Todos los días

Te quiero a las diez de la mañana,
y a las once, y a las doce del día.
Te quiero con toda mi alma
y con todo mi cuerpo,
a veces, en las tardes de lluvia.
Pero a las dos de la tarde, o a las tres,
cuando me pongo a pensar en nosotros dos,
y tú piensas en la comida o en el trabajo diario,
o en las diversiones que no tienes,
me pongo a odiarte sordamente,
con la mitad del odio que guardo para mí.

Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos
y siento que estás hecha para mí, que de algún modo
me lo dicen tu rodilla y tu vientre,
que mis manos me convencen de ello,
y que no hay otro lugar en donde yo me venga,
a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo.
Tu vienes toda entera a mi encuentro,
y los dos desaparecemos un instante,
nos metemos en la boca de Dios,
hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.

Todos los días te quiero y te odio irremediablemente.
Y hay días también, hay horas,
en que no te conozco, en que
me eres ajena como la mujer de otro,
Me preocupan los hombres, me preocupo yo,
me distraen mis penas.
Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo.
Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo amor mío?


Jaime Sabines























Ti amo alle dieci del mattino
e alle undici, e alle dodici del giorno.
Ti amo con tutta la mia anima
e con tutto il mio corpo,
a volte, nei pomeriggi di pioggia.
Ma alle due del pomeriggio, o alle tre,
quando mi metto a pensare a noi due,
e tu pensi al mangiare o alle faccende quotidiane,
o ai divertimenti che non hai,
mi metto ad odiarti sordamente,
con la metà dell'odio che conservo per me.

Poi torno ad amarti, quando siamo a letto
e sento che sei fatta per me, che in qualche modo
me lo dicono le tue ginocchia e il tuo ventre,
che le mie mani mi convincono di questo,
e che non c'è altro posto dove io vengo,
dove io vada, meglio del tuo corpo.
Tu vieni tutta intera al mio incontro,
e tutti e due scompariamo un istante,
ci mettiamo nella bocca di Dio,
fino a quando ti dico che ho fame o sonno.

Tutti i giorni ti amo e ti odio irrimediabilmente.
E ci sono giorni anche, ed ore,
che non ti conosco nelle quali
mi sei estranea come la donna di un altro.
Mi preoccupano gli uomini, mi preoccupo io,
mi distraggono le mie pene.
E' probabile che non pensi a te per molto tempo.
Vedi ora, chi potrà amarti meno di me, amore mio?

Jaime Sabines

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