa contenere tutti i mondi.
Dalle montagne del Sudest Mexicano
Subcomandante Insurgente Marcos
P.S. A PROPOSITO DI SOGNI E DI AMORE.
Il mare è calmo qui vicino a me. Con il mare divido da lungo tempo angosce, incertezze e numerosi sogni, ma adesso il mare dorme insieme a me nella calda notte della foresta. Vedo le onde muoversi simili nei miei sogni a ondulate distese di grano. Di nuovo mi meraviglio di trovarlo immutato: tiepido e, allo stesso tempo, fresco. A un tratto, lo stordimento mi butta giù dal letto, mi prende la mano e la penna per riportarmi dal vecchio Antonio, oggi come molti anni or sono...
Gli chiedo di accompagnarmi a un esplorazione su per il fiume. Portiamo con noi poca roba da mangiare. Seguiamo il capriccioso corso dell'acqua per molte ore, fino a che la fame ed il calore si impadroniscono di noi.
Per tutto il pomeriggio inseguiamo una mandria di cinghiali. E' quasi notte quando al fine li raggiungiamo, ma uno, enorme, si stacca dal gruppo e ci attacca. Allora faccio appello alla mia consumata perizia militare: butto l'arma da fuoco e, correndo, mi arrampico sull'albero più vicino.
Da parte sua, il vecchio Antonio non si scompone. Invece di correre, si piazza dietro degli arbusti spinosi. Subito dopo, il gigantesco animale lo carica con tutte le sue forze però si incastra rapidamente tra i rami.
In un batter d'occhio, il vecchio Antonio punta la sua vecchia carabina e, in sol colpo, procura la cena.
All'alba, quando finisco di pulire il mio moderno fucile automatico (un M16, calibro 5,56 mm, con selettore di cadenza, tiro utile di 460 metri, mira telescopica ed un caricatore da 90 proiettili), scrivo il mio diario di campagna. Senza entrare nei dettagli dell'accaduto annoto: "abbiamo incontrato dei cinghiali e A. ne ha ucciso uno. Altezza 350 metri sul livello del mare. Non ha piovuto".
Mentre aspettiamo che cuocia la carne, racconto al vecchio Antonio che la mia parte servirà per le feste in preparazione nell'accampamento. "Feste?" mi chiede mentre attizza il fuoco. "Sì, dico io, feste. Ogni mese c'è qualcosa da festeggiare" E mi getto quindi in una dotta dissertazione sul calendario storico e su quello delle nostre celebrazioni zapatiste.
Il vecchio Antonio mi ascolta in silenzio. Credendo che l'argomento non gli interessi, mi appresto a dormire. Immerso nel sonno, sogno che il vecchio Antonio prende il mio quaderno e vi scrive qualcosa. All'indomani, dopo colazione, ci dividiamo la carne e riprendiamo il cammino.
Arrivati all'accampamento, faccio rapporto e mostro il quaderno. "Non è la tua scrittura", dicono i compagni.
Su una pagina, dopo le mie annotazioni il vecchio Antonio aveva scritto a lettere maiuscole: "Se non puoi avere sia la ragione che la forza, scegli sempre la ragione e lascia la forza al nemico. La forza può vincere molte battaglie, ma la guerra si vince solo con la ragione. Il potente non potrà mai ottenere la ragione con la forza, ma noi potremo invece ottenere la forza con la ragione".
Più sotto, in minuscolo aggiungeva: "Buone feste".
Nel frattempo, mi era andata via la fame.
Le feste zapatiste furono, come sempre, piene di allegria. "La del moño colorado" stava ancora, fortunatamente, molto lontana nella "hit parade" degli zapatisti...
Parte precedente: Preambulo en el que se explica Sun Tzu
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